El Confesionario: James Gunn y Scooby Doo

Una vez más el confesionario abre sus puertas a regocijo de los mortales para revelar nuestros más oscuros secretos con respecto a nuestros gustos. En esta ocasión, hay una coincidencia de esas que pocas veces se dan en la vida: cuando director y actores que alguna vez trabajaron juntos compiten en cartelera con diferentes proyectos. En esta ocasión, “Superman” dándole una madriza a la secuela-remake de “Sé lo que Hicieron el Verano Pasado”. Seguramente no tienen idea de lo que estoy hablando y estarán preguntándose: ¿qué tienen que ver una película de superhéroes con un slasher? Aparentemente nada al principio… hasta que nos fijamos en el director de la primera y el reparto de la segunda. ¿Algunos de ustedes creería que Freddie Prinze Jr. y Sarah Michelle Gellar trabajaron juntos con James Gunn? Pues resulta que sí lo hicieron, cuando todavía muchos éramos niños.

La mayoría de los gustos culpables son películas que nos remiten a nuestros primeros años, cuando sólo veíamos por gusto lo que salía en pantalla y no teníamos criterio en gustos. Y aún después de adquirirlo en la adultez, por esa misma nostalgia el cariño se mantiene incluso después de admitir que no son de buena calidad. Ahora mismo, se presenta la oportunidad de revelar una de esas adaptaciones de caricaturas al cine, que distan de ser buenas, pero tienen lo suyo. En este caso, hablemos del live action de “Scooby-Doo” (por cierto, si alguien allá afuera dice que esta película la dirigió un tal Raja Gosnell, está mintiendo y es parte de su imaginación).

Dicen que si una película está basada en un programa de televisión es mejor no verla, pues ¿qué puede aportar el cine que no hayamos visto en la pantalla chica antes? ¿Qué puede sorprender? Eso mismo pensó James Gunn cuando se le encargó escribir una adaptación para cines de la clásica caricatura de Hannah-Barbera, en el que sería su primer trabajo serio (antes sólo había escrito guiones para producciones de bajo presupuesto). Fue entonces cuando se le ocurrió hacer una versión para adultos, pero los ejecutivos de la Warner se alarmaron con los chistes subidos de tono, las bromas de doble sentido y las modificaciones a los personajes. Exigieron darle un enfoque más infantil, con más humor blanco y priorizando el misterio a resolver, dando como resultado una mezcolanza sin identidad propia que cuestionará varios estatutos originales.

Y es curioso porque el planteamiento inicial no suena mal. Después de resolver un caso, la Pandilla del Misterio se separa por diferencia de opiniones y cada uno toma su camino: Fred se convierte en modelo para una revista, Vilma trabaja en la NASA, Daphne toma un curso de karate y se vuelve cinta negra, y Shaggy se queda con Scooby, tratando de ganar dinero con lo que tienen a la mano. Sin embargo, luego de 2 años, una oferta jugosa del dueño del parque de diversiones Spooky Island (u Horripilandia para los cuates) los hará reunirse de nuevo para afrontar el misterio que rodea la isla en la que estarán asentados.

La mayor crítica que se le ha hecho a esta versión es la falta de consistencia en el tono y que los fans más acérrimos de la serie la consideran una falta de respeto por alejarse demasiado de la identidad de la serie. Si bien es cierto que se toma unas cuantas libertades con respecto al material original, Gunn reformula la historia y añade elementos de otras películas como “Invasion of the Body Snatchers” e incluso de la propia serie (es fácil ver esto como una readaptación de “Scooby-Doo en la Isla de los Zombies”, considerada el pináculo de la franquicia). Esto consigue un misterio decente dentro de una historia boba, pero atrayente y que rebosa de mucho humor negro y referencial, mostrando un poco de lo que después sería su estilo directivo a futuro. Hay muchos chistes que funcionan y aprovechan la naturaleza de la serie, con algunos momentos que rayan en el terror. Lo que puede distraer son los efectos especiales, pues hasta para la época se notan falsos (el diseño de Scooby fue muy criticado). Además, la presencia del tono infantil (un desesperado intento por atraer a los niños) empequeñece y desbalancea el relato. También el humor escatológico cansa después de un rato.

