Dallas Buyers Club; McConaughey en estado de gracia.
El Biopic es el subgénero cinematográfico que mejor cine vio nacer el año pasado. Prueba de ello es que cintas como The Wolf of Wall Street, 12 Years a Slave y Captain Phillips han recibido un montón de nominaciones para diferentes premiaciones en esta temporada. Otras, un tanto más ignoradas como el caso de Rush. Dallas Buyers Club es, por supuesto, un Biopic, uno que encausado dentro del género dramático, bajo un guion estructurado de forma coherente, una dirección exacta y una perfecta interpretación del señor Matthew McConaughey se convierte en una cinta de visionado obligatorio para cualquier apasionado del séptimo arte. Un filme alejado de los cánones Hollywoodenses, poderoso, catártico, sustancial e incisivo sin caer en la pretensión del melodrama.
El filme narra la historia de Ron Woodroof; un vaquero de rodeo en Texas con pocos modales, electricista, alcohólico y drogadicto que después de ser diagnosticado positivo por el virus del VIH en 1985, dedica a su vida a una lucha contra el sistema de salud de su país al buscar tratamientos más efectivos fuera de la nación, medicarse y además venderlos a otros pacientes portadores del virus, pues en aquel entonces era imposible conseguirlos ahí. Montado de forma lineal, veremos transcurrir varios años de una vida de excesos y transformaciones a través de secuencias que brillan gracias a la química actoral entre un McConaughey en el mejor papel de su carrera y un Jared Leto sencillamente excepcional. Así pues, el mayor logro en Dallas Buyers Club es sin lugar a duda el apartado actoral, sin desmeritar por supuesto el logro mayúsculo que supuso la construcción del guion por el debutante Craig Borten y Melisa Wallack (Mirror Mirror ¡WTF!) y la dirección de Jean-Marc Vallée.
Bienvenido al club
El argumento de Dallas Buyers Club a primera vista es bastante sencillo, sin embargo, la cinta funciona a dos niveles de lectura que si prestamos un poco de atención son bastante fáciles de identificar. A primer plano tenemos la historia del ente principal: Ron. En esta línea argumental veremos el proceso por el cual tiene que pasar el protagonista para que se estructure adecuadamente dentro de una historia inmisericorde, siendo este abordado de forma natural y adecuada al relato sin recurrir a clichés melodramáticos como pudieran ser los lazos familiares destruidos o bien una relación amorosa. No, aquí ni guionistas ni director se distraen con elementos que pudiesen desbalancear el relato hacía una línea narrativa que en esta ocasión no cabe dentro del desarrollo y construcción del personaje que se proyecta con la tridimensionalidad necesaria para plasmar el motif del filme sin caer en la pretensión del lloriqueo facilón.
Por otro lado, en segundo plano tenemos el contexto en el que se ve inserto el ente principal. Obviando la necesidad de que exista un contexto en toda trama, en Dallas Buyers Club no es sólo la época en la que se ambienta; es el contexto sociocultural en el que la historia y nuestro protagonista cabalga, que funciona a modo de catalizador para que el director Canadiense exponga el conflicto desde una perspectiva que embona perfectamente con el motif principal del film y además, abre paso para el cuestionamiento sobre el estigma social que suponía (¿o sigue suponiendo?) ser portador de una enfermedad como el sida. Asimismo, el conflicto se detona no sólo desde que Ron es diagnosticado positivo por VIH sino al momento en el que decide medicarse por su cuenta. Así la narrativa se conjuga de manera natural entre el conflicto personal del protagónico perfectamente estructurado y el conflicto social/político/cultural al que se enfrenta con el “Dallas Buyers Club”.
Jean-Marc Vallée no se apresura y expone el conflicto a un ritmo adecuado para que la trama no caiga en huecos argumentales ni en escenas que no aporten algo al desarrollo de la misma. Logra secuencias sorprendentes y en particular hay una que cumple como conclusión de una metáfora que se construye conforme los personajes principales se trasforman tanto física como psicológicamente. McConaughey, mariposas monarca, efectos de iluminación y dos cortes directos en consecución son suficientes para exponer de forma tan artística como impactante una metáfora que hace alusión al individuo y su lucha constante por la vida.
McConaughey y la actuación de su vida.
Así es, ese mismo que actuaba en asquerosos chick flick hoy en día es uno de los mejores actores de la escena cinematográfica de la actualidad. Lo vimos en The Lincoln Lawyer como un maestro de la manipulación, en Killer Joe como un asesino a sueldo bastante intimidante y siniestro, en Magic Mike como un striper, en Mud como un misterioso prófugo que entabla una sincera amistad con un niño y recientemente en The Wof of Wall Street como un sínico corredor de bolsa poseedor de todos los elementos satíricos de dicha cinta. Sin embargo, es en Dallas Buyers Club donde se consolida como el señor actor que ya se atisbaba en los filmes anteriormente mencionados (Aunque actuó después para Scorsese). McConaughey logra un personaje profundo, sincero y creíble; real (tuvo que bajar 51 libras para interpretarlo). El espectador hará empatía con Ron desde los primeros minutos del metraje y este “lazo” se hace más íntimo conforme avanza la cinta.
