Crónicas del TIFF: Never Gonna Snow Again
Aunque el TIFF ya acabó, no he terminado de procesar ciertas películas que vi, y la ventaja de este festival a distancia es que, pues, como estas películas no tendrán fecha de estreno pronto en México, puedo postergar un poco la escritura. Continuamos con Never Gonna Snow Again, la propuesta de Polonia para la competencia por Mejor Película Internacional en los Oscares del 2021.
Zhenia (Alec Utgoff) es un inmigrante ucraniano que llega a Polonia a trabajar como masajista. Pronto, se vuelve una figura de culto en una colonia rica y cerrada al resto de la ciudad. El guion de Michal Englert y Malgorzata Szumowska, quienes también dirigen, se enfoca en la forma en la que Zhenia cambia a la comunidad más que en él, a quien lo presenta como figura casi divina; al no desarrollar a su protagonista, el guion lo reduce a un arquetipo de “Migrante Excepcional”/”Migrante Mágico”, de forma que solo tiene el propósito de mejorar a aquellas personas que, de otra forma, tendrían comportamientos despreciables en su contra. La narrativa es muy complaciente con los clientes de clase alta: les exhibe y muestras sus fallas, pero en ningún momento les reprocha ni condena, ni cuando hacen comentarios xenofóbicos. Vaya, son personajes que les molesta que extranjeros lleguen “de manera incorrecta” a trabajar (y a “robar trabajos”), pero el masajista es “la excepción”. Sus problemas se desarrollan de forma desigual, y ninguno hace alguna conexión con él de modo significativo, de forma que se pudiera explorar a fondo tanto el problema como a sus personajes. El filme expone a la sociedad burguesa y sus problemas, pero no termina de masticar y no explora ni el vecindario rico ni lo que hay afuera.
Con una cinematografía fría y tomas brillantes, Never Gonna Snow Again es una parábola superficial sobre la migración intra-europea, y usa un dato científico desolador – eventualmente, dejará de nevar en Polonia – para hacer otra metáfora sobre lo que los personajes (y la audiencia) han perdido, quizás.