En la estrada de Cinescopia: Hors Satan
En esta ocasión nuestro corresponsal y estimado cinéfilo Israel Jacob viajó a Francia para traernos la reseña y crítica de la última obra de Bruno Dumont, que en este su sexto largometraje, retoma el tema religioso dando una pieza contemplativa de gran calidad.
Hors Satan
Por Israel Jacob
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Es imposible separar la historia del hombre de su necesidad de creer en un ser supernatural, en la vida eterna, la reencarnación y cualquier otro paliativo que agrande la brecha entre el ser humano, su superioridad como ser inteligente y consciente de su entorno, de los demás seres vivos. La necesidad de explicar los fenómenos que nos rodean es el combustible que alimenta la curiosidad que hace posible la continua evolución del hombre valiéndose de la ciencia para desvelar secretos, derrotar supersticiones y liberar nuestra mente. No obstante, la ciencia está lejos de proporcionar respuestas a todas nuestras interrogantes, y son las áreas que se rehúsan a revelarse racionalmente, las que a medida que se estrechan, se intensifican y revelan su naturaleza salvaje.
A menudo relacionado con el cinema du corps, el director Bruno Dumont (Hadewijch, 2009) hace su segunda incursión en una cinta con tema religioso. En un mar de producciones Holywoodenses, llenas de parlamentos cuyo objetivo es ofrecer situaciones digeridas, muchas veces carentes de profundidad, y crear emociones inmediatas, a veces pasajeras, en el espectador, Fuera de Satán llena sus silencios con actuaciones poderosas y tomas extraordinariamente bellas; no pretende dar respuestas, sino formular preguntas tan profundas que distan mucho de ser universales, las respuestas a las interrogantes que genera son tan individuales como las referencias que nos permiten identificar y relacionar a los personajes.
Dumont nos da las piezas para formar nuestra propia historia, y la raíz de esa esta, se encuentra en nuestro lado más primitivo. Los elementos de la historia son tan naturales y cotidianos como el fuego, el agua y la flora y fauna que nos rodea, como el inherente instinto de conservación, como el miedo a lo desconocido, la superstición suprimida y la ingenuidad que nos obliga a desear creer. Las piezas (los actores) tiene rostro, pero no tiene nombre, pueden ser quienquiera que deseemos que sean, representan el bien, el mal, o ambos, o quizá únicamente nuestro lado más humano y libre. Le Gars (David Dewaele, De Boot) es un profeta, un mesías, un ángel salvador o un demonio que vive de pequeñas contribuciones que le ofrecen los habitantes de una pequeña población al norte de Francia a cambio de favores divinos, “ella” (Alexandra Lemâtre) es su principal benefactora, ama a Le Gars, su amor no será correspondido, pero su generosidad será grandemente recompensada. Los personajes caminan sobre esta tierra, son humanos llenos de magia, la quietud de los parajes en que se desarrolla la historia permite descubrir sus motivaciones, sus silencios acentúan la tensión que se desarrolla a cuentagotas y sus penetrantes miradas los revelan ante nosotros, oran, asesinan… aman.
Fuera de Satán es un platillo delicioso, y como tal, debe cocinarse a fuego lento, el espectador deberá dejarse envolver por la magia de la historia y sacar sus propias conclusiones. Bruno Dumont y sus actores nos retan a reconsiderar la lógica de nuestras creencias y a aceptar que aún dentro de nuestro cotidiano escepticismo, derivado de nuestro apego a la ciencia, queda espacio para dudar.