El Pequeño Vampiro: Fábula siniestra-cómica-infantil
Basado en la exitosa serie de novelas homónima de Angela Sommer-Bodenburg llega a cines “El Pequeño Vampiro”, una cinta procedente de Alemania que nos cuenta la historia de Tony, un chico de 13 años que es fanático de los vampiros y cuya obsesión ha llevado hasta el hartazgo a sus padres. Esta manía del protagonista se elevará al máximo cuando se mudan a vivir a un viejo castillo en Transilvania; ahí, Tony conocerá a Rudolph, un chico de su misma edad que además es un vampiro y quien lo adentrará a este tenebroso pero también mágico mundo en el que vivirán una grandiosa aventura, ayudando al clan de vampiros a escapar de la extinción.
Una película dirigida a un público muy infantil en donde es muy difícil no recordar en algunos pasajes el estilo Tim Burton (el tema también resulta de gran ayuda); los personajes en sí son muy incluyentes y la corrección política también se ve reflejada a su manera, pues el mensaje de la diversidad y la convivencia entre razas es obvia pero efectiva. Una diversión para nuevas generaciones que tiene su mérito al arriesgarse por un lado un tanto siniestro que al mismo tiempo es una inocente comedia.
Claramente predecible, la película se torna más entretenida conforme avanza, después de un lento y atrabancado lapso inicial, pues parece conservar cierta esencia de los libros. Se ve muy claro ese mensaje moralino que la historia intenta transmitir, lo que resulta un poco cansino y es cuando este se deja un poco de lado que se puede disfrutar más de las aventuras de nuestros personajes, dejando claro que Disney no es el único al que le gusta difundir esta comunicación de corrección política.
Los más chiquillos seguramente la disfrutarán, aún así sin pasar a ser algo de lo más trascendente pues los clichés están ahí y no aporta lo bastante al género. Totalmente dominguera y recomendable si se quiere desconectar el cerebro un rato acompañado de los pequeños de la casa; eso sí, no olviden su entretenimiento de palomitas y refresco.