Crónicas desde el Bar: Scary Stories to Tell in the Dark

O de cómo perder la tarde de un domingo, así a lo tonto. La película da miedo de lo mala que es. Mala, con avaricia. No sé cuándo fue la última vez que vi una cinta buena de terror en el cine, porque últimamente el terreno está baldío de cojones.

Dirigida por André Øvredal (La Morgue) La premisa era buena y el tráiler despertó curiosidad en mí y, sinceramente, prometió más de lo que en realidad fue la cinta en la totalidad del metraje. Si no me fui a los brazos de Morfeo es porque anteriormente había dormido una rica siesta, después de haberme tragado un paquete dos de torta ahogada de pancita con sus dos respectivos tacos de frijol. Un clásico imperdible dominical. El film está  basado en uno de los libros de la emblemática saga literaria best seller “Historias de miedo para contar en la oscuridad” escrito por Alvin Schwartz e ilustrado por Brett Helquist.  De las actuaciones, sólo es recuperable Zoe Margaret Colletti en el papel de Stella Nicholls, la huérfana hija de Dean Norris (Breaking Bad) en el papel del padre amargado y preocupado por la seguridad e integridad de su hija. Lo cierto es que el papel de policía le vendría muchísimo mejor, a pesar de tener todos los boletos para quedar encasillado en el rol de servidor de la ley. Mejor nos quedamos con su magistral interpretación de agente de la DEA en la mejor serie de la historia (sin discusión posible)

Vaya cagada de papel que me dieron

Los monstruos están muy bien logrados y ahí se nota la mano en la producción del tapatío Guillermo del Toro pero, joder, no producen sobresaltos ni nada que se le parezca. Me quedo con el ente que se aparece en el hospital, que parece sacada de un capítulo de Kilos Mortales del cirujano bariátrico Younan Nowzaradan.

Doctor Nowzaradan, por favor,ayúdeme a dejar de tragar!

Un grupo de adolescentes con las hormonas más revolucionada que el motor de un Tsuru trucado, se adentran en la mansión abandonada de la familia Bellows (uy no! qué miedo y que poco previsible… vamos, no me jodas!) la cual esconde un secreto. Un libro escrito por una Sarah, con una serie de  truculentas historias relacionadas con su retorcida vida (las pasó putas la muchacha) Después de la media hora inicial, donde no pasa absolutamente nada, un guión muy básico y con muy poco rock and roll, esta cinta está claramente indicada para el público adolescente. Lo peor de todo: el final queda abierto para una secuela. Y eso, amigos, sí que da miedo, del de verdad. Gasten su dinero en una caguama que, al menos, refresca y les hará felices aquí en mi bar ¡Yo invito!

Mr. Wolf

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