Father Stu: Un milagro pasajero

El milagro de esta experiencia es que uno entra sin esperar nada y sale sintiendo *algo*.

Antes de enterarme que Mark Wahlberg es productor tanto como protagonista, esto ya gritaba “passion project” desde la poca difusión publicitaria que tuvo; cosa que al final parece un acierto pues las películas con temas católicos son muy de nicho. Generalmente las masas acuden al cine solo cuando va la religión de la mano de unos bueno sustos, para bien o para mal.

Hay algo que se enciende en nuestros cerebros cuando dice “basado en una historia de la vida real” tanto que algunas películas falsamente lo han usado en su marketing. Entonces así, viajamos por la vida de Stuart Long, que va a dar un tremendo giro de ser boxeador a ordenarse como padre de la iglesia católica.

Stu es sumamente caótico, como espectador nos piden simpatía pues su vida honestamente está llena de sufrimiento: desde pequeño con la muerte súbita de su hermano, de joven con los peores padres que se han visto últimamente y de adulto se dedica a boxear hasta que el doctor le dice que su cuerpo no va a aguantar más, luego se le ocurre jugar al actor en Hollywood y pronto pone toda su energía en conquistar a una chica católica hasta llegar incluso a bautizarse.

Si todo eso les parece demasiado, no es ni la mitad de la historia. Gran punto a favor son los personajes secundarios que sorprendentemente están muy bien definidos. Mel Gibson hace que lo odies como el horrible padre que nunca debió ser y Teresa Ruiz comparte con fuerza, su corazón roto cuando Stu termina su relación por perseguir su nuevo propósito.

La fe de Stu, quien una y otra vez tiene razones para renunciarla, es en un punto contagiosa e invita a reflexionar desde otra perspectiva la determinación o la transformación de fe donde no hay milagros. No hay cura para lo que padece, lo vive con dignidad y esto puede conmoverte dependiendo de tu historia personal.

Todo se puede resumir en la respuesta a la pregunta: ¿Pueden la personas cambiar al encontrar su propósito? Sí, ¿Qué tanto? En el momento correcto esta película puede sacarte varias lágrimas y traerte paz interior. Sin embargo, para la mayoría, por su tema y ejecución pasará del largo.