La elección del reparto fue controversial en su estreno (basta decir que Freddie Prinze Jr. fue nominado al Razzie como Peor Actor), pero hoy en día es difícil imaginar a otros en los papeles. Aunque Matthew Lillard es el único miembro de Misterio a la Orden que lograría consolidarse a futuro (se volvería la voz oficial de Shaggy a partir de “Scooby-Doo Misterios S.A.”, la mejor serie de la franquicia), el carisma y compromiso que denotan Sarah Michelle Gellar y Linda Cardellini como Daphne y Vilma respectivamente es genuino y provocan risa por sus interacciones con los demás (con decir que Vilma iba a ser lesbiana en una versión preliminar del guion nos da una idea del humor). Sin embargo, lo llamativo viene con el reparto secundario, desde Rowan Atkinson como el dueño del parque Spooky Island hasta una entonces desconocida Isla Fisher.

Pese a las fuertes críticas recibidas en su estreno, le fue relativamente bien en taquilla, y esto animó a la Warner a hacer una segunda parte. Esta vez se fue al otro extremo: mayor presencia de humor blanco y toma más en cuenta a la antigua y mítica serie, evidenciado en los diseños de los monstruos, así como en las referencias a personajes y villanos de la serie clásica. No obstante, el misterio es más predecible y en general está menos trabajada por ser una repetición en su comedia y elaboración de chistes. También le iría bien en taquilla, pero al recaudar menos que su predecesora, cancelaron una potencial tercera entrega que finalmente hubiera tenido a Gunn en la silla del director.

Este par de películas distan de ser buenas, pero tienen un encanto que pocas versiones tienen en gran parte por la personalidad que imprime Gunn en el libreto (una prueba más de que es mejor escritor que director). Sí, como apenas va empezando, es obvio que van a notarse más las incoherencias, los huecos argumentales y los deus ex machina, pero resulta curioso que estas adaptaciones tan criticadas en su estreno hoy son más valoradas por el nombre del guionista. También resulta curioso cómo lograron que sobresalga de otras versiones, y es que no nos mintamos. Hemos visto intento fallido tras intento fallido tras intento fallido de caricaturas adaptadas al cine, y éstas no sólo exudan personalidad, sino que son de las pocas que han perdurado en el tiempo (la otra que logró esto fue el live action de “Mónica y sus Amigos”, muy superior a este tipo de cochinadas hechas en Estados Unidos, pero esa tenía a un genio como Daniel Rezende a cargo). Los fans del personaje pegarán el grito en el cielo por la irrespetuosidad hacia la serie, para el resto se digieren rápido gracias a lo moralmente escrupulosas y graciosas que resultan ser.

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Acerca del autor

Uriel Salvador     twitter.com/UrielSalvadorGS

Escritor, analista, crítico, gamer, investigador, actor (especializado en doblaje), fotógrafo. Pero ante todo, soy un amante del cine.


2 Comments

  • RiCLARKdo BlanKENT August 6, 2025 @ 6:15 pm

    Scooby Doo siento que ha alcanzado cierto status últimamente (aparte de por James Gunn en si) porque es un reflejo de la generación en que fue filmada (los 2000s en este caso) igual que lo fue en su momento la animada (los 70s). Además de que gran parte del cast estuvo bien: Linda Cardellini como una excelente Velma, Sara Michelle Gellar guapísima como siempre y en su apogeo con Buffy, Matthew Lillard como anillo al dedo con Shaggy, quien desentona es Freddie Prinze Jr que de verdad es malisimo actor.

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    • Son un producto de su época, cierto, pero también tienen una personalidad marcada por el guion. No son perfectas, pero me sacan risas cada vez que las veo. También dejaron varios memes muy memorables.

      Gracias por comentar, saludos.

      Reply

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