Concrete Utopia: Entrenamiento al estilo surcoreano
¿Qué pasaría si un terremoto acabara prácticamente con toda una ciudad y únicamente un edificio permaneciera en pie y se convirtiera en el único lugar habitable en kilómetros a la redonda? Bajo esta premisa comienza Concrete Utopia; la cinta seleccionada por Corea del Sur para representarlos en la próxima entrega de los Oscar 2024, que demuestra el buen momento que pasa el cine surcoreano y cómo permanece siendo un feroz competidor para la máquina desgastada de Los Ángeles, California.
Emulando el estilo de cambios de ritmo y estilos variados, la cinta comienza como si fuera una película clásica de desastres naturales con tendencias al estilo “serie B” (incluso en sus primeros minutos se da el lujo de plasmar escenas de comedia simplonas). Esta parte de la cinta puede sentirse algo atropellada, pues entre el lento desarrollo de la pareja protagonista y la farsa, la película batalla para encontrar la ruta hasta que se nos presenta al verdadero personaje principal de la cinta: El Delegado (Yeong-Tak). A través de este individuo, el filme comienza a cocinar mejor su sátira, convirtiéndola en una crítica con una alegoría terrorífica, pero a su vez graciosa en torno a las clases sociales.
Los inquilinos del único edificio en pie han decidido expulsar a todos aquellos que no sean dueños de un departamento, para crear una utopía socialista donde únicamente podrán entrar los propietarios. No solamente es escalofriante porque la historia hace alusión a que en esta distopía apocalíptica la posesión de un inmueble determine aún más la riqueza y el nivel socioeconómico de un individuo (lo cual ya pasa en la vida real), con la ironía de que para poder preservar sus comodidades, este grupo ha decidido recurrir al socialismo (mostrado en una escena cómica en forma de comercial). Esta dualidad termina por ser ingeniosa, y demuestra un excelente manejo de tonos por parte del director y, por supuesto, esa sátira social es una demostración de que las clases altas están dispuestas a recurrir a cualquier sistema con tal de conservar sus privilegios (llevar el tema de la determinación de la riqueza a través de un inmueble a un contexto más extremista es ciencia ficción pura).
Pero la cinta no se queda en el terreno de la comedia o de la ciencia ficción, sino que poco a poco comienza a desenvolver las personalidades de sus protagonistas, especialmente del “Delegado”. Aquí comienza a construirse un thriller interesante, aprovechando lo claustrofóbico del ambiente y, por supuesto, el hecho de que estamos en una película de distopía donde las cosas no van a terminar bien. Comienza a crear tensión y va dejando el tono de comedia, incluso saca a los inquilinos de su ambiente mandándolos al mundo exterior a pelear contra los exiliados, lo que da como resultado impresionantes secuencias de acción que dejarán a más de uno con la “boca abierta”.
La dirección va cocinando el misterio y tensando las situaciones, hasta que llegará un punto en que todo explotará y donde el caos comenzará a apoderarse de la cinta. Este cambio es sumamente creativo; la estructura de la película está construida para respetar la inteligencia del público, pero al mismo tiempo llevarlo por un cumulo de emociones y sensaciones con el objetivo de entretenerlos. Al final, es una cinta con más tendencias a blockbuster y, sin saberlo, son el tipo de películas balanceadas que el cine de grandes taquillas reclama tener para encontrar el equilibrio entre la calidad y lo comercial.
Calificaciones
Guion: 2.7 – Falla en su inicio y algunos personajes son unidimensionales, pero la sátira funciona muy bien, al igual que el desarrollo de sus protagonistas.
Dirección: 3.3 Excelente manejo de tonos, especialmente cuando pasa de ser una comedia/sci-fi a un thriller.
Actuaciones: 1.7 Lee Byung-hun es el MVP.
Extras: 0.5 Estupendos efectos especiales.
Calificación final: 8.2 – Buena
El crecimiento que ha tenido el cine surcoreano es innegable y se está posicionando contundentemente como un fuerte competidor con otros mercados. Concrete Utopia es la demostración de que con una excelente dirección, un buen guion y mucha creatividad se puede hacer un excelente blockbuster sin necesidad de recurrir a secuelas, spin-offs o cómics, y que fuera de Los Ángeles, California, hay otros sitios que hacen casi el mismo tipo de cine con la enorme diferencia de que lo ejecutan infinitamente mejor.
Y aunque por el momento, por muchas cuestiones geográficas y culturales se ve imposible que Hollywood pierda mercado, no dudemos que en unos años este edificio llamado mercado cinematográfico terminará por tener, poco a poco, cada vez más inquilinos surcoreanos.