Dark: Una extraña historia de amor

En tan solo ocho capítulos los creadores de una de las mejores series que tiene Netflix dentro de sus producciones originales, lograron cerrar el círculo y contar cuál fue el inicio/final de todo este entramado de personajes, una tarea que al final de la segunda temporada se veía titánica mientras los fans (incluido yo) nos adentrábamos en un océano de teorías, cada una más loca que la otra (como la de Adam convirtiéndose en la perrita Gretchen, entre otras cada vez más absurdas). Lo que hizo Dark fue lo que Game of Thrones no nos dio (al menos no a todos): si bien el final de está dividiendo a la audiencia, los guionistas y creadores ya tenían muy bien trazado a lo que querían llegar desde un principio, y que también a diferencia de otros ejemplos como How i meet your mother (donde igual que Dark, los creadores de la serie ya tenían el final desde un principio), aquí lograron mantener la lógica interna de cada uno de sus personajes y guiarlos hacia donde ellos querían que llegaran.

Con este texto no pretendo explicar el final o contestar las interrogantes que la misma serie deja abiertas, ese es trabajo para los miles de videos que están apareciendo en YouTube, pero antes de empezar a desentrañar la historia, quiero empezar por el apartado técnico de la misma, ya que es impresionante.

El trabajo más importante de Baran bo Odar y Jantje Friese (creadores, director y guionistas de la serie) es lo bien que están hechos los libretos, la profundidad en la que ellos mismos se meten con esos bucles y loops temporales y sobre todo en esta última temporada, el de crear un mundo espejo, donde todo parece igual pero es completamente diferente, y en donde el trabajo del departamento de diseño de producción logró crear todo el paralelismo de “Eva” como un oscuro espejo del mundo de Adán, desde los detalles más mínimos como la líneas pintadas en el asfalto de la carretera, hasta las casas de cada familia (si en el mundo de Adán en la casa de Jonás la entrada principal estaba a la izquierda, en el mundo de Eva se encontraba a la derecha). Sumado a las diferentes características en los looks de cada personaje, donde el diseño de vestuario iba muy acorde a la época, el maquillaje y uso de prostéticos fue de vital importancia ya que las cicatrices, labios leporinos, heridas recientes y en diferentes etapas de cicatrización son de gran ayuda para que el espectador no se pierda tanto, en cuestión de qué línea o mundo se encuentra. Y como ya era un gran acierto en la primera y segunda temporada, la supervisión musical del soundtrack corre a cargo de la mexicana Lynn Fainchtein, y el score es de Ben Frost, que gracias al juego que hace con las cuerdas logra crear atmósferas que en ocasiones llegan a sonar aterradoras.

¡COMIENZAN LOS SPOILERS!

Pero volviendo de nuevo al tema central que es la historia, los guionistas se arman con algunos trucos para tener todo el rompecabezas bien armado y que al menos en la trama principal (la historia de Jonás, Martha, Claudia y el origen) cerrara y fuera un círculo perfecto. Los mismos guionistas al ya tener todo trazado desde el principio, empezaron a dejar pequeñas pinceladas de lo que sería el final, la presentación de los tres mundos se nos deja ver en una escena del primer episodio de la segunda temporada, cuando Elizabeth toma un gran atlas que estaba en la relojería de Tannhaus, en ese atlas se observan los tres mundos: el mundo origen al centro, el mundo con Jonás de un lado y el mundo sin Jonás del otro; además de qué esto se complementa en un diálogo que Claudia le dice a Jonás antes de enseñarle cómo usar la máquina del tiempo: “Créeme que he visto un mundo sin ti, y no es nada a cómo te lo imaginas”.

Pero lo que mueve a cada uno o a la mayoría de los personajes es el amor (por muy cursi que esto parezca), el hacer hasta lo imposible para que el ser amado siga con vida, empezando por el propio relojero H.G. Tannhaus, que en el mundo origen pierde en un accidente a su hijo, a su nuera y a su nieta de nombre Charlotte (que NO es la misma Charlotte que conocemos en el mundo de Eva y Adán, solo comparte el mismo nombre). El trauma de la pérdida, hace que Tannhaus en 1986 construya la máquina donde al activarla lo que hace es dividir su realidad y crear los dos mundos, esto se explica muy bien al inicio del séptimo capítulo (S3C7 Entre tiempos), donde se nos presenta el experimento del gato de Schrödinger: el gato en una realidad puede estar vivo y en la otra puede estar muerto. Por otro lado Claudia al estar viendo repetidamente cómo su hija Regina muere en los dos mundos, es que se da cuenta de que algo no marcha del todo bien, toda la labor de investigación que hace y cómo logra romper el nudo que atan los dos mundos con el origen, lo hace solo pensando en evitar la muerte de Regina y que ésta siga con vida.

