Editorial Cinescopia: Entre la realidad y la ficción.
En el 2023 hemos vivido tres polémicas interesantes en cuanto adaptación de historias reales a la gran pantalla se refiere:
La primera y más conocida, es el caso del exjugador de fútbol americano, Michael Oher, quien en 2009 se diera a conocer a través de la cinta “The Blind Side”, la cual relata que fue “adoptado” por la familia Tuhoy y que, gracias a su apoyo, pudo llegar a convertirse en una estrella de la NFL. Esa historia pintada con una dosis de altruismo ha sido destrozada al darse a conocer que Mike nunca fue adoptado por los Tuhoy y que solo fueron sus tutores. El exjugador también asegura que nunca recibió ganancias por la cinta y que todo este truco legal fue para exprimirle dinero, por lo que esto ha terminado en una demanda de Oher hacia los Tuhoy. Añadan que durante años el ex liniero ofensivo nunca estuvo de acuerdo en la representación que se le dio en la película.
-La película de Flamin Hot, que narra la historia de como Richard Montañez creó el sabor denominado para frituras procesadas homónimo en el título de la cinta, pasando de ser conserje a empresario. Esto tampoco ha estado exento de controversia ya que trabajadores y hombres de la industria de las botanas aseguran que él no inventó el sabor y que de hecho fue probado en el Medio Oeste de USA antes que California. Pepsico atribuye que en esos tiempos las divisiones por estado y/o condado operaban de manera independiente y que existía poca comunicación, por lo que diplomáticamente atribuye el sabor a Montañez y otras personas.
-Si bien está polémica tomo fuerza el año pasado con la serie Dahmer, en la cual varias personas en Halloween se disfrazaron de este asesino serial, durante varios años se ha discutido el tema de que algunas películas del subgénero de terror “serial Killer” o “mass Killer“ tienen tendencia a glorificar los hechos más que hacer una amonestación o un señalamiento de la importancia de la salud mental.
Quizás muchos dirán que son 3 temas completamente diferentes, pero en realidad son el eje de una discusión que hasta el día de hoy parece no tener respuesta ¿Este tipo de obras deben ser 100% fidedignas a la realidad? ¿Hasta que punto un autor puede modificar la realidad a través de la ficción para sustentar su novela, obra o película?
Quizás la respuesta más obvia con respecto a la primera pregunta es no, pues al final todo material audiovisual tiene dos divisiones: el documental y la ficción. En la primera, la interpretación de los hechos debe ser meramente objetiva y desde afuera, donde el realizador y su cámara se vuelven un mero espectador de la realidad y no controlan lo que sucede. La ficción, en cambio, proviene de la cabeza del autor, por lo tanto, existe un control de lo que se ve y por consiguiente es una percepción subjetiva.
Es por eso por lo que, en el caso de The Blind Side y Flamin Hot, el hecho de no ser 100% fidedignas no las hace en automático películas invalidas, pues los creadores de estas están generando una visión de un tema del cual son un agente externo, y mientras tengan esa posición podrán contar la historia que se le salga de los huevos. Así que no importa que en realidad Michael sea el hombre más inteligente, que Montez incluso no haya inventado nada, “la magia del cine” permitirá añadir las capas de ficción que crean necesarias para su narrativa y para cumplir el objetivo de su película.
Ahora, con esto surge una pregunta interesante ¿Cuál es límite de la ficción con respecto a la realidad? Si bien los autores no tienen límite en su creatividad y discursiva y pueden llegar desde lo más bello hasta lo más grotesco, hay ciertos temas sumamente sensibles que requieren cierto tacto y no pueden ser tratados a la ligera (especialmente cuando el suceso histórico involucra una tragedia). El pasar el límite es cuando la sutileza se ha perdido y la premisa se ha tornado en atacar y afectar de manera directa a un grupo de personas (generalmente vulnerable) y el mensaje comienza a aceptar los absolutos, juzga, no acepta contrapesos y sobretodo este se vuelve más importante que la narrativa.
Irónicamente, estas adaptaciones de personajes polémicos dentro de la subjetividad tienen que buscar una objetividad para evitar glorificar o caer en malinterpretaciones, para que una parte del público no descifre de una mala manera la discursiva, cuestión por la cual son importantes los claroscuros (De por sí hay gente que no está muy bien de la cabeza o tiene ideas sumamente radicales, no hay que echarle más gasolina al fuego). Además, siendo que el humanismo va de la mano con el arte, el quitarle ese elemento a una obra a través del discurso es contradictorio.
El cine como diálogo
Y por otro lado hay que recordar que el cine también es un lenguaje, y que si los autores tienen una visión diferente que incluso puede contrarrestar las ideas planteadas en otra cinta es válido. El ejemplo reciente lo dio la cinta Boston Strangler (2023), quien es la antítesis de la cinta de 1968, más apegada a los hechos reales, más sobria y que incluso se da el lujo de desmentir varios hechos que planteó la película de los años 60. En conjunto, estás dos películas funcionan como una discusión alrededor de un mismo tema (incluso la versión 2023 plantea el peligro de mitificar a estas figuras como lo hizo Dahmer y poco la versión del 68)
Así que, si algún cineasta quiere hacer una contraposición con la versión de “The Blind Side” y tiene la visión de que este muchacho es la “Britney Spears” del fútbol americano, puede hacer una cinta alrededor de como los Tuhoy se aprovecharon de este chico o incluso el mismo Oher si tiene los medios puede buscar hacer su propia versión. (Cosa que creo que probablemente pasará, y tendremos una versión más oscura de esta cinta)
Si algún director o ejecutivo de Pepsico quiere hacer una versión de quién verdaderamente invento el “Flamin Hot” está en su derecho. Si se quiere hacer algo de Dahmer tipo Strangler Boston versión 2023, adelante (creo que hasta sería necesario para escuchar la versión de las víctimas). El cine también es un lenguaje aprendamos a generar dialogo a través del séptimo arte.