Escape Room: Torture Soft Porn para niños

A pesar de que nunca he sido muy adepto a este subgénero del horror y/o del gore, en verdad mi aún intacta inocencia cinéfila me hizo pensar que esta basura me aportaría al menos algunos grados o momentos de entretenimiento en su función de prensa de las 10 de la mañana, ya saben, como una excusa de “escape” perfecto al estrés de la trabajo. Quizá sea el tema de los “cuartos de escape”, los retos, pistas y el morbo de ver correr sangre conjugado al reto de imprimir al menos un poco de inteligencia a un guion que supondría tenerla al incluir el tópico de dichos juegos, pero la realidad es que en apenas los primeros meses del 2019, muy posiblemente ya tengamos a una de las peores películas en su haber, una escoria argumental que falla con peculiar ahínco en todo lo que se propone.

Con personajes ridículamente estereotipados interpretados por actores sacados del tambo de Hollywood (sobreactuados, sin pizca de química o capaces de genera alguna mínima empatía), el insulso director Adam Robbitel se estrena en el banquillo preservando su falta de estructura y nulo desarrollo del interés que ya había proyectado como guionista en las insoportables últimas partes de Paranormal Activity, sin embargo su mayor falta es el haber hecho de Escape Room en teoría, una cinta adepta al llamado “torture porn” que en práctica no tiene ni tortura, ni sangre, ni suspenso, ni terror, mucho menos giros, sorpresas o un final de cierta lógica que justifique toda la mierda argumental que acaba de pasar.

Desde la fugaz y/o encasillada presentación de personajes, el inútil del director revela el “supuesto” giro, haciendo a la trama demasiado predecible y tan falta de interés, que para la hora de desplegar el conflicto (en apenas el primer cuarto), hubiera sido mejor que todos se murieran, apagar las luces y largarse de una sala de cine que en este caso se convierte en la verdadero “escape room” (o al menos yo me sentí así ¿cómo me salgo sin quedar mal con los de la distribuidora Sony? ¿Cuáles serán las pistas para poderme escapar? ¿Me verán si me arrastró por la sala?), un sitio de tortura fílmica que te derretirá los ojos por las variadas sandeces, clichés, malas actuaciones y cero impresión de cualquier tensión o terror.

Pero dicha tortura no termina en los 3,4, o 5 cuartos aún por visitar, pues no solo el director revela su final y único sobreviviente al principio de su cinta, atreviéndose a narrar todo como si fuera un flashback, sino que en la supuesta explicación y monólogo del asesino, se desprende una conclusión que pretende aleccionar a la audiencia sobre la vida y crueldad humana de una manera tan absurda y artificial, que a uno le cuesta trabajo digerir ya semejante  bonche de idiotez, no sin antes dar el tiro final, una posible secuela por si se presenta la no muy rara probabilidad de mediana o buena taquilla de parte de una audiencia, digamos, un poco menos inteligente para resolver los “cuartos” de la trama.

Insoportable de principio a fin, no hay un segundo de respiro o lógica en este incipiente bodrio efectista que clama como su mejor valor el haber quizá haber llevado a cabo la primera película “torture soft porn” para menores de 10 años ¿Quieren meterse a un cuarto de tortura? Sean bienvenidos a su cine de preferencia a tragarse semejante mierda.

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


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