Death on the Nile: Branagh se vuelve a hundir en el río de Agatha Christie
Se estrenó una nueva adaptación fílmica de las exitosas novelas de drama criminal escritas por Agatha Christie, nuevamente dirigida por Kenneth Branagh, quien vuelve a personificar al detective belga Hércules Poirot. Death on the Nile busca repetir el éxito del primer gran misterio que tuvo que resolver el observador y deductivo detective en la película estrenada en 2017 “Asesinato en el Oriente Express”, que con un presupuesto de $55 millones dólares, recaudó aproximadamente más de $350 a nivel mundial, un éxito (al menos) en taquilla.
Esta es la cuarta vez que buscan revivir y adaptar la saga del detective belga; en los años 30 hicieron 3 películas (“Coartada” y “Café Negro” de 1931 y “Lord Edgware Muere” 1934), siendo Poirot interpretado por Austin Trevor; en el año 1965 buscaron resurgir la franquicia con “Los Asesinatos del Alfabeto” con el actor Tony Randall; en la década de los 70s y 80s realizaron una tetralogía del detective Hércules Poirot (“Asesinato en el Oriente Express” de 1974, “Muerte en el Nilo” de 1978, “Maldad Bajo el Sol” de 1982 y “Cita con la Muerte” de 1988) con Albert Finney quien interpretó al detective en la primera parte, y Peter Ustinov asumiendo el cargo de Poirot en las tres películas siguientes.
“Muerte en el Nilo” (2022) recaudó $33 millones este último fin de semana del 10 al 12 de febrero, con una producción de $100 millones dólares aproximadamente. Ubicándose en 3er lugar a nivel mundial del box office, esta secuela vuelve a convocar a un buen cast. La historia relata las supuestas vacaciones en Egipto del detective Hércules Poirot que coincide con Linnet (Gal Gadot) y Simon (Armie Hammer), unos conocidos que están de luna de miel, siendo acosados constantemente por la ex de Simón; en el transcurso del crucero por el Nilo, Linnet aparece muerta de un disparo en la cabeza y es donde el detective belga utilizará sus habilidades para descubrir quién es el asesino.
Las historias policiacas de la legendaria Agatha Cristie siempre despertarán interés a un buen lector que busca un buen suspenso de detectives. Por su parte esta nueva adaptación, Branagh intenta sobrepasar el éxito comercial de su predecesora, sin importar mejorar la narrativa fílmica. Esta es una película que inicia con buenas puestas en escena en el prólogo, a blanco y negro, otorgando la primicia del porqué Poirot utiliza bigote y desconfía en el amor.
El director para el primer acto elige una narrativa telenovelesca, un melodrama cursi sin sentido (esos personajes desarrollados en chismes de amor que te gustan ver en Netflix), por lo que película no encuentra rumbo narrativo porque se entorpece con diálogos redundantes. Para el inicio del segundo acto se torna exasperante al no saber cómo generar los conflictos y el clímax que se necesitan en este estilo de películas para llegar a esa escena cumbre y sin ingredientes de intriga alrededor del asesinato; a partir de ahí la película es divertida pero sin misterio, sin suspenso y sin interés en el desarrollo de sus personajes, simplemente buscando el agradar en el descubrir quién es el asesino antes de que el mismo Poirot resuelva el caso.
Cada uno de los personajes está a la disposición del guion, el cual no les teme a las incoherencias, la predictibilidad o a las resoluciones fáciles, sin embargo, el tercer acto agrada.
La película muestra elegantes escenarios, una buena fotografía, aceptables efectos especiales, una buena ambientación en la época que se desarrolla la historia, pero a pesar de una muy buena estética fílmica, la película con sus inconsistencias narrativas no supera a su predecesora, abusando del tiempo de su metraje y sugiriendo que se pudieron suprimir varias innecesarias escenas. No es una película necesaria de ver en cines.