Emilia Pérez: La Gran Mentira Fílmica del 2024

Dejando de lado cualquier pretensión o prejuicio, la trama de un criminal que se quiere convertir en mujer suena bastante, sin embargo, que una idea sea original no hace automáticamente buena a una cinta. Emilia Pérez es un ejemplo perfecto de esto y de cómo una serie de decisiones tanto de estilo como de guion pueden contribuir aún más al desastre.

El primer error grave de Emilia Pérez y de Jacques Audiard es la parte musical. Aunque hay que reconocer que la melodía es decente en la mayoría de las piezas, la armonía y las letras no terminan por cuajar, dando más la sensación de estar declamando un diálogo que de cantar. Pocos son los números musicales que se salvan, e incluso las letras dan la sensación de haber sido traducidas con Google o estar escritas por Ricardo Arjona, con analogías pendejas por frías y pocos naturales que resultan.

Lastimosamente el guion es otra calamidad, una ofensa a la inteligencia humana y al buen gusto fílmico. Las incoherencias narrativas comienzan desde el minuto uno (¿por qué el jefe del más grande de una organización criminal en México necesita a un abogado para una operación de cambio de sexo?), reflejando lo poco elaborado de los personajes y la nula lógica interna de sus sucesos, especialmente la escasa exploración o justificación que se da a la transformación de Manitas en “Emilia Pérez”, así como el hecho de que ningún personaje da cuenta que estamos ante una persona transexual (a excepción de la abogada, que lo hace en cinco segundos), lo cual es una de las cosas más estúpidas narrativamente hablando que se hayan visto en el cine en los últimos años

Estos agujeros, junto con las muchas otras perspectivas sobre las problemáticas sociales puede deberse a una visión extranjera que no conoce el contexto completo de la violencia en México y que, en su intento por empatizar termina por hacer un retrato caricaturesco y superficial de temas sensibles (Audiard incluso declaró en el Festival de Morelia, que contrató a Selena Gómez por el hecho de que pensó que era mexicana solo por su apellido).

Podríamos justificar a los creadores bajo este manto de perspectiva extranjera, pero recordemos que parte del trabajo de un guionista es investigar o, al menos, en el proceso creativo involucrar o pedir apoyo a personas que viven más de cerca de la realidad que quieren describir. Un error grave que Emilia Pérez carga, porque incluso en su reparto hay pocos mexicanos involucrados.

Aparte de este desconocimiento, el enfoque de Emilia Pérez falla en la impresión del mero sentido común. No solo los personajes se dedican a tomar la decisión más idiota posible en cada una de las situaciones, sino que el ejemplo más notorio lo tenemos en el arco de las desapariciones, donde la protagonista funda una asociación para buscar personas desaparecidas con el objetivo de redimirse, un problema del que directa o indirectamente fue responsable y del cual el guion nunca muestra un arco dramático de arrepentimiento. ¿Un líder de estos grupos que mata y desaparece gente de la noche a la mañana se dedica a buscar los cuerpos, solo por qué se convirtió en mujer? Incluso separando el tema del transexualismo, es como hacer una cinta sobre los desaparecidos durante alguna dictadura y presentar a los líderes políticos responsables de estos horribles sucesos como personas que de la noche a la mañana se dedican a buscar los cuerpos, sin mostrar arrepentimiento ni culpa e ignorar la conexión entre la búsqueda y la responsabilidad de quien la ejerce, ¿verdad que sería sumamente ofensivo para aquellos que han vivido estos eventos? Ni siquiera porque Francia esté cerca de países que han vivido acontecimientos similares hay un gramo de empatía.

Incluso el tema del transexualismo no se libra de tener una óptica superficial. ¿Verdaderamente alguien cree que se conseguirá empatía de este colectivo reduciendo el proceso de transformación a un musical donde el protocolo se reduce a buscar un mercado mundial de partes? ¿O que ni siquiera haya una exploración del por qué Manitas busca convertirse en mujer? Esto se pudo haber arreglado de una manera simple, pues si en la transformación hubiera habido un trasfondo psicológico incluso era posible asociar la masculinidad de “Manitas” a su lado criminal, o mostrar un lado humano de este que precediera y justificara su transformación en Emilia Pérez. Pero ni de lejos los escritores alcanzan este nivel.

Y es que en Emilia Pérez todo es tratado de manera superficial: el cambio de género, la violencia, la corrupción, la ambición, el trasfondo de cualquier personaje. El objetivo es claro, y ese es buscar apelar a un auténtico sensacionalismo para salir bien librados y “gustar” al público, algo ahora más común en Cannes con un jurado que se dedica a premiar tendencias por sobre la calidad fílmica, algo de lo que Emilia Pérez carece totalmente.

La pésima elección de Selena Gómez, quien no solo tiene uno de los peores números musicales, sino también un perfil histriónico limitado, al no dominar el español regala algunos de los momentos más patéticos que se hayan visto en el género musical, un reflejo del desastre y del poco conocimiento que los involucrados tienen dentro del rubro que suponen desarrollar.

Calificación

Guion: 0.5

Dirección: 1.3

Actores: 1.0

Extras: 0.1

Calificación: 2.9

Fuera de la española Karla Gascón y una fotografía decente, no hay nada más que rescatar de una cinta que desde su concepción sensacionalista solo busca encajar con un público adepto al Tik Tok y a la recompensa visual inmediata, un cinéfilo “nuevo” y ávido por tragar tendencias y popularidades y que piensa que el cine se inventó en Netflix, una audiencia que no tiene una caraja idea de que es una cinta musical, ni una lógica interna, ni una buena actuación. Esto es un intento vulgar de Audiard (es increíble que este cineasta sea el mismo de joyas como “Un Profeta” o “The Sisters Brothers”) por “intentar” entender desde una perspectiva mocha y torpe un problema ajeno y de imponerlo como “salvador”, “transgresor” y “único”.

Así como lo fue Titane en su momento, Emilia Pérez es una de las grandes mentiras fílmicas de la década, “vende humo” y una de las peores películas del año. Gracias por nada Francia

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Acerca del autor

El Cine Actuario   @maxpower_ar?s=09   facebook.com/dvclocblog

Actuario/Economista, Amante del Cine, Devoto de Dios, Intuitivo, Curioso, Rockero de corazón, Fanático de los Libros y del deporte de las tacleadas, quesero, colchonero, diablo rojo. "Las estadísticas son la forma en que las matemáticas cuentan las historias" "El arte es una ciencia y el trabajo del critico al igual que el del investigador es exponer sus axiomas y teoremas al mundo" "Estar de acuerdo, en no estar en desacuerdo es saludable"


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