Divergencias Cinematográficas: Rostros de la Locura
La “locura”, término genérico y coloquial para designar a las enfermedades mentales y en general a cualquier estado emocional inusualmente exhaltado, suprimido o extravagante, es tan antigua como la propia humanidad y tan propia de ella que ambas forman un vínculo indisoluble. En todas sus formas, como enfermedad o exhaltación de la mente, ha fascinado al arte desde tiempos tan remotos que inclusive la propia locura bien pudo ser el origen del arte en sí. Por eso estoy en contra de aquel viejo mantra que dice “De músico, poeta y loco todos tenemos un poco” pues más bien hay que estar algo loco para ejercer la música, la poesía y la forma de arte que más guste a sus mercedes. El cine, claro está, no podría escapar de la locura y como tal nos ha ofrecido a lo largo de los años sendos retratos de la mente dispersa y alterada, en toda temática y en todo tenor.
Desde comedias de calidad dispar con la palabra “loco” o “loca” en sus títulos, pasando por otras obras que nuestros escasamente imaginativos traductores arriunan al agregarles dicha palabra en su título en español (en serio ¿qué malditos demonios pensaban los que llamaron “Loco Fin de Semana ” a “Wonder Boys”?) y por supuesto con dolorosos dramas e inteligentes thrillers con las enfermedades mentales como su principal temática, la lista de películas que apelan a los estados alterados de la mente es interminable. Y es obvio, dado que el cine es un enorme lienzo en que las emociones humanas son plasmadas en todo su esplendor.
En esta ocasión y en plena efervescencia de la carrera por el Oscar, además de la locura implícita de las festividades concluidas y el año que inicia, recordaremos dos películas recientes que abordan la enfermedad mental pero, como esta sección promete, desde puntos de vista divergentes en cuanto al sufrimiento implícito en dichos padecimientos y que en su momento fueron celebradas por el siempre polémico premio de la Academia. Se trata de Una Mente Brillante (A beautiful Mind, Ron Howard, 2001) y de El Cisne Negro ( Black Swan, 2010, Darren Aronofsky). Volvámonos algo locos y viajemos a lo profundo de estas dos obras y decidamos, al final, cual de ambas nos ofreció un relato mejor construido sobre los laberintos de la mente humana (o más bien, cual de ambas está más loca!)
Glosario:
Diversos términos que aparecerán en el texto requieren de una definición antes de comenzar. He aquí sus significados.
a)Psicosis: Se trata de una pérdida con el contacto con la realidad. Cualquier enfermedad mental puede en un momento dado desarrollar psicosis. Se compone por delirios, alucinaciones y la conducta que deriva de estos.
b)Delirio: Alteración del contenido del pensamiento. Es una idea irreal que es real en la mente del paciente. Sentirse perseguido, creerse otra persona son ejemplos.
c) Alucinacion: Percepción de un estímulo inexistente. Ver, escuchar, sentir e incluso olfatear cosas que no existen. Se clasifican según el órgano afectado como alucinaciones visuales, auditivas, táctiles, etc.
d) Depresión: Disminución patológica del estado de ánimo. No es tristeza, si no una enfermedad en que el ánimo y el deseo general de vivir están abolidos. Se presenta en forma pura o en el contexto de otras enfermedades.
e)Manía: Exhaltación anormal del estado de ánimo. Contrario a lo que se cree popularmente no se trata de tener conductas repetitivas (“Yo tengo la manía de hacer tal cosa…” ) si no de un estado opuesto a la depresión, con un estado de ánimo aumentado, ideas de grandiosidad e hiperactividad hasta niveles peligrosos. A diferencia de la depresión, ocurre sólo en el llamado trastorno bipolar, que se definirá más adelante.
Paciente A: Una Mente Brillante
Biopic sobre John Forbes Nash, ganador en 1994 del Premio Nobel de Economía, y basada a su vez en la novela biográfica homónima de Sylbia Nasar, nominada en 1988 al Premio Pulitzer. Además de su contribución a las ciencias de la administración de los bienes, John Nash es también conocido como un excepcional caso de un portador de esquizofrenia, padecimiento psicótico arquetípico y también la más devastadora de las enfermedades psiquiátricas, que logró superar la terrible enfermedad para destacarse como un prominente científico.. Es interpretado por el siempre excelente Russel Crowe.
