De la Peor a la Mejor Película de David Fincher
Sin duda uno de las figuras directivas más emblemáticas de los últimos 30 años, David Fincher se ha convertido en un sinónimo e influencia dentro del cine thriller desde mediados de los 90, género en el cual se ha erigido como uno de los revulsivos en cuanto a su relato y estructura tanto en el cine como en la televisión, pantalla chica en la que se ha incrustado en los últimos tiempos.
Nacido un día como hoy en 1962 en Denver, el pequeño “Finch” siempre tuvo en claro dedicarse a la producción fílmica y/o del entretenimiento, misión en la cual se supo de hacer de los contactos, padres (su progenitor era un influyente escritor y editor de la revista Times) y hasta vecinos adecuados, al vivir desde muy pequeño a lado de George Lucas, dueño en aquel entonces de la prolífica Industrial Light & Magic, el monstruo de los efectos especiales que acogió a David desde sus 21 años para que este trabajara de asistente de dicho departamento así como del de fotografía en The Return of the Jedi, y posteriormente e Indiana Jones and the Temple of Doom.
Para 1984, Fincher comenzaría su otra gran carrera como director publicitario y de videoclips, esto a raíz de llamar la atención de muchos agentes y productores cuando ese mismo año dirigiera uno de los anuncios más impactantes y polémicos de aquel tiempo que mostraba a un feto fumando, campaña que realizó para la American Cancer Society. En esa línea, su ingenio lo catapultaría de manera inmediata, siendo un constante en las campañas para Coca-Cola, Pepsi, Nike, Chanel, Revlon y Sony, entre otras.
En el ramo de los videoclips Fincher también marcaría una escuela, siendo el aliado directivo de The Outfit, Billy Idol, Iggy Pop, Micchael Jackson, The Rolling Stones, George Michael y sobre todo de Madonna, rubro en el que se mantendría desde mediados de los 80 hasta principios de los 90 con excelsos resultados tanto de calidad como monetarios.
La oportunidad llegaría en 1992 con la película que él mismo ha dicho “odiar más que nadie”, y es que en ese momento tras el fiasco de Alien 3 y los conocidos enfrentamientos entre “ese” director novato y la producción, Fincher incluso llegó a declarar que no quería volver a saber absolutamente del rubro fílmico, claro, hasta 1994, cuando le llegara un guion que New Line Cinema prometió no cambiar en su acto final, razón por la cual Fincher decidió volver a la escena cinematográfica para nunca más irse.
El resto es historia, pues desde Se7en, podríamos decir que “Finch” se ha convertido en una autoridad en el thriller, recabando en su carrera casi 70 premios, de entre los que destacan un Globo de Oro, 2 Emmys, 1 BAFTA, más sus nominaciones al Oscar y su participación en Cannes.
Con una decena de largometrajes de entre más de 90 producciones dirigidas, celebremos los 61 años de David Fincher
Bonus. Mindhunter (2017 y 2019)
Fincher le ha dedicado los últimos 6 años completamente a la televisión como productor y director de series que se han posicionado como lo más destacable en el catálogo de Netflix: House of Cards, Love Death & Robots y por supuesto la brillante “Mindhunter”, en esta última siendo responsable de 7 capítulos. Repleta de su estilo pausado y analítico, Fincher fue el encargado de arrancar y construir la psicología de sus protagonistas, interviniendo en el principio de ambas temporadas y siendo responsable del fastuoso final de su primera, en una cátedra de suspenso que a diferencia de otros thrillers, comienza desde la psique y la emoción de sus personajes, para proyectar hacia el exterior esa natural y tétrica tensión. Esperamos la tercera con ansías.
