Dog Man: Divertido, pero exhaustivo perro sin correa
Dreamworks nos ha demostrado varias veces que es más bipolar que los Oscar: un año está de buenas y otro de malas, un año te puede entregar una joya como “Puss in Boots: The Last Wish” y al otro un bodrio como “Megamind 2”. Sin embargo, de vez en cuando también saca una obra mediana que vivirá en un cómodo limbo donde recibirá alabanzas y tomatazos a la vez, como “The Bad Guys” o “Madagascar”. A este grupo se acaba de unir “Dog Man”, adaptación de la serie de cómics de Dav Pilkey (creador del Capitán Calzoncillos, que ya tuvo su versión cinematográfica por parte del mismo estudio).
No puede negarse que la animación retoma el estilo que ya había presentado Peanuts y que retomó el Capitán Calzoncillos, dando volumen a los dibujos, pero conservando el mismo plano de movimiento con tal de no perder la identidad de la fuente original. Este estilo ayuda a que las expresiones faciales de los personajes se vean más naturales y ayuda con los movimientos corporales para que la acción sea más llamativa. Pero como ya he mencionado antes, a estas alturas tener una buena animación no es una virtud, es una obligación. Lamentablemente no es el caso de “Dog Man” debido al público objetivo, lo que no es necesariamente malo, pero esto limita qué tanto valor puede encontrarle la audiencia adulta.
Hay que tener cuenta que no estamos ante otra “The Wild Robot”, “Dog Man” está más enfocada hacia los niños. Por lo tanto, corre el riesgo que en cuanto los niños crezcan no tendrán razón de volver a verla más allá del valor nostálgico que le den. Y a pesar de esto, por más que tiene muchos chistes que funcionan, padece de uno de los muchos problemas de cualquier proyecto moderno: el síndrome “si viste el tráiler, viste la película” (los primeros 20 minutos están ahí). Pero incluso si se ignora este detalle, el principal problema es que no sabe qué quiere ser.
“Dog Man” comienza bien, con un planteamiento inicial sobre cómo surge su protagonista y la amenaza a la que debe enfrentar en forma de un gato que quiere destruirlo. Pero tan pronto acaba el montaje inicial (donde la cinta parece haber quemado sus mejores bromas), se convierte en una sucesión de escenas sin hilo conductor ni orden conciso de los eventos. Poco a poco, lo que empezó como una propuesta divertida se va diluyendo, amontona demasiado temáticas, desde la búsqueda de identidad y el sentido de pertenencia hasta la crianza paternal, donde todo pasa porque sí (incluyendo el origen del héroe canino).
El ritmo acelerado va acorde con la volatilidad de las escenas de acción y la dinámica de los encuentros entre héroe y villano, dando pautas a momentos donde la calma deja respirar a los personajes antes de pasar a la siguiente escena. Sin embargo, dicha hiperactividad provoca que la trama esté dando vueltas en círculos y no despegue hasta el clímax. Por lo tanto, aunque cuenta con la ventaja de no tomarse en serio y hace emocionantes los últimos 10 minutos, también causa que sea redundante en su desarrollo porque no es capaz de soportar tantos chistes absurdos relacionados al comportamiento del perro.
Si bien tiene cierto mérito que Dog Man se exprese a base de puros sonidos (emulando a la comedia física del cine mudo), está poco definido como protagonista y hasta sus acciones como policía contradicen la supuesta personalidad que debería tener (es establecido como la mezcla de un humano entrenado en artes marciales y un perro inteligente, pero para ser listo casi no piensa y se distrae con facilidad), de modo que sus espasmos de atención son tan desesperantes como tierna es la bondad de sus buenas acciones. Por el contrario, el reparto secundario lo opaca mucho y tiene los mejores chistes (en especial Pedrito como el corazón de cada escena en la que sale). De hecho, es a través de este pequeño gatito que se aprecia el mensaje pesar de los problemas que tengamos en la vida, podemos mejorar o tenemos una oportunidad para hacer bien las cosas, rectificar y apoyar a los demás cuando más nos necesitan. Por esta razón, el arco de Pedro, el gato villano, es más completo e interesante que cualquier cosa que haga el canino protagonista.
Dog Man irradia ternura en su apartado técnico y que es consciente que es una obra muy ligera en la filmografía de Dreamworks, pero que exclusivamente les gustará a los niños. Los adultos en cambio sólo reirán algunas veces y la olvidarán al poco tiempo de haber abandonado la sala (hasta la película del Capitán Calzoncillos tenía mejor humor y transmitía mejor su mensaje). Quizás estoy siendo demasiado duro con ella, después de todo, cumple con su misión y hay que darle crédito en emular la apariencia y el humor de una caricatura para televisión, pero hay que tomar que la audiencia actual no sólo busca risas. Si sirve de algo, es mejor que otras opciones infantiles del estudio como “Turbo”, la franquicia de “Trolls” o “The Boss Baby”.