Una Mentre Brillante nos cuenta la vida de Nash desde su ingreso a la universidad, su desarrolo académico, su historia romántica con quien sería su esposa (la bellísima Jennifer Connelly, ganadora del Oscar a mejor actriz de reparto pero sobre todo debidamente nombrada la “Mami de la Semana” en la añorada sección de este gustado blog ) y sus años de lucha en contra de la enfermedad que literamente destrozaría su mente, para finalmente recibir el máximo galardón de ciencias a nivel mundial una vez repuesto de los síntomas que le aquejaban. Un efectivo y entretenido relato que cumple con su cometido de exhaltar al personaje real en que se basa, conmovedor y dramático pero que queda mucho a deber en cuanto a la representación de la enfermedad que sufre el protagonista.
Esquizofrenia significa, literalmente, división de la mente, e implica un deterioro mental grave y progresivo. Por lo general sus síntomas empiezan en la adolescencia, cuando el paciente muestra comportamientos extraños y es en la edad adulta cuando surgen los primeros datos psicóticos. A diferencia de lo que se cree, no tiene su origen en un evento traumático si no que es una enfermedad de causa desconocida. Tiene diversas variantes, siendo la más común y de hecho la sufrida por Nash la llamada paranoide. Se compone de delirios cuyo contenido es persecutorio y alucinaciones auditivas de contenido insultante. De ese modo, quien sufre esta enfermedad se sentirá perseguido hasta por la más inverosímiles entidades (naves extraterrestes, plantas, animales ficticios y hasta objetos inanimados) y será constantemente aquejado por voces terroríficas e insultantes, que conversan entre ellas sobre el paciente y a menudo le insultan. Con el tiempo, el paciente llega incluso a creer que su mente es habitada por otra persona. De ahí aquello de “mente dividida”. Nash es un caso excepcional, pues un gran porcentaje de los vagabundos que vemos en la calle, vistiendo ropajes inmundos, caminando sin rumbo y llorando y riendo sin sentido son personas que sufren esquizofrenia. Una Mente Brillante nos muestra un retrato claramente endulzado sobre los sufrimentos que experimenta quien padece esta terrible enfermedad.
Así, vemos a Nash conociendo a su mejor amigo Charles (el buen Paul Bettany)y a la linda sobrinita de éste, Marcee, antes de conocer a su futura esposa. En el camino, se nos muestra a un Nash encantadoramente atolondrado en su roce social, divirtiéndose como cualquier otro estudiante y disfrutando genuinamente de la compañía de sus amigos. Más tarde se verá involucrado en una misión de contra espionaje invitado por Parcher (el enorme Ed Harris), agente secreto que se valdrá de las dotes decodificadoras y matemáticas de Nash. Más tarde nos hemos de enterar que estos personajes son en realidad alucinaciones que sufre nuestro protagonista y que la conspiración que intenta detener es un delirio muy estructurado, que acompañarán a Nash hasta el final. De forma claramente inverosímil, lo vemos no solamente recuperarse de forma relativamente fácil, si no que inclusive parece disfrutar de la compañía de sus “amigos imaginarios”. Es hasta que Parcher “amenaza” con dar muerte a su esposa y al notar que Marcee no envejece, que Nash se da por enterado de la inexistancia de sus “amigos” y de la conspiración en contra de la cual lucha. A partir de ahí somos testigos de los intentos de Nash por rehabilitarse, su posterior ingreso como catedrático en prestigiosa universidad y posterior triunfo científico, mientras lucha en contra de sus “amigos”, que siguen persiguiéndole pero con mucho afecto…
Si bien los creadores de la película advierten que no se trata de una pieza biográfica exacta, el retrato de la esquizofrenia que nos ofrecen es totalmente inverosímil: Las alucinaciones son visuales y muy bien definidas, no auditivas puramente, como suele ocurrir en esta enfermedad. Los delirios son muy concretos, cuando en la esquizofrenia real las ideas falsas son totalmente bizarras y fantasiosas. Los personajes que Nash imagina son amistosos salvo en el “intento de asesinato”, cuando las voces que aquejan a los pacientes con esquizofrenia suelen ser insultantes y/o amenazantes. Y lo más importante: Nash parece genuinamente feliz en compañía de sus alucinaciones, a las cuales extraña cuando debe despedirse de ellas y éstas inclusive lo apoyan cuando recibe su galardón… un mundo mágico de felicidad, cuando en realidad el sufrimiento que esta enfermedad provoca es devastador tanto para el paciente como para su familia. No son pocos los casos en que los enfermos son abandonados a su suerte por familiares incapaces de tolerar la situación.
