El Guardián: El neorrealismo se apodera del Cine Mexicano

En otro intento de tintes neorrealistas presentado en el pasado festival internacional de cine de morelia, la cineasta Nuria Ibáñez, sirviéndose de un previo trabajo documental que había filmado, expone con total naturalismo cinematográfico “El Guardián” la historia de Basilio, hombre de edad avanzada e inmigrante recién deportado de los estados unidos, quién ha encontrado una nueva oportunidad de rehacer su vida poniéndose al cuidado de una playa desierta en Baja California y teniendo en su vida dos motivaciones principales, que no por distintas resultan igual lejanas en su materialización: la espera de volver a ver a su hija de quién ha perdido todo rastro, y la inútil ilusión de que su patrón, mas temprano que tarde, compense monetariamente los esfuerzos laborales que día a día realiza al cuidado de su playa, empezando por la cantidad de kilómetros que tiene que viajar para hacer una sencilla llamada telefónica y entregar su reporte continuo a su escurridizo empleador.

Pero El Guardián no es la clásica historia de “hombre de la tercera edad que da tristeza” pues afortunadamente tanto Ibañez como su protagonista, emprenden la labor de conformar con gestos, palabras, silencios y acciones, el universo de un ser humano que, a la manera de “Humberto D” de Vitorio de Sica, se rehúsa a ser depositario de la lástima ajena. Basilio es seco, noble, un poco “cabeza dura” a veces, y un poco tibio en otras, empeñado siempre en quedar bien con su “manda más”, aunque esto suponga enemistarse con los habitantes del pueblo y aunque a lo mejor en su interior sepa lo que para ese momento el espectador ya sabe con creces: su pago de nómina difícilmente va a llegar.

Por demás irónico resulta el hecho de que la única persona que trate a Basilio con dignidad en todo el pueblo, una vez que ha perdido la simpatía de su supuesto “amigo” pescador ilegal, sea un turista norteamericano, quién en todo momento intenta mostrar empatía y hasta ganar cierta amistad del hombre orgulloso, renuente a que lo inviten a comer de forma más digna a lo que él se puede costear.

Hay que aplaudir en El Guardián la capacidad de la directora para guiar a Basilio Moncada, primerizo en el ámbito del histrionismo, a lograr una actuación conmovedora que nunca se siente acartonada ni mucho menos manipuladora, espejeando a un hombre con furia interior y esperanza en las mismas proporciones; victima absoluta del abuso, el gandallismo, la depredación, la indiferencia y demás “linduras” propias de los países en donde priva la desigualdad

El neorrealismo se apoderó del cine mexicano en ésta edición del FICM, pero lo irónico es que el cine interpretado por “no actores” ha logrado conmovernos de forma más profunda que aquel que es encabezado por los “establecidos”. Aunque no alcanza el nivel de La Reserva, El Guardián es un buen intento de parte de Nuria Ibáñez, quién sin duda tomó la mejor determinación, su historia podría conmover en formato documental, pero se agradece el riesgo de haberla convertido en una “ficción”. Sí, entre comillas.

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Acerca del autor

Adolfo Uriarte     instagram.com/_mascine_/

Fotógrafo por necesidad y hambre, cinéfilo por las mismas causas. Coincido que las buenas películas te marcan, pero las malas son mas divertidas. Mi mayor pecado: odio Star Wars.


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