Como he venido exponiendo anteriormente, Ron Woodroof es un personaje construido brillantemente durante el desarrollo de la trama. Y los aplausos evidentemente van para el señor Matthew McConaughey y su brillante interpretación de un hombre tenaz que transmite a la perfección ese “mar de sentimientos” en el que se ve envuelto y por supuesto, expone con profundidad la evolución de Woodroof y congenia a la perfección con el segundo histrión a bordo; Jared Leto es Rayon, un travesti que se convierte en el compañero de negocios y principal delimitador psicológico de nuestro protagonista.
La química entre estos dos actores nos regala escenas sinceras que se postran en lo más alto del rubro en el 2013 (Junto a DiCaprio y Hill), y si me permiten y aunque me duela admitirlo (el Lobo es mi apuesta este año), son los claros favoritos al Oscar en sus respectivas nominaciones. Jared Leto regala una actuación excelsa que se congenia perfectamente con los motivos principales de la cinta; digamos que es el corazón de la película, que bombea constantemente chorros de sentimientos hacia con los demás elementos del sistema orgánico de Dallas Buyers Club, además su personaje también conlleva catarsis y es uno de los elementos cruciales para entender la metáfora que anteriormente mencioné.
Así mismo, los demás inmiscuidos en el relato no se sienten ajenos al desarrollo narrativo (salvo por el amante de Rayon que tal vez sólo recita dos líneas desde su aparición) y cabe destacar la presencia de Jennifer Garner como Eve, quien dota al filme del balance femenino siempre necesario en relatos de esta índole, proyectando el retrato sincero de un ser humano afectado colateralmente por la situación expuesta (sin caer en el cliché como mencionaba al comienzo de la crítica).
Conclusiones
Dallas Buyers Club es una obra maestra que juega a distintos niveles textuales para cuajar una historia magistral expuesta desde el prisma de dos actores en estado de gracia y construida con firmeza desde su guion para su posterior dirección. Todos los elementos son exactos y se conjugan de manera natural para ofrecer una cinta que mueve fibras humanas apoyándose por supuesto de una temática sensible a la exposición social.
Sin embargo aquí la exposición va más allá de la puesta en escena y ofrece una perspectiva única de un ente autodestructivo pero sin caer en el morbo ni la idiosincrasia de querer hacernos llorar de a fuerzas. Fotografía, banda sonora, guion, dirección y actuación se complementan en un ejercicio cinematográfico que raya a niveles artísticos y se postra como una de las dos mejores películas del 2013 (Junto a la Scorsese) y quizá como la mejor película de todos los tiempos que aborda la temática del VIH a tal profundidad. Como dije, visionado obligatorio para contemplar la consagración de un actor en estado de gracia. Tremenda lucha por la estatuilla habrá entre DiCaprio y McConaughey, este último perfilado como el favorito.
8 Comments
La he visto y me ha gustado mucho como usted menciona estimado Peter, McConaughey nos regala una gran actuación de hecho (junto a Di Caprio es la mejor en el rubro masculino), entrega toda su alma y cuerpo (este último es literal jeje xD). Jared Leto igual esta excelente, de hecho por momentos creí que veía a una mujer :S. Me parece que sus Oscar están cantados, a menos que Di Caprio o Ejiffor den la sorpresa, pero para Leto esta seguro. Saludos
Que bueno que tuvo la oportunidad de verla estimado, de veras que si ambos van que vuelan rumbo al oscar y si me pregunta, Ejiffor no tiene nada que hacer ante McConaughey o DiCaprio. Pero ya veremos como se las gastan en la academia.
Un saludo y gracias por comentar!
De lo mejor que Hollywood ofreció este año en definitiva.
Punots extras la cancion de The Airborne Toxic Event… WOW
Así es colega!!
Eso si, este filme no proviene de Hollywood sino de producción independiente. Ni luces, ni cámaras extra, sólo maquillaje, vestuario y un despliegue de talento.
Excelente película con dos interpretaciones que simplemente quitan el aliento. Lo de McConaughey no me lo esperaba por ninguna parte, porque había estado bastante distante de sus últimas andadas. La cinta puede tener algunas fallas, pero en conjunto se me hace una obra irresistible, bien narrada y con escenas que simplemente se clavan en la mente del espectador, ahora mismo pienso en Rayon llorando frente al espejo. En fin, me gustaría saber si al señor Fett le gustó tanto la película como a los que aquí comentamos. Un saludo.
Concuerdo con usted señor Juan, en conjunto la peli se siente simplemente genial, de las mejores del año gracias a lo que usted comenta: dos actuaciones sublimes. Y descuide, don Fett está muy de acuerdo con nosotros!! jajaja