Dreams: Sueños – La destrucción de la aspiración
En la historia del cine han existido decenas de parejas artísticas entre director y actor que han establecido un vínculo mas allá de la mera asociación para servir como un tipo de simbiosis que potencializa sus talentos. Por un lado, el director se ve beneficiado en su narrativa al contar con una extensión histriónica precisa del mensaje que quiere establecer a lo largo de su historia; mientras que en el caso del actor / actriz, esta se ve glorificada por una presencia mayúscula al ser prácticamente foco de un tour de forcé en el que el cineasta confía en cargar toda su tensión , sentido y emociones sobre ella. Con Dreams: Sueños, Michel Franco y Jessica Chastain en su segunda película juntos confirman su gran vínculo artístico, en lo que también se espera sea una relación más prolifica en el futuro inmediato
No cabe duda que Franco se ha establecido quizá como el cineasta clave de la vertiente neorrealista en el cine mexicano, uno con la calidad y proyección suficiente para competir en Festivales y seguir preservando la narrativa de dicha corriente en el cine nacional. Dreams: Sueños trabaja bajo el mismo estilo narrativo y estético en el que el mexicano ha proliferado, de un ritmo pausado, planos estáticos cuasi teatrales,con más pensamientos que palabras, con más vistas perdidas que narraciones y con imágenes que dicen no solo más, sino que exploran la profundidad de sus involucrados y sus auto destructivas situaciones
La historia de una acaudalada empresaria estadounidense que patrocina a un bailarín de balet mexicano para que este de manera ilegal viaje y viva con ella en Estados Unidos como su amante y pareja, es precisamente y en primer lugar, una exploración de los “sueños aspiracionales” de dos seres de distintas clases y condiciones socioeconómicas, pero que comparten la marginación de su entorno deseando no solo a la otra persona, sino a la otra cultura, queriendo de manera forzada apropiarse de la misma, pero solo armados de un sentido egoísta y auto destructivo que los llevará hasta las últimas consecuencias.
Desde el primer minuto sabemos que Dreams: Sueños terminará mal. Eso no es un secreto ni un spoiler, pues Franco y su clásico sentido pesimista se hace presente desde su primer mensaje y problema plasmado a lo largo de su metraje: la inmigración ilegal.
Sobre este tema es de dónde se construye su principal problemática, ahondando sobre la aspiración no solo de él, sino también de ella al sentirse desapegada de su propia raza, familia y lugar. La manipulación y el abuso emocional, económico, junto con un deseo carnal que Franco se encarga de dejar en claro en un par de candentes escenas, revelan que este espiral hacia la codependencia y la toxicidad comienzan desde el momento que él desea más al territorio que a ella, mientras ella repele su propio estatus y del que es imposible escapar
Sobre este argumento y a través de la siempre reflexiva y silenciosa mirada de Chastain, Franco también toca temas referentes a la hipocresía americana en torno al apoyo latino y a las instituciones civiles, usados para lavado de dinero e imagen; también la soledad, un tema recurrente en su filmografía, el racismo y finalmente la distinción de clases sociales, principal punto de conflicto desde la posición de ella, que deberá escoger entre su pasión desbordada y amor por su joven bailarín, y la importante posición empresarial de su familia, factores que fungen como los elementos importantes de su emancipación, motivación y sacrificio
Así mismo, recalcar que Franco equilibra su sentido pesimista con una preciosita puesta en escena sobre la danza y el ballet, mismas que sirven no solo como el factor común entre los dos amantes, sino como el punto de inflexión y desarrollo de esos sueños para él, que busca trascender más allá de sus limitaciones sociales e ilegales en un territorio que parece escupirlo. Esto se ve simbolizado también con una mención o referencia al Lago de los Cisnes y de dónde el director se ayuda para construir una metáfora de la hecatombe emocional por venir y que une a estos dos lastimados seres hacia su giro final
Pero no todo es sueño fílmico en Dreams. Los detractores de Franco también encontrarán los mismos vicios en cuanto a su ritmo y situaciones redundantes que, a pesar de prescindir del diálogo, encontrarán una sobre explicación mayormente enfocado en el trastorno o desarrollo de ella. La buena noticia es que Jessica Chastain se encuentra en un estado de gloria, y que sin miedo al desnudo, también sabe representar ese enfermo erotismo que más allá de ser morboso también equilibra y profundiza en el dolor de ambos. Las escenas sexuales si bien abusan un poco dentro del plano teatral, no llegan a incomodar o a vender humo o sexo barato (como por ejemplo si lo hizo Babygirl)
Por último, resaltar el punto de no retorno a dónde Franco lleva sus personajes, con un giro de tuerca lento y progresivo y que revela la verdadera identidad degradante y violenta de ambas partes, con un final desgarrador y que de manera brutal termina con esos Sueños que tanto crítica desde un estado de inmadurez aspiracional.
Sin duda y sin ser perfecta, Dreams Sueños es una de las propuestas más interesantes del año y una confirmación de que el cine internacional mexicano aún respira