Disco Ibiza Locomía: Abanicos legendarios como alas de dragón

Tras saber que el propio Fredy Mercury sintió una auténtica fascinación por esos abanicos que volaban cual alas de dragón, me sentí menos culpable; el efecto Locomía tenía algo que encantaba, que daba juego y tenía imán más allá de la belleza casi andrógina de sus integrantes.

Entre lo afrodisíaco de sus raíces ibicencas (de Ibiza), las letras pegajosas y los ritmos de electropop y dance, en Disco Ibiza Locomía, el director Kike Maíllo (Toro, 2016, Eva, 2011) nos presenta la historia casi idílica de cómo Carlos Armas, Xavi Font, Jaume, Manolo y Lourdes entre otro enorme ramillete de talentosos gays, despegaron sus carreras tras ser descubiertos por el productor llamado ‘el rubio de oro’ José Luis Gil. El resto, es historia.

Mire, a primera vista parecería que contar la historia de una ‘boy band’ no da para tanto, pero ¿sabe qué? En Disco Ibiza Locomía está la excepción de la regla. La puesta en escena es fantástica, las caracterizaciones, por supuesto que el vestuario y las actuaciones que impiden que uno se aburra. Mención de honor a Jaime Lorente (Xavi Font) y Alberto Ammann (José Luis Gil) quienes definitivamente cargan casi con todo el peso de la cinta en esa confrontación legal que hila el princpio, desarrollo y catastrófico fin de Locomía.

Y si bien, fue una sorpresa descubrir que en aquella agrupación que me arrancó más de un movimiento de caderas con mis tiernos 7 años, existió una corista que se dedicó a remendar los vestuarios y relaciones entre tanta diva, también lo fue enterarme del tremendo culebrón de traiciones, envidias, excesos y malas decisiones por parte de ambas partes (la del productor Gil y la de Font, como la mente creadora de Locomía).

Esa especie de Milli Vanilli español conquistó Latinoamérica y estuvo a nada de dar el salto a los Estados Unidos, sí, con todo y su “mariconería” (léase como todo un piropo y no insulto) de la que apenas se desvela la punta del iceberg, pues si bien, esos meneos de abanicos arrancaban los gritos de las fanáticas alocadas, también lo hicieron de manera sumamente importante entre una comunidad gay que titubeaba para hacerse notar. Y aunque existe un intento por redimirse con esos fans, no se logra de manera contundente.

¿Reproches? Eso sí sólo lo pueden decidir los verdaderos fans. Pues la realidad (a diferencia de la cinta en pantalla) no transitó jamás por compartir la pipa de la paz entre los involucrados y al día de hoy, sigue dando qué hablar entre dimes y diretes.

Si tiene oportunidad, no se pierda esa parte donde el “falso Locomía” hace su aparición en el mítico Siempre en Domingo y compárelo con el original que puede encontrar en YouTube, créame, no tiene desperdicio.

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Cat Movie Lee    


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