Ganadora del Oscar a mejor película, mejor director para Ron Howard y mejor actriz de reparto, Una Mente Brillante es un bello relato dentro de su propia clasificación como historia de superación. Así, más allá de los detalles de la vida de Nash omitidos tales como su divorcio o el hijo concebido fuera de matrimonio, Una Mente Brillante cumple con su misión de ser una biopic y feelgood movie, pero que falla por completo en su retrato de la enfermedad que representa aun tratándose de una historia real.
Paciente B: El Cisne Negro
Relato por completo ficticio ubicado en el complicado mundo del ballet profesional, que pese a su estatus artístico no es muy diferente del medio del espectáculo aun más “bajo”, donde las envidas y las traiciones se dan por doquier y sus consecuencias son igual de destructivas.
El Cisne Negro nos narra las dificultades que pasa Nina Sayers (La preciosa Natalie Portman, quien recibió por esta película su primer y muy merecido Oscar) para lograr un papel soñado: El interpretar tanto al cisne blanco como al cisne negro en El Lago de los Cisnes, un reto actoral-dancístico de proporciones titánicas. Cuando el petulante director Thomas Leroy (un odioso Vincent Cassel) anuncia la terna para obtener este imposible papel, el mundo de Nina se cae a pedazos.
Nina, pese a su edad, vive en una habitación propia de una niña en casa de su madre Erica (la buena de Barbara Hershey), bailarina frustrada justamente por la maternidad. Tímida y de rígidos ademanes, intentará seducir ingenuamente al engreido Leroy para obtener el papel. Una vez que es elegida, somos testigos de una espiral de locura que crea una densa y a ratos confusa disosciación con la realidad. Nina aparece cubierta por lesiones auto inflingidas, conductas automutilatorias que al parecer ocurren desde su adolescencia, además de experimentar alucinaciones visuales y corporales que la hacen sentir que le crecen plumas. También experimenta delirios persecutorios intensos protagonizados por su rival Lily (una sensualísima Mila Kunis), con quien incluso realiza un escandaloso performance sexual que resulta ser también un delirio. Lagunas mentales que la hacen aparecer en sitios a donde no recuerda haberse desplazado, dibujos que adquieren vida y emiten hórridos sonidos y la espectral presencia de Beth MacIntyre, bailarina retirada por su edad por el “gandalla” de Leroy (una tristemente ignorada Winnona Ryder, en una excelente interpretación), son solo algunos de los muchos síntomas que sufre Nina a lo largo de su viaje a la perdición. Al final, y tras una magnífica interpretación dancística, Nina se desangra por una herida autoinflingida en uno de sus muchos “viajes”, no sin antes experimentar intensas alucinaciones corporales (que en medicina llamamos “dismorfias corporales”) que la convertirán en un cisne negro de escalofriantes ojos rojos.
Cierto, la película jamás menciona la enfermedad que padece Nina, pero varios colegas y yo que hemos visto esta obra coincidimos en que el diagnóstico más probable es un trastorno bipolar en fase maníaca con síntomas psicóticos. El trastorno bipolar se compone de episodios alternos de depresión y manía (ver glosario), que pueden ocurrir de forma espontánea o luego de un evento traumático o estrés intenso, y a veces tan graves que se agrega psicosis. Los detalles de la vida de Nina y su conducta lo sugieren (la sobreprotección materna, las conductas obsesivas y de auto mutiliación, el hecho de que todo empeorace cuando surge la terna por el papel…).
Polémica y definitivamente sin ser para todos los gustos, El Cisne Negro triunfa en su retrato de la enfermedad mental al transmitir al espectador el sufrimiento y confusión que experimenta el enfermo, de una forma tan certera que inclusive no requiere mencionar concretamente la enfermedad como tal para que esta pueda ser identifcada por profesionales de la salud.
