¡CORRE! – Paranoia e Infección
Contexto
Proveniente de la Semana de la Crítica en Cannes 2023, la nueva cinta del director Stephan Castang, nos plantea un contexto de violencia con toques apocalípticos y un trasfondo social alarmante, lamentablemente, va cayendo en ritmo y narrativa a medida que nos acercamos al final.
¿Qué funciona?
Su primer acto es efectivo y genera expectativa. Presenta a un protagonista solitario y narcisista, quien intenta vivir su día a día, mientras que varios desconocidos lo atacan violentamente sin razón aparente.
La búsqueda de explicaciones y soluciones improvisadas que va implementando el protagonista para protegerse, permiten al espectador ser parte de este espiral, mientras lo pone a pensar: ¿Qué haría yo en esta situación?.
Las actuaciones son efectivas, comprometidas y ayudan a generar un mayor realismo en cada enfrentamiento, además claro, del gran trabajo de maquillaje.
Los temas que toca la cinta son interesantes, pues dan apertura a teorizar, interpretar y reflexionar cómo influye el miedo en nosotros diariamente y como la violencia es algo tan latente en nuestra sociedad que cualquier cosa puede detonarla.
¿Qué no funciona?
A medida que la cinta avanza su ritmo va decayendo y lo que prometía su primer acto va quedando atrás, olvidándose de ciertos sucesos, explicaciones y resoluciones, para tocar otra temática, que si bien es importante, carece de credibilidad y tiende a ser muy superficial.
Es difícil construir en menos de media película una analogía respecto a las relaciones tóxicas, el alcoholismo y a la violencia en el matrimonio, por lo que en lugar de enriquecer la historia, la vuelve pesada, menos realista y distrae de lo que inicialmente captó nuestra atención.
Las secuencias de violencia no siempre funcionan, llegando a tener demasiados cortes y ligeros saltos en el tiempo, que quitan el impacto a lo que está sucediendo. Muchas veces la película se ve superada por sus ambiciones, afectando enormemente su clímax y resolución.
El final se va por el camino más convencional, dándole cero respuestas al espectador e intentando entregar una conclusión alentadora a sus personajes, final que rompe con lo planteado al comienzo.
¿Qué nos deja?
Pese a sus defectos, no todo está perdido, pues así como en su tiempo La nuit a dévoré le monde, le dio un giro al subgénero del apocalipsis zombie. Vincent Must Die, plantea el conflicto desde un lado más aterrador: nosotros somos los infectados, por lo tanto somos el peligro y quienes debemos aislarnos. Aquí en lugar de la soledad o quedarnos en nuestra zona de confort; se toca la paranoia y sus consecuencias, un síntoma que, desde la pandemia del 2020 se hizo más palpable. Salir al mundo se volvió más peligroso, el interactuar con otros seres humanos, tener que convivir en espacios reducidos y sentir que en cualquier momento algo va a causar una reacción en cadena, además, en un país como el nuestro, este terror lamentablemente aumenta debido al crimen organizado.
Creo que lo que nos queda por hacer es entender que todos o su gran mayoría compartimos el mismo miedo de salir al mundo, que todos cargamos con un ADN de peligro latente y que en lugar de activarlo sin reparo, es tiempo de cambiarlo por tolerancia y empatía. Todos salimos con una venda en los ojos, el punto es volverla más transparente día con día.