Death of a Unicorn: ¡Mataron a Rarity! ¡Bastardos!

El cine de serie B suele dar más libertad a los directores que las grandes producciones por no estar atados a las exigencias de las corporaciones. Al tener un presupuesto limitado, es necesario tener un guion ingenioso que compense la falta de dinero. Pero muchos no logran esa transición y el resultado es que dichas obras no pasan de ser palomeras (aunado a que actualmente esta vertiente ya empieza a tener presupuestos más moderados para sus estándares, la calidad también parece ir en descenso por querer verse mejor y tener actores con más renombre para el éxito en la taquilla). Este es el caso de la ópera prima de Alex Scharfman “Death of a Unicorn”, una comedia de terror fantástico muy extraña, salvaje y por momentos excesiva.

La premisa suena original y divertida: un padre y su hija atropellan un unicornio por accidente y con tal de evadir el crimen ocultan el cuerpo en su auto, lo que desencadenará una serie de eventos desafortunados con una familia de clase alta que planea contratarlos. Pero pronto Death of a Unicorn revela sus debilidades porque la mezcla de géneros provoca una inconsistencia de tonos que causa que la trama no sepa qué quiere ser: una crítica al capitalismo, una sátira con tinte social a la clase alta o una mera excusa para ver un festival sangriento de brutales muertes. Si bien estos elementos revelan que Scharfman quiere hacer más que una simple película de monstruos y se aprecia la intención de separarse del concepto tipo “Sharknado”, también tiene una ambición tan grande que cae sobre el peso de sus propias metas.

De hecho, hay momentos en Death of a Unicorn que recuerdan a películas ochenteras como “Evil Dead”, con tantos chistes de humor negro relacionados a la experimentación y provecho de sacarle beneficios al animal (como comer su carne o inhalar el polvo del cuerno como si fuera cocaína). Pese a lo antes mencionado, no es tan violenta y mordaz como se esperaría, y por más que hayan usado animatrónicos para el diseño de los unicornios, los falsos efectos por computadora les quitan credibilidad y dan la sensación de que los animales nunca están ahí. Quiere desviarse de la típica imagen que suele darse a los caballos, pero los equinos no son tan aterradores como quieren pintarlos por los efectos visuales (la única vez que un caballo ha dado miedo fue en “The Brothers Grimm”), y aunque no se niega que hay momentos graciosos por la carnicería esperada, se alarga de más y vuelve redundante hasta el desenlace por querer entregar algo mucho más profundo de lo que aparenta.

Los personajes de Death of a Unicorn son puros estereotipos de la estupidez humana, y puede que los empresarios (Richard E. Grant y Téa Leoni) aporten sus granitos de arena, pero tanto Paul Rudd como Jenna Ortega (quien sonríe y gesticula un poco más, pero sigue interpretando a Jenna Ortega) no destacan en sus papeles. Tampoco tienen química y van perdiendo la gracia con la que iniciaron (por cierto, el maquillaje inicial de Jenna se ve falso). Aunado a un final feliz incoherente con el resto de la historia (donde a su favor incluye la mejor broma de la película), el concepto lentamente decae hasta que se desvanece la falta de pretensión. Por mucho, Will Poulter es quien levanta el conjunto al tener los mejores chistes y ser consciente del tono que propone la historia. Un actor muy infravalorado que debería estar compitiendo con los mejores de su generación y no apareciendo en proyectos de esta índole.

El resultado general es una película de serie B muy original, cierto, pero con un concepto mal aprovechado, una historia genérica y una comedia irregular. Hay escenas y chistes que pueden dar risa y carece de pretensión en su mayoría, pero también está bastante lejos de alcanzar su potencial y se sume a la larga lista de películas desechables y fácilmente olvidables. Esto también habla mal de la audiencia y los guionistas: la audiencia clama por obras originales, pero cuando llegan no se interesan en verlas (y propuestas como éstas les dan la razón de no querer ir al cine). Y con los guionistas es peor: ¿Para esto se fueron a huelga? ¿Con esto quieren evitar que la IA los reemplace? Con tal de que copiaran este segmento de MAD habría bastado (un resumen más conciso y divertido de lo que pudo ser esta película).

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Acerca del autor

Uriel Salvador     twitter.com/UrielSalvadorGS

Escritor, analista, crítico, gamer, investigador, actor (especializado en doblaje), fotógrafo. Pero ante todo, soy un amante del cine.


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