Cortometrajes: Cariño, me he follado a Enrique Bunbury
Amado por miles y odiado por otros tantos, Enrique Bunbury es un fenómeno que no deja indiferente a nadie. Su particular timbre de voz, su figura delgada y ajada por los años envuelta en una especie de misticismo, ha logrado que, durante más de 30 años de carrera, el zaragozano sea considerado un auténtico referente para hombres y toda una fantasía para las féminas.
Luego de un parón forzado por temas de salud bajo la premisa de que muy probablemente estábamos ante la debacle de un Bunbury que dejará los escenarios, bastaron dos años para encontrar una solución y una vuelta a los conciertos; eso sí, con apenas 12 conciertos que significaron el reencuentro de Enrique con su público, dos de esas fechas fueron en tierras aztecas, Ciudad de México y Guadalajara.
Acudí a este último. Una experiencia increíble donde formé parte de unas 30 mil personas que coreamos y disfrutamos al máximo. Ahí, entre pedidas de mano de parejas enamoradas, adolescentes que coreaban ‘Maldito Duende’ en compañía de sus padres, cuarentones y cincuentones que hemos envejecido con Bunbury, seguí sorprendiéndome cuando vi la euforia de las mujeres que miraban con lujuria y ensoñación a Bunbury… yo misma entre risas y emoción me encontré diciéndole a mi compañero de vida
¿Me dejas gritarle que lo amo?
¡Sí, claro, tú grítale!
¡Enriiiiiqueeee te aaaamooo!
Mi amado Mr. Wolf sonreía mientras disfrutaba de mi punto más adolescente con mis casi 40 años.
Pasadas las 2 horas de show y con una comunión de emoción entre los tapatíos y el ex Héroe del Silencio, camino a casa, recordé un momento cinematográfico que con tan sólo poco más de 3 minutos, presenta un planteamiento que no tiene desperdicio: Eres un hombre, fan hasta la médula y un día, la mujer que más amas te confiesa que se ha acostado con el hombre que más admiras… ¿qué harían?
Dirigido por César Fernández Calvillo Solana, este planteamiento se hizo realidad y se convirtió en un corto ganador de algunos premios y la sonrisa de muchos… pero por encima de todo, la aprobación y la risa del propio Enrique Bunbury.
En entrevista, César confiesa que el día que Enrique tuvo la oportunidad de ver su obra, sonrió, lo felicitó y tras ello, pensó en decirle algo, un acto que marcara a Bunbury lo suficiente para que el cantante no lo olvidara jamás y lo hiciera recordarlo por encima de miles y miles de fans que han tenido la oportunidad de conocerlo frente a frente.
-Lo pensé mucho, y tras el abrazo que me dio, una mirada con sonrisa incluida y un ‘enhorabuena, tío, me ha encantado’
sólo se me ocurrió decirle:
¡Eres el más grande!