12 – Panic Room (David Fincher, 2002)
Quizá la peor película de David Fincher (si, peor que Alien 3), el cineasta denota que no es capaz de encausar su talento directivo en espacios cerrados, llevando a cabo una cinta de suspenso que carece de suspenso y de tres cuartas partes de decencia actoral (una Jodie Foster infame y un Jared Leto insoportable, como casi siempre). Pero en un “Fincher” al menos siempre debe haber un elemento que rescatar , y ese es Forest Whitaker, que a pesar de contar con un personaje mal escrito (el guion de David Koepp llega a ser por momentos muy absurdo), el hace todo lo posible para hacerlo creíble, sobre todo desde la parte de ser un criminal que no quiere ser un criminal, más compasivo y empático hacía con la situación ¿Lo ven? Absurdo
11 – Alien 3 (1992)
El primer tropiezo de la saga contiene todas las buenas intenciones del aún joven director, pero desgraciadamente no logra trascender en ningún aspecto, inclusive haciéndola tan odiada como olvidable. El personaje de Ripley reduce su intensidad guerrera, llegando a contradecir todo el tratamiento previo, por lo que el guion y el mismo David Fincher solo intentan simular el suspenso y terror de la primera parte enfocando todo el esfuerzo argumental nuevamente hacia la criatura, pero sin ningún éxito; así como estos errores, también es de obviar el poco oficio del realizador al denotar toda su inexperiencia en la dirección de actores, dando a la saga los peores desempeños y relegando a los personajes secundarios a simples elementos sin ninguna trascendencia
10 – Mank (2020)
Para validar su talento y su estatus como uno de los seres más mediáticos de Hollywood, la cómoda, soporífera e insustancial historia sobre un guion que carece irónicamente de un buen guion, fue salvada en su totalidad por la madura interpretación de Oldman como “el guionista” en cuestión, un ser atormentado que denota cierta congruencia hacía el objetivo de David Fincher en mostrar la deshumanización por medio del proceso artístico – creativo, en especial uno tan polémico detrás de la llamada “mejor película americana de la historia”: El Ciudadano Kane”. Sin duda la degradación física y emocional que se desarrolla alrededor de Mank es el aspecto mejor logrado del film, pero en términos directivos fue una total degradación para el nivel de Fincher.
9 – The Killer (2023)
The Killer pudiera ser una película alucinante para los que están acostumbrados a que el cine solo se ve en Netflix. Algo que de cierta forma se agradece para que así ese público explore un poco más allá de las mediocridades del streaming. Pero The Killer también pasará a la filmografía de David Fincher como su “menos mejor”, ciertamente entretenida, con algunos valores que resaltar, pero olvidable. En la cuestión actoral, Michael Fassbender cumple y hace lo propio, luciéndose durante los primeros capítulos, pero también sufriendo el destino de su guion y dirección en los últimos, sin nada ya que aportar a un relato fugaz, de buen dinamismo, pero al final intrascendente
8 – The Game (1997)
El verdadero valor de David Fincher es construir y mantener en desarrollo al “Juego” incluso más que a su personaje protagónico, decisión y truco que le permite de manera muy astuta manipular a la ficción hasta algunos tonos un tanto absurdos, pero al fin y al cabo muy funcionales dentro del microcosmos creado alrededor del mismo. El espectador puede sentir en algún punto del relato una fidedigna confusión, de si esto se trata de una venganza corporativa, o de una expiación emocional hacía los fantasmas del pasado, y ese es el objetivo de su narrativa, bien cumplida incluso hasta los últimos instantes finales. Se nota la mano de un gran novato, que se irá perfeccionando hasta el final de esta sección.
7 – The Girl with the Dragon Tattoo (2011).
Mikael Blomkvist es uno de los dueños de la revista Millenium y es acusado de difamación, obligado a pagar una multa que lo lleva a la quiebra. Sabiendo que la película es un remake, y que las comparaciones son inevitables, la dirección de David Fincher y la interpretación de Craig superarían las expectativas, realizando un adaptación al estilo americano pero sin la romantización típica del héroe de occidente. Todo lo que muestra, desde el dolor, la derrota, el terror que siente parecen naturales, sin mencionar la buena mancuerna actoral que completa Rooney Mara. Al igual que la película sueca, ésta está basada en el libro de Stieg Larsson Los hombres que no amaban a las mujeres.
