El resplandor sigue vivo.
Después de varios años de la primera vez que vi esta película, ahora la vuelvo a ver con mi hijo y sí, sigue viva, quiero decir que me sigue provocando esa sensación de morbosidad y angustia: la sorpresa de aquella primera vez que la vi de niña al lado de mi padre.
El resplandor (1980) del grandioso director Stanley Kubrick, basada en la novela del maestro Stephen King con el mismo nombre, cuenta además, con la magnificas actuaciones de Shelley Duvay (Wendy), Jack Nicholson (Jack) y Danny Lloyd (Danny). La película comienza con Jack, un escritor que necesita espacio y soledad para crear, por lo que toma un trabajo por 5 meses en un hotel en medio de la nada, en donde vivirá con su esposa Wendy y su pequeño hijo Danny. Sin embargo, en este hotel ocurrieron, décadas atrás, asesinatos por la llamada fiebre de las cabañas, esto junto con “el resplandor” que posee Danny, una especie de poder psíquico que le advierte de lo ocurrido, más la frustración de Jack al no poder concentrarse, hacen el espacio perfecto para que éste comience a manifestar un delirio de persecución, Danny se enfrentará a los fantasmas que habitan en este gran hotel y que parecen poseer a su papá.
Un guión espectacular que sostiene la tensión durante toda la película, resuelve magníficamente, la frustración de Jack llevada a la locura, manifestada en el descubrimiento de Wendy de la hojas y hojas que Jack a escrito durante días. Desde el comienzo, Kubrick, nos introduce al estado angustioso del personaje siguiéndolo en todo su recorrido por el camino hacia el hotel, la entrevista con el encargado y el viaje con su familia.
Tenemos fantásticas escenas como aquella en donde el pasillo del hotel se llena de un mar de sangre que sale de los elevadores. El seguimiento con la cámara al triciclo de Danny por el hotel es verdaderamente magistral; el diseño de arte de la película nos induce en el juego óptico, en donde tanto la iluminación, los filtros, la decoración del hotel, el vestuario de cada personaje y la música nos harán sentir identificados con cada uno de ellos, hasta con Jack, ya que lo único que él quiere es estar solo y olvidarse de los problemas para poder escribir.
Insisto, por último, en la actuación de Jack Nicholson, quien, después de verlo en esta película, difícilmente se nos olvida esa cara de loco, riendo y gritando con un hacha en la mano por todo el hotel; y ni se diga de la actuación de Danny Lloyd, quien a su corta edad nos hace sentir el terror y la zozobra de su personaje.
Una película que no pasa de moda, ad hoc para estas fechas, y que a pesar del tiempo se mantiene viva y nos mantiene vivos en la sensación de suspenso durante hora y media.
Bienvenidos a la semana de terror y muerte que trataré de sostener a través de mis posts desde el 31 de octubre hasta el 2 de noviembre día de muertos.
8 Comments
¡Y pensar que a Stephen King no le gustó! A mi ésta película me pone la piel de gallina todas y cada una de las veces que la veo.
Gracias por recordarme que tengo que verla ésta semana, es imperdible 😀
eso si dá miedo!!!
que no se le ocurra hacer un remake
me horroriza pensar en esa idea, ni que lo digas!!
De hecho existe un “remake”, es una miniserie para TV, que salió con toda la bendición de Stephen King…. pero le cayó la maldición de Stanley Kubrick… es malísima.
Saludos Lourdes
Me se varias anécdotas curiosas con respecto a la fimación. Hablando de Stephen King, este ya estaba harto de que el Maestro Kubrick le hablase a altas horas de la madrugada, para comentarle ideas que tenía con respecto al guión y la producción.
Yo la primera vez que vi esta película en mi vida, tenía como unos ocho años y me dejó de lo más confundida, la vi recientemente en los filmes online de HBO y me quedé igual, pero ahora entendí que esa onda es como para ponerle confusión y angustia a quien la ve y eso contribuye a que te dé más miedo.