Editorial Cinescopia: Ya chole con los superhéroes.
Sería hipócrita de nuestra parte no admitir que en su momento disfrutamos de este subgénero y sus distintas sagas (o universos), que siempre en las semanas de estreno íbamos emocionados a ver la nueva aventura que tenían para nosotros Marvel o DC, o que cuando comenzó la moda de las series en Disney+ las veíamos con cierta expectativa. Sin embargo, tras un año decadente para el ratón y el conejo, no queda más que admitir (incluso como fanático) que la fórmula ya ha caducado.
Probablemente tras está declaración, usted, fan del cine de superhéroes, comience a insultarme y a decirme frases típicas cómo: “Las películas de superhéroes son solo entretenimiento”, “Eres un mamador del cine y que todo lo quieres analizar como si fuera el Padrino “, o la típica de “Si a mí me hace sentir bien, entonces deben ser bueno” o incluso utilizar el argumento de la taquilla. Por eso, mis queridos DCbelievers, Marvelitas, si ustedes lo permiten, les expondré las razones por las que considero que el cine de capas y mallas va en caída libre:
El concepto del superhéroe es limitado
Fuera de toda pretensión o gusto, es una realidad universal que todo concepto artístico tiene una fecha de vencimiento. Algunos son tan ricos y variados que pueden extender su vida más allá de una década o siglo, pero tarde o temprano y por muy creativo que suene una idea, esta terminará por encontrar su techo. Tomemos esto en cuenta para el siguiente punto.
Desde la fuente del material original, la premisa básica de las historias de superhéroes es representar la lucha del bien contra el mal desde la idealización de un superhombre (o supermujer) casi perfecto tanto en los aspectos morales como en los físicos (aunque existan contextos donde se plantean antihéroes o “underdogs”). Este “ideal” combatirá a los corrompidos que se les equiparan en habilidades extraordinarias, ya sea en escenarios de fantasía o ciencia ficción. Este concepto, por lo estrafalario que pueda ser, tiende más a inclinarse a lo absurdo, por lo que muchas veces nace de la pura abstracción de ambos géneros (de ahí a que se le llame más apropiadamente “un subgénero”).
Si el escritor quiere ponerse complejo, tiene enfrente una delgada línea entre lo apropiado y lo pretencioso, y es por ese motivo que el tópico tiene muchas limitantes (exceptuando con contadas excepciones). Aunque los héroes tengan cambios en poderes, habilidades y escenarios, por dentro es el mismo concepto repitiéndose una y otra vez.
Debido a que no cuenta como un “género”, el cine de superhéroes debe adaptarse o convivir con uno (como un simbionte, como Venom). Actualmente los directores y guionistas ya han abarcado casi todo: acción, thriller (The Dark Knight), western (Logan), comedia (Deadpool), coming of age(Spiderman), animación (Into The Spiderverse, Los Increíbles), space- opera (Guardians of Galaxy), e incluso dentro de sus variantes ya hizo crossovers, multiversos, ya puso a un villanos como protagonistas (Infinity War), conspiraciones bélicas – políticas (Watchmen), ya copió a Scorsese en un estilo más dramático (Joker) ¿qué más le queda hacer al subgénero si ya prácticamente han dinamitado todos las ideas posibles y las que les faltaban se las terminaron por ganar? quizás lo único que falta es una película de terror, pero esto parece imposible por un tema:
Las implicaciones comerciales
A esa limitación se le añade otro “stopper”, pues los superhéroes son de consumo general y popular. Las pocas ideas que le quedan por explorar tendrán que ser desechadas porque no empatan con el marketing y estrategias comerciales de las casas productoras. Aunque ya se han intentado agregar ciertos elementos a algunas películas con resultados patéticos, nunca se podrá hacer una cinta de terror por cuestiones de restricciones de edad; por esa razón no se pueden alocar con un multiverso, porque de lo contrario una parte del público puede considerar la cinta extraña. Al meter temas más oscuros, ideológicos o existenciales, corres el riesgo de tener una baja en la taquilla, e incluso corren el riesgo de mal utilizar los conceptos para reiniciar una franquicia, dando “puro atole con el dedo “a sus fanáticos (cof, cof, Doctor Strange).
Si tomamos en cuenta las limitaciones comerciales y de “género”, prácticamente los superhéroes han llegado a su límite, y creativamente comenzará una repetición de fórmulas, por lo que a partir de este punto la innovación será nula o poca.
Ahora, que creativamente el género haya llegado a su techo, no quiere decir que eso vaya a implicar que el consumo baje, lo cual nos lleva a otro punto, que es la infantilización de la sociedad.
Toda sociedad en diferentes puntos de la historia ha tenido sus mitos, los cuales son importantes como parte de la cultura y el reflejo de cada colectivo en un momento específico del espacio tiempo. Los superhéroes, a través de las pantallas de Hollywood, se han vuelto el mito por lo menos de una generación, y de manera innegable son el espejo de una sociedad que constantemente busca regresar “Al país de nunca jamás” anhelando los recuerdos de la infancia (y todo lo que rodea) y la protección ante las dificultades del mundo moderno.
La infantilización de la sociedad ha generado que este subgénero sea de consumo popular, lo cual puede provocar que, a pesar de su baja calidad, siga siendo consumido.
Otro reflejo de que la sociedad se encuentra “infantilizada” es que comienza a adoptar una óptima dicotómica de las cosas. En teoría, se supone que el razonamiento de índole “blanco y negro” proviene de las edades tempranas, y que cuando un individuo vaya creciendo la cantidad de matices irá aumentando, sin embargo, actualmente nuestras sociedades han sido cada vez más reduccionistas en algunos conceptos, olvidando los puntos medios o la complejidad en ciertos temas. Esto se refleja claramente incluso en muchos comentarios u “opiniones” en redes sociales, en donde las conversaciones son una lucha de egos por ver quién es el bueno y quién el malo, más que un diálogo (o los típicos comentarios egocentristas y faltos de cualquier matiz o apreciación de calidad como el patético: “es buena porque a mí me gustó”).
En la cultura no es distinto, actualmente muchas empresas han comenzado a apelar a cierto tipo de grupos, ideologías o las emociones de cierto grupo de fanáticos para generar una especie de “clan” dónde el producto será tratado como una especie de divinidad incuestionable ¿qué va a generar esto? Los creadores o artistas ya no tendrán que esforzarse en su contenido, pues apelar a factores ideológicos o emocionales de un grupo a través de la publicidad será más sencillo para combatir a los detractores; además, el tener ganada a esta base o target representará una ingreso seguro que, bien estimado o calculado, se traducirá en ganancia, por lo que esto podría prolongar aún más la existencia de las películas de superhéroes, hasta que apelando a las leyes del consumo racional, los clientes se cansen de consumir tanto de un mismo producto.
Sea cual sea el destino, queda claro que el último acto de “innovación” del subgénero se dio en el cierre la saga de Avengers, y que a partir de ahí se ha extendido más la vida de un concepto que, aunque ya no da para más y no pueda respirar, el dinero de los fanáticos lo mantiene conectado a una máquina.
¿Será hora de darle una muerte digna a este subgénero? Háganlo ya, antes de que el éxito se desvanezca y se convierta en un mar de hartazgo y fastidio ¡adapten otra cosa! videojuegos, animes, otros cómics que no sean de superhéroes, manga, algún libro de moda, biopics ¡hagan lo que sea! pero “Ya chole con el cine de superhéroes”.
1 Comment
Superheroes have always been the villains of young people. Even now, when I’m over 50 we become what we behold, I still have the image of heroes in my heart even though they’re just fictional characters.