Despicable Me 4: Los Villanos Favoritos, los Minions

Con cada insufrible entrega de “Despicable Me” y/o “Los Minions”, uno se pregunta en dónde carajo quedó el ingenio de aquella primera entrega que, a pesar de sus limitaciones, presentaba un universo interesante, equilibrado y divertido alrededor de la figura del villano y bajo una narración de tono paternalista.

El error siempre ha sido muy claro, y ese fue el abuso de los minions, seres que de ser unos patiños secundarios bastante disfrutables y acordes a las motivaciones del personaje principal, fueron de a poco (gracias al éxito fuera de pantalla resumido en venta de juguetes, principalmente) apropiándose de cada relato no importando si este llevaba su nombre o el de “Despicable Me”. Este forzamiento anti natural en donde los amarillos ya no seguían las reglas narrativas ni las motivaciones del supuesto protagonista, hizo que los guiones de esta saga se convirtieran en una especie de sketches de “Los Tres Chiflados” unidas torpemente por un hilo muy delgado llamado trama principal, la cual, al ser abordada por seres sin gracia (Gru, villanos, hijas y compañía), el obvio desinterés hace que la audiencia solo esté pendiente de la próxima vez que estos insoportables hijos de puta se golpeen, cacheteen o digan “banana” ¿Vaya idiotez no?

Este humor burdo, vulgar y de pastelazo prácticamente es el que pretende sostener la ahora cuarta parte de “Despicable Me”, que vuelve a delegar toda su incomoda gracia en los minions, mientras la familia creciente de Gru enfrenta a un nuevo villano.

Chris Renaud retoma la batuta directiva tras haber delegado la parte tres a su socio (Pierre Coffin), y sabiendo él mismo el problema que han creado sus minions, se empeña en empeorar todo al sumar más adeptos inútiles al relato. Esto quiere decir que, en lugar de restar tiempo a los patiños como en aquella primera parte (o hasta en la segunda), no solo les sigue sumando momentos patéticos y un protagonismo burdo, sino que también agrega a un bebé para tratar de “equilibrar” la balanza. Esta infestación de personajes pendejos (y a lo pendejo) crea prácticamente el efecto contrario, que es desequilibrar y sacrificar el argumento principal con el objetivo de poder seguir sobreviviendo con la venta de mercancía amarilla.

El colmo no es la pobre calidad de comedia y entretenimiento a la que los padres y niños son expuestos, sino el cinismo de Renaud al ahora exponer a los minions a una subtrama protagónica que no tiene un motivo de ser más que el de crear “cortos” o “sketches” dentro del metraje y que no guardan relación con la “trama” principal, que si sumáramos los minutos de esta última, se resumirían en veinte desde su introducción, conflicto y resolución.

Esto pudiese contrarrestarse un poco si el villano fuera de cierta forma carismático o chistoso (como lo que pasó en la segunda parte), pero al igual que en la parte tres y en los agregados de “Los Minions”, el antagónico en cuestión solo guarda el diferenciador de tener un cuerpo de cucaracha y hablar con un acento francés, sin ninguna línea, momento, chiste o amenaza que lo pueda hacer brillar en todo el metraje.

Mención aparte para el doblaje de pena ajena, con un Andrés Bustamante que ya alcanza o rebasa el nivel de vergüenza de figuras como “La Chilindrina” o “Kiko”, y que solo hace que Gru tenga menos simpatía / empatía hacía con el público. Por otro lado, mientras las nuevas voces / personajes no aportan absolutamente nada, Andrea Legarreta es un reflejo perfecto de su personaje, con mucho cuerpo y poco talento y/o gracia.

Abuso de Minions, un humor idiota y sin sustancia, personajes nuevos y viejos mal escritos con arcos reciclados, seguramente “Despicable Me 4” seguirá siendo un éxito si usted le sigue comprando peluches y figuritas amarillas a sus hijos. De usted depende si los expone a este tipo de comedia / animación estúpida, o si busca una manera fílmica narrativa más decente y que pueda crear una generación futura no solo con mejores gustos, sino con mejor criterio.

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


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