David Lynch, menos cine, más disco
Cuando escuché que el director de Mullholland Dr. acababa de lanzar un disco de larga duración como solista no pude más que emocionarme. Indudablemente explorar la faceta de uno de los directores más caóticos e incisivos de la cinematografía como músico se antoja harto interesante. No es la primera vez que Lynch incursiona en el campo musical, elemento de gran relevancia en su obra cinematográfica, ya anteriormente había realizado colaboraciones Julee Cruise y Karen O (vocalista del grupo neoyorquino Yeah Yeah Yeahs) entre otros trabajos.
En esta ocasión presenta Crazy Clown Time, álbum y sencillo. Y es todo lo que se espera de él. Lynch saca su paleta de obsesiones y pinta en un lienzo de desesperación un cuadro de angustiosa repetición con una lírica aparentemente sin sentido, que no hace más que describir lo que se observa en el video. Con ritmos básicos, angustiantes y angustiosos alaridos dirigidos al hipotálamo a ritmo acompasado, el primer sencillo del disco muestra a una sociedad “disfrutando” de su decadente diversión. En cada repetición la letra adquiere nuevo sentido al conectarla con las imágenes de seres que, indiferentes aún a sí mismos, viven para el placer culposo.
La voz aguda casi infantil que nos guía a través de esta aventura musical nos remite al rictus de desconcierto y dolor que obliga el director a dibujar en los bellos rostros de Laura Dern, Naomi Watts o una desnuda y afectada Isabella Rossellini, rictus extrañamente bellos que contrastan con un lenguaje corporal con fuerte carga sexual.
Sensual, sexual, decadente, destructivo, doloroso y extrañamente hermoso, pero antes que nada perturbador, es esta primera muestra del mundo musical de Lynch, que en Crazy Clown Town nos deja claro que no importa qué tan serio deseemos tomarnos la vida, desde su ángulo, no somos mas que patéticos payasos en un mundo surreal.