Y luego está Jonás y Martha, los dos en algún punto ven morir al otro, y cada acción que ellos harán después de eso estará ligado a tratar de que ninguno de ellos muera, en un constante juego del gato y el ratón, a pesar de que Eva siempre está un paso adelante de Adán al usar esa grieta en el tiempo cuando sucede el Apocalipsis, todas sus acciones las hacen por amor. Vemos que Eva hace todo lo posible para conservar con vida a su hijo, ese hijo que según ella es el origen (el verdadero origen es Tannhaus) y los guionistas son tan cabrones que todavía tienen el atrevimiento de presentarnos a un personaje más, ese hombre vestido de azul con labio leporino, con su “yo” de niño y su versión anciana, que son los guardianes del tiempo o los guardianes de este bucle; no es necesario que este personaje tenga un mayor peso en la historia ya que su incursión dentro de la misma es un mcguffin, solo sirve para poner las piezas más importantes y que el rumbo de los sucesos sigan su curso.

Desde matar al bisabuelo de Tannhaus que está a punto de revelarle a la prensa la historia de los viajes en el tiempo, amenazar al alcalde para que firme el permiso de construcción de la planta nuclear, matar a la asistente de Claudia, robar los planos de la planta y las llaves para crear el accidente que da paso a los barriles y sobre todo, crear el apellido Nielsen, ya que se deja entrever que este sujeto de labio leporino que es “el origen”, tuvo una relación con Agnes y fruto de eso nació Tronte Nielsen (padre de Ulrich).

Pero no todo es perfecto en esta última temporada, ya que los guionistas al enredar tanto la trama recurren al viejo truco de explicar y sobre explicar cosas, haciendo que varios personajes repitan una y otra vez los mismos conceptos, esto se hace presente sobre todo en las escenas de Eva y Adán, funcionando el capítulo siete como un respiro para la historia cuando llega Claudia y pone una solución final a todo. Y es justo ese final lo más importante de todo, Jonás y Martha a pesar de que durante la mayor parte de la serie fueron usados como meros títeres por sus versiones más adultas (Eva y Adán), entienden muy bien que no es posible salvar los dos mundos, así como tampoco es posible que su relación se haga realidad, y es cuando logran romper el nudo: viajando al mundo origen y salvar la vida de la familia de H.G. Tannhaus.

Con este hecho Tannhaus no crea los viajes en el tiempo, y en ese mundo origen, Winden no tiene una planta nuclear que tenga un accidente y se cree la partícula de Dios, no existe la familia Nielsen, y por lo tanto Mikkel no viaja al pasado e Inés no lo adopta, por lo tanto Jonás no nacerá, al igual que Martha.

Temas como la paternidad, el bien contra el mal, el determinismo, el libre albedrío, y el propio destino, están ligados y explorados de forma brillante en la serie, teniendo como tema vertebral el amor, cerrando una de las mejores series de ciencia ficción de los últimos años, en algo que quizá ni Netflix tenía pensado, en todo el revuelo que está serie alemana iba a provocar.

Es imposible que en un solo texto se pudiera abarcar todas las aristas de una serie tan compleja como lo es Dark, solo puedo decir que los guionistas enredaron tanto la historia tocando temas tan profundos y con tantos detalles, que la resolución de la misma fue algo que no esperaba, un final elegante y agridulce, de lo más sencillo y que pone en todo lo alto uno de los finales más temidos por todos, el concepto de “todo fue un sueño”, y que nada al final existió, un error en la matrix y que se refleja muy bien en esa secuencia final.

Close up al rostro de Hanna, personaje más odiado de la serie, pero que al final redimen de la forma mejor planeada; ella en sus otros mundos entiende que está mejor sola y que no necesita de nadie más después de darse cuenta de que solo fue utilizada por los hombres de su vida, incluyendo su propio hijo que la mata en 1921. Viendo directamente a la cámara, rompe la cuarta pared y cuenta al espectador la experiencia de ese deja vu al irse la luz durante la cena. Como si tratara de decirnos que todo lo que vimos desde la primera temporada realmente si pasó, pero dentro de un largo y extraño deja vu.

Así que viajeros, levantemos nuestras copas y brindemos:
Por un mundo sin Winden.
Por un mundo sin Winden.
Por un mundo sin Winden.

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