Ema vino a incendiar los cines
Les guste o no, el reggaeton revivió muy fuerte en estos últimos años -en parte, debido a que fue “sanitizado” gracias al trabajo y talento de artistas blancos latinoamericanos- y es el género musical que más está innovando la música, sin contar su inmensa popularidad alrededor del mundo. Por más que clamen que es repetitivo y que todas las canciones suenan igual (mi papá dice esto del rock pesado y el metal, jeje) y que son puras canciones misóginas que cosifican a la mujer (hola, vivimos en una sociedad profundamente sexista, todos los géneros musicales lo reflejan), no se puede negar su impacto y lo que significa para millones de personas. Parte de lo que hace genial a Ema, la nueva película del director chileno Pablo Larraín, es que utiliza este género para definir a su protagonista.
El matrimonio entre Ema (Mariana Di Girolamo) y Gastón (Gael García Bernal), bailarina y coreógrafo en una compañía de danza contemporánea, está en las rocas después de que su hijo adoptivo se ve involucrado en un violento incidente. El guion de Guillermo Calderón y Alejandro Moreno se enfoca en el tumulto interno de Ema y su camino de redescubrimiento, en compañía de su grupo de amigas y con reggaeton de fondo. Es así que se exploran los temas de maternidad e infertilidad, turismo cultural, y la música y danza como forma para alcanzar la tan ansiada libertad y autodeterminación, mientras hace una crítica introspectiva sobre el status quo y el deber ser.
El filme se centra y se mueve al ritmo de Di Girolamo, quien tiene una presencia magnética impresionante, capaz de demostrar la más profunda vulnerabilidad y fortaleza con su cuerpo; García Bernal, en su tercera colaboración con Larraín, realiza una muy buena interpretación, fría y calculada. Las secuencias de baile, realizadas por el coreógrafo José Vidal, son hipnotizantes, y se utilizan de forma precisa, justo para darle mayor peso al desarrollo narrativo. La dirección de Larraín se estiliza aún más, conservando su visión particular y experimentando con la iluminación y el movimiento.
Con perreo intenso y un lanzallamas, Ema viene a incendiar las salas de cine. Corran a verla antes de que nos cierren los cines y tengan que esperar a los servicios de streaming.