Crónicas del TIFF: Bandar Band
¿Saben qué es una excelente terrible idea? Ver una road movie en medio de una pandemia. Te llena de ganas de meter un par de cosas esenciales en la mochila, subirte a un carro y salir de la ciudad con destino a otro lugar lejano. Además de eso, el filme iraní Bandar Band me hizo sentir una mezcla entre nostalgia y esperanza por el futuro.
La película dirigida por Manijeh Hekmat comienza presentando a la banda titular, compuesta por los músicos Navid, Amir y Mahla, quienes tienen de meta ir de la provincia Juzestán hacia Teherán para una competencia de bandas. Empero, es 2019, y una serie de tormentas dejó inundada gran parte del país, provocando daños materiales en 1,900 ciudades, más de 100 caminos afectados y/o bloqueados. A lo largo de un día, la banda recorre caminos que parece que desaparecieron y sortea ese territorio árido inundado. Con mucho cuidado y cariño, la cinta hace fuertes comentarios sociales mientras muestra distintos momentos del viaje, enfocándose en las pequeñas victorias y frustraciones que enfrentan en el camino.
Filmada con técnicas de documental, Bandar Band se enfoca en tanto el trayecto como en los sueños y aspiraciones de sus protagonistas, y destaca por explorar la carga mental que esta infinidad de obstáculos tienen sobre los sueños y metas de las generaciones más jóvenes. Es una genialidad.