6 – Gone Girl (2014)
La genialidad de esta cuestionable película radica en el suspenso que David Fincher imprime de manera constante en dos planos narrativos matizados y equilibrados con un humor ácido que no se siente ajeno, sino parte de la historia y de la estructuración y personalidad de sus mismos participes. El humor no es de relajamiento, sino uno ácido y oscuro que simboliza todas las características de una relación tóxica llevadas hacía realizar el “crimen” y la inculpación” perfecta. Quizá en la falta de perfección dentro de uno de sus arcos (Affleck), junto a ese atrevimiento feminista (Pike), radique ese equilibrio de thriller, uno que sabe a noir, que incita a una auto crítica marital y que origina una de las mejores villanas de los últimos años
5 – The Curious Case of Benjamin Button (2008)
Una “curiosidad” que debería ser revalorada en varias cuestiones: la primera, que como relato fantástico – romántico logra su cometido tanto de enamorar como de estremecer, con una fotografía excelsa y momentos “polaroid” que proyectan su experiencia “videoclipera” y que aquí es llevada a un plano emocional absorbente; la segunda, la conexión actoral y la consecuente química entre Pitt y Blanchett, los cuales destilan naturalidad aún dentro de un cuanto mágico; y la tercera por supuesto su tarea de efectos, los cuáles hacen aún más ágil su aventura y travesía. Quizá el prólogo y el epílogo estén de más, pero aun así no deja de ser una muy infravalorada obra de David Fincher
4 – Fight Club (1999)
Pitt y David Fincher formarían una dupla simbionte que a la larga catapultaría sus leyendas y carreras, y en donde el punto medio seria este excéntrico thriller que empezaría a demostrar la agilidad y el gusto del director por tomar el aspecto psicológico como eje de su suspenso. Visto desde los trastornos de doble personalidad abordados con un tono cómico y satírico, la trama se difumina para convertirse, al igual que el personaje de Pitt, en algo imaginario, un caos que a la larga crearía un producto revolucionario, destroza-épocas y muy querido por los cinéfilos hasta llegar al punto del culto. La tríada entre Norton (en su mejor momento), Pitt y Bonham Carter alcanzan picos de demencial y excelente locura, incluso combinándose con un toque surrealista muy particular
3 – The Social Network (2010)
Joya de David Fincher (si, lo dije, y de aquí en adelante las tres lo serán), totalmente incomprendida, y que quizá deba su infravaloración al tiempo en el que Facebook comenzaba a crecer como el monstruo social y comercial que ahora conocemos y que nos escucha en todo momento. La base operacional del millennial ve en su relato de origen fílmico una historia perfectamente encuadrada en captar la desadaptación social de sus creadores dentro de una burbuja de traiciones y juicios que a la larga solo se convierte en una deconstrucción excelsa a su complejo antihéroe. Un thriller corporativo que también es dotado de una fabulosa edición y banda sonora, La Red Social es irónicamente un relato de inadaptabilidad, un escape de la realidad que define a muchos de esa generación
2 – Se7en (1995)
Es de notarse que el verdadero debut de David Fincher cuenta con un desarrollo tan simple, que en realidad es su acto final el que la vuelve tan impactante como majestuosa. Una oda violenta y sombría estética y contextualmente, a pesar de seguir el cliché de la pareja de detectives dispares en la búsqueda por un asesino con un motif espiritual, las variables y las situaciones seleccionadas tanto por el guion como la dirección la convierten en una magnífica excepción a la regla gracias a la compenetración histriónica, una fotografía sublime y sin duda uno de los más espeluznantes y originales giros de tuerca que el cine recuerde, un momento que Fincher analiza y extiende minuciosamente para de nuevo hacer que dicho impacto venga desde la compenetración emocional de sus personajes
1 – Zodiac (2007)
Con Zodiac David Fincher alcanzaría un clímax demasiado alto, tan tétrico como cautivador y acorde a toda la progresión del caso y/o investigación alrededor del famoso caso del “Asesino del Zodiaco”, ofreciendo lo que en realidad es una pieza inclasificable, compleja, y que ensancha al cinéfilo de tal manera que sus 157 minutos de metraje parecen instantáneos y dignos de un análisis interminable. Una pedazo de obra maestra, Fincher musical (uno de los mejores soundtracks de la historia), Fincher publicitario (la campaña estuvo a cargo del director) y Fincher cinematográfico encontraron su nivel más óptimo y equilibrado, comenzando y terminado de manera impactante y de nuevo, construyendo todo un caso fílmico desde la psique de sus personajes y perpetrador.