Dune Part Two: Lo bonito no te quita lo pen de jo
“Francamente, odio los diálogos. Dialogar es para el teatro y la televisión. Yo no recuerdo películas por una buena línea, sino por una impactante imagen. No estoy interesado en los diálogos en absoluto. Pura imagen y sonido”
Denis Villeneuve.
Lo que ustedes leen arriba no es una broma, sino textualmente un extracto de lo que Denis Villeneuve expresó recientemente como su “forma de hacer cine”. Lo que en realidad me llama la atención al ver la segunda parte de “Duna” no es el hecho de que Villeneuve sea coherente con su declaración, sino que, y como dictara un buen diálogo de Star Wars de 1977 (cinta con la que por cierto comparte género) dicho por Alec Guinness como Obi-Wan: “¿Quién es más tonto? ¿El tonto o el tonto que lo sigue?”, que bien se podría adaptar a este caso como: ¿Quién es mas tonto? ¿El tonto que cree que el cine es pura imagen o los tontos que le aplauden esa creencia?
Dune Part Two es la confirmación de un estilo de lenguaje fílmico en donde poco importa la estructura de un guion. Es una película hecha para individuos que creen que el cine se inventó en el 2010 y que no poseen ningún bagaje previo; es un espectáculo visual donde la envoltura vale más que el contenido hecho para “influencers” que se creen analistas sin ni siquiera conocer lo más básico del contexto de la novela, que es el relato en el que todos estos cuentos de fantasía y/o space opera se basan y en donde Villeneuve falla al precisamente odiar los diálogos: el camino del héroe.
Desgraciadamente para Denis, su película SI tiene diálogos, por lo que estos responden simplemente a la progresión de escenas y no al desarrollo de sus personajes, los cuáles lucen tan desdibujados y planos como sus hermosos desiertos, tan grises como el impresionante coliseo de los Harkonnen, y tan simple como la resolución del conflicto de su héroe, que básicamente responde a la estructura de un “Gary Stu”, un mesías todopoderoso que camina de manera mágica y sin complicaciones relevantes hacía la victoria.
Queda entonces claro que Villeneuve SI odia sus diálogos, tanto, que ni uno es memorable (y algunos incluso accidentalmente cómicos). Lo irónico es que el director – guionista se esfuerza demasiado para esclarecer a través de estos una crítica – metáfora sobre el nacimiento de un dogma y el de una institución y/o creencia religiosa para el control de la sociedad, concepto rector principal de “Dune”, y que aquí es vagamente construido y patéticamente resuelto en camino hacía una tercera parte que incluso pinta más vacía que esta.
Por otro lado, ese mismo odio hace que Villeneuve maximice su mayor vicio (al menos en sus últimas tres películas), que es pasarse el ritmo y el timming por el culo en la búsqueda por la “experiencia visual”. Dos horas de contemplación desértica, 20 minutos de exposición de nuevos personajes y villanos, y media hora de clímax distan de ser una buena estructura; Villeneuve en un primer acto aletarga y redunda en la creación de su dogma y en el nacimiento del romance, para luego proseguir con una presentación fugaz de nuevos personajes y su villano principal (aquí encontraremos la mayor recompensa visual), y finalmente terminar en un resolución apresurada con un montaje espantoso, donde la transición del héroe se da casi de manera fortuita, sin una exploración dramática adecuada (causada por la falta de trasfondo del mismo) y en donde la empatía, tanto por este como por su compañía es prácticamente nula, aniquilando la emoción y haciéndola convencional, predecible y decepcionante.
Agreguemos a esto un montaje espantoso, adherido a la cultura noventera del videoclip y en donde precisamente se remarca la creencia de su director en realizar secuencias sin un nexo narrativo funcional, donde el tiempo y la progresión del mismo pasa sin lógica y sin elementos que nos marquen la “evolución” de sus personajes, donde el día y la noche solo son un burdo decorado y en donde alguien puede morir y resucitar en dos minutos por que al parecer el director lleva prisa y solo le faltan 20 para la batalla final, en un despliegue casi vulgar en cuanto a la patética maduración de su héroe.
¿Villeneuve cree entonces que su único distintivo es lo visual? Claro, pero el problema es que no estamos ante una consecución de fotogramas, sino ante una NA-RRA-TI-VA que supone la construcción de un universo que debería descansar en un contexto emocional previa y lógicamente estructurado para encausar una emoción ¿Recuerdan el abismo de Helm o los campos de Pelennor? ¿El clímax de El Imperio Contraataca o las destrucciones de las estrellas de la muerte? Comparado en el mismo género fantástico, Dune Part Two es una cinta fallida en su aspecto emocional e inyección de dramatismo y/o tensión, debido precisamente a que no tiene un diálogo ya no digamos “épico” o tan siquiera bueno, sino simplemente creíble, y mucho menos un personaje que cause una empatía y/o motivo lógico hacía el conflicto que pobremente se representa
¿Chalamet? Vuelve a ser el nopal con patas que todos conocemos ¿Bardem? Repitiendo el mismo diálogo cada dos minutos a manera de un “comedy relief” ¿Batista? Gritando ¿Skarsgard, Walken o Brolin? Desperdiciados y sumando entre los tres 10 minutos en pantalla ¿Pugh? Una estatua afectada por la falta de dinamismo ¿Butler? Lo mejor gracias a la fotografía ¿Sabrá Villeneuve que sus actores hablan? ¿O simplemente odia tanto el diálogo que no cuidó ni siquiera el hecho que estos se repitieran 25 veces en cada uno de sus personajes?
Por otro lado ¿Habrá visto Villeneuve alguna película de la época muda para conocer que incluso el diálogo era parte esencial en los llamados “intertítulos”? ¿Conocerá que el diálogo encausa el dramatismo y empatía necesaria según las teorías del método actoral? Resulta lastimoso erigir a un cineasta así como uno de los estandartes fílmicos modernos, obra también de un público idiotizado y endiosado por el estilismo, que prefiere ver el resumen de un libro o de una película en un Tik Tok de algún influencer o a través de una pregunta al ChatGPT.
Dune Part Two es el reflejo de todo lo malo en esta nueva ola comercial de la cinematografía moderna, una cinta sin alma, sin calidad en escritura, actoral o narrativa, pero con un envoltorio y/o empaque de primera calidad para el consumo generalizado de una generación de individuos que creen haber descubierto el cine con este alarmante nivel de mediocridad.
PD: Es una vergüenza que colegas que comparten el hábito de la crítica se atrevan, ya sea por favores y/o por la nueva ola progresista del mero “positivismo”, tildar a este burdo ejercicio como algo “bueno”. Déjense de mamadas y de mamársela a este ídolo y sus películas de arena.
1 Comment
Que chillonsito se ha vuelto este peudocrítico frustrado. Quiere hacerse el interesante criticando películas como chamaco berrinchudo. Además del poco profesionalismo y lo ojete que puede llegar a ser con sus compañeros, no por nada muchos colaboradores de esta página se han alejado del ambiente tan nefasto y tóxico que genera por el simple hecho de no estar de acuerdo con su forma tan infantil de “critica”.