“Earwig and the Witch” y el tropiezo de Goro Miyazaki
La época dorada de Ghibli ha pasado, de las tres cabezas que dirigían el estudio (Hayao Miyazaki, Isao Takahata y Toshio Suzuki) solo una queda en pie, y es Suzuki quien todavía co-dirige el estudio; después del fallecimiento de Takahata en 2018, fue un duro golpe para Miyazaki que confirmó su retiro y que ahora se sabe volverá con “How do you Live”, una película que tal vez ahora si sea su último trabajo, que dedicará a su nieto.
El estudio enfrenta uno de sus mayores retos, reafirmarse como el estudio punta de lanza con la mezcla de historias deslumbrantes combinadas con una espectacular animación en 2D ó aferrarse a los nuevos modelos de producción y animación que el 2021 trae consigo. El uso de la animación 3D no es algo nuevo para Ghibli, fue con “La Princesa Monoke” en los 90 cuando se recurrió a esta tipo de animación para mezclarlo con el 2D, en total fueron 15 minutos de metraje donde se empleó esta técnica. Para luego en sus siguientes historias ayudar al 2D a dar una mayor profundidad de campo.
Ahora Gorô Miyazaki es quien está también al mando del estudio, y trae consigo una nueva producción, pero muchos fieles seguidores del trabajo de Ghibli han puesto el grito en el cielo con el resultado de “Earwig and the witch”, desastrosa por donde la veas, pero también tiene un punto a favor.
Basada en los últimos trabajos de Diana Wynne Jones (la autora de “El castillo ambulante”), cuenta la historia de Earwig, una niña de 10 años huérfana que es adoptada por una pareja de brujos, pero Earwig no quiere ser adoptada, ya que tiene la habilidad de manipular a todos en el orfanato a su antojo, desde la distraída directora hasta su “mejor amigo” Custard, una vez asentada en su nuevo hogar, descubre que las personas que la adoptaron son brujos, y el motivo por el cual fue llevada a ese lugar es como ayudante de la bruja Bella Yaga, la cual le impone algunas reglas como la de no espiar por la casa y sobre todo el de no molestar a Mandrake que se encuentra escribiendo su novela, además de que es el encargado gracias a sus demonios de traer la comida a la mesa. Con el paso del metraje y gracias a la inclusión de algunos flashbacks es que conocemos qué relación tienen estos brujos con la pequeña Earwig, y de cómo la madre de esta es importante para Bella Yaga y Mandrake.
Earwig and the witch es el experimento en el cual Ghibli busca una forma de reinventarse, saliendo completamente de su zona de confort y adentrarse en una nueva forma de contar sus historias, además de que la película fue exclusivamente hecha para la televisión japonesa y que no contaba con un presupuesto holgado, si se ve desde esa perspectiva se le puede perdonar que la animación sea carente de emoción, con el paso del metraje uno se termina por acostumbrar e incluso se puede apreciar el trabajo qué hay en cuestión de diseños de los espacios en los que se mueven los personajes, y la paleta de colores que utiliza, sobre todo en la secuencia inicial que promete demasiado, ya que vemos una persecución a alta velocidad y con magia incluida, por desgracia después de esta introducción la película cae estrepitosamente.
Dejando de lado el tema de la animación, que es el menor de sus problemas, es la narrativa donde encuentra su mayor decepción. Ya que la película no se preocupa por sus personajes, no hay explicación alguna para algunos de los comportamientos de Earwig, tanto así que al principio el personaje cae mal y no entabla ninguna conexión con el espectador, tampoco establece un arco para sus personajes secundarios, y solo gracias a los flashbacks es que se logra armar una narrativa en cuanto a los hechos que suceden en la película, pero estos realmente no le importan al director.
Si bien la película mantiene un ritmo adecuado, el no saber para a donde va la historia hace que exista un tedio sobre lo que está pasando en pantalla, te deja de importar lo que Earwig trata de hacer con su poder de manipulación sobre los personajes adultos, y todo para llegar al final tan abrupto y peor escrito que una película de Ghibli pueda tener. Gorô Miyazaki deja para el final una escena que pudiera conducir a otra donde se nos explique qué es lo que en verdad está pasando. Pero Earwig and the witch no tiene final, o al menos uno donde sustente el porqué de la historia, tan fácil como un ejemplo, imaginen si todo Star Wars hubiera terminado con la escena donde Darth Vader le revela a Luke Skywalker que es su padre, y después de eso corte a negro y el inicio de los créditos. No hay mas, ¿Qué paso después? A quien le importa eso.
Preguntas hay demasiadas y dudo que Gor? Miyazaki alguna vez las responda; pero algo que sin duda sobresale de la película es la música, compuesta por Satoshi Takebe que ya ha trabajado con el director en ‘La colina de las amapolas’, y que aquí compone las clásicas melodías a piano que son recurrentes en las producciones de Ghibli, pero que esta vez agrega un poco de rock setentero y crea melodías llenas de vida y sentimiento, los guitarrazos mezclados con el órgano suena fresco y hace que sea lo más destacado de la película, sobre todo en el tema principal llamado “Don’t Disturb Me”.
Viendo el panorama del cine actual, Ghibli enfrenta muchos retos por delante, podrá vivir gracias a sus glorias pasadas y quedarse con esa corona, todavía falta una propuesta más que será estrenada a finales del 2022 de la mano del maestro Hayao Miyazaki, ¿podrá levantar el barco? O será esa última joya que nos brindará y por la cual será recordada. Porqué sin duda, nadie espera que Earwig and the Witch pase a la historia como una buena película del estudio Ghibli.
2 Comments
Ya van varias notas en las que noto redacción/ortografía horrible y todas tienen algo en común: mismo autor, Ivan0. No tienen un editor?
Yo no encuentro donde defender a Goro, para mi es un director mediocre que solo tiene de virtud ser el hijo de Hayao, aunque digan que no tuvo dinero suficiente, Earwig tiene un guion mal aterrizado, una banda sonora que no aterriza en el momento adecuado y ya no se diga de Earwig que parece que la escribio Zack Snyder, si el futuro de Ghibli queda en manos de Goro, mejor vamos volteando hacia otro lado