Diagnóstico y Tratamiento
Confieso haber disfrutado ampliamente de ambas películas. Aunque en vista de las evidencias Una Mente Brillante deja mucho que desear en cuanto a su retrato de una persona que sufre esquizofrenia, la más terrible enfermedad psiquiátrica. Cierto, se trata de una biopic edificante y en manos del habitualmente meloso Ron Howard se torna demasiado dulce como para generar una real empatía con Nash y comprender el sufrimiento que padece. Excéntrico y divertidísimamente atolondrado, el John Nash que vemos en esta obra dista mucho de quien sufre esquizofrenia en la vida real. Oscareada, eso sí, pero se encuentra justo en aquella negra lista de películas cuyo triunfo oscaril es cuestionado a posteriori , y eso bien puede deberse a la representación de la esquizofrenia como un “mundo feliz” y no como la desconstrucción de la mente que acarrea terrible sufrimiento. Una Mente Brillante pudo ser na mucho mejor película si al discurso de “tú puedes” se hubiese agregado un retrato más realista y crudo de la esquizofrenia, con alucinaciones y delirios terroríficos en lugar de cálidos y amables.
Caso contrario al de El Cisne Negro, que si bien es una obra amada y odidada a partes iguales, logra trasmitir con exactitud la confusión y ruptura con la realidad que experimenta quien sufre psicosis, induciendo efectivamente miedo (hay quienes clasifican esta obra como del género de horror). Aun ante la controversia generada por la doble de Natalie Portman, quien aseguró que ésta no realizó la inmensa mayoría de las secuencias de baile, la gran actuación de la bella actriz nos empapa de los horrores del trastorno bipolar al punto de sentir pena por nuestra protagonista, deseando, quienes vimos también Una Mente Brillante, que las cosas sean así de fáciles para ella.
5 Comments
Saludos, Dr. Dark.No estaría de más recordar a los cinéfilos que la blandengue cinta de Howard( como casi todo su cine) falsea y obvia muchos impresentables verdades sobre Nash y que se pasa por el arco del triunfo la nacionalidad guatemalteca de su esposa…¿o se dice en dicho filme que Connolly es de ahí?
En cuanto a El cisne negro…pues es una pobre imitación de la cinta animada(que no para niños) Perfect blue.
Saludos y muchas gracias por el comentario. Los propios creadores de Una Mente Brillante argumentaron no buscar ser totalmente fieles a la biografía de Nash, por lo que la nacionalidad de su esposa, el divorcio y el hijo que concibió fuera de matrimonio fueron omitidos. El principal error de la cinta, a mi modo de ver, es su forma tan ficticia y endulzada de retratar a la esquizofrenia, un padecimiento terrible en todos los sentidos. Es muy atinada su comparación entre El Cisne Negro y Perfect Blue, aunque esta última retrata lo que en medicina llamamos un “Trastorno Psicótico Breve”. Mima, la protagonista de Perfect Blue (Vaya! No había notado la semejanza con “Nina”), es una mente funcional que se ve quebrada por los eventos ocurridos; Nina, en cambio, es ya una persona enferma que ante el estrés del mundo en que se desenvuelve termina perdida por completo. Aun así, los recursos narrativos de la cinta de Aronofsky son sumamente parecidos a los de Perfect Blue. Saludos y muchas gracias!
También gracias a Ud. por su respuesta. Creo que explicó bien el porqué de mi repeluz hacia “Una mente brillante” y notó la semejanza de la cinta de Aronofsky y la de Kon hasta en el nombre de las protagonistas(empero ya se sabe que Aronofsky compró los derechos). Su análisis sobre la película estadounidense coincide con la que una vez oí y que decía que la historia de Nina era simplemente la de una bailarina que está muy “tensa” y que solo juega con la pretenciosidad de ofrecerte una película complicada, pero de la que podrás salir de la sala de cine sabiendo que la has comprendido. En cambio, con la nipona hace falta más de un visionado para poder entenderla,algo que incomodará a los espectadores más sencillos.
Muy atinada su observación. Aunque ciertamente El Cisne Negro nos deja con una sensación de desesperanza pues Nina jamás recibe ayuda de tipo alguno, aun cuando es claro que su salud mental está deteriorada al menos desde su adolescencia. No así Mima, de Perfect Blue, que una vez terminada la crisis retoma su vida normal, o al menos eso es sugerido. Triste la falta de originalidad argumental de Aronofsky, sin embargo desde mi punto de vista como profesional de la salud es un muy certero relato sobre cómo un enfermo mental sin ayuda puede acabar totalmente destruído. Muchas gracias y espero verla por aquí próximamente.