EUREKA: Los vuelos que fortalecen el alma.
La escena con la que se abre la película “Eureka” está hecha en blanco y negro. Hay un hombre de destacado talante que solicita que lo lleven al pueblo, y poco después de llegar ahí se encuentra con unos habitantes desenfrenados y sin ley. Atestigua peleas, borrachos, situaciones sexuales, y nada de esto parece asustarle en realidad, ya que él sólo tiene una cosa en mente: hallar a su hija secuestrada. Observamos entonces a este protagonista, encarnado por Viggo Mortensen, presentarse ante la enorme Chiara Mastroianni, que se hace llamar aquí “El Coronel”, en una secuencia que simboliza claramente la naturaleza del western, con sus consabidas cualidades y características.
Así comienza ‘Eureka’, la más reciente cinta del director argentino Lisandro Alonso, que ya puede verse en la cartelera de nuestro país. Una vez que transcurre lo mencionado en el párrafo anterior, conocemos a Sadie (Sadie Lapointe) y a la oficial Debonna (Alaina Clifford), dos mujeres que tratan de vivir con normalidad en la problemática rutina de la reserva Pine Ridge. La existencia de estas chicas nos llevará eventualmente al Amazonas, donde un joven (Adanilo Costa) se ve obligado a huir de su grupo y sus tierras.
Como se aprecia en su sinopsis, ‘Eureka’ funciona como una suerte de tríptico, en donde el cineasta nos va manifestando no sólo el paso del tiempo o lugares cuya distancia entre sí abarca un continente, sino más bien una especie de análisis del ser humano, y cómo su esencia no depende de la situación o circunstancia que transita, sino de su lucha por sobrevivir, y las drásticas decisiones que se toman para mantenerse en pie. Por un lado estamos en la frontera mexicoamericana, con vaqueros que se disparan a diestra y siniestra como si la persona a la que tienen enfrente importara lo que un grano de arena. Por el otro, la precariedad y desolación que experimentan los nativos nos sobrepasa, porque sabemos que esto tiene todo que ver con su marginalización en favor de la creación de casinos, que les han quitado su región y sus labores, invisibilizándolos sin miramientos. El último fragmento del largometraje, aunque es hermoso visualmente, también exhibe una selva arrasada por el capitalismo y los intereses de quienes ven en ella una mina inacabable.
Además de una narrativa tan potente como poética, ‘Eureka’ echa mano de actores brillantes para desplegar sus actos. Ya hemos nombrado a los reconocidos Mortensen y Mastroianni, pero no nada más ellos conquistan a la audiencia: Alaina Clifford posee en su rostro adusto y cansado la capacidad de transmitir abatimiento e impaciencia, con diálogos contados y concernientes a su empleo. Mirarla frente a la ventana rota de una habitación nos invita a acompañarla, adivinando sus pensamientos acerca de este futuro incierto, casi nulo, de quienes cohabitan la reserva y no han tenido más remedio que refugiarse en vicios, incluso en la violencia misma. No se queda atrás lo hecho por Sadie Lapointe, que emana carisma cuando conversa y empatía hacia quienes le rodean, especialmente en los que se muestran vulnerables. Las palabras que otorga son parcas pero adecuadas y hasta sabias, propias de una muchacha que comprende su entorno y lo adusto de su gente.
Estrenada en el Festival de Cine de Cannes del 2023 y filmada en Carolina del Sur, Oaxaca, Brasil y Zaragoza (en el sitio donde Sergio Leone desarrollara varias de sus realizaciones), ‘Eureka’ se permite cuestionar más de lo que intenta resolver. No le interesa, de hecho, aleccionar al público o dar cátedra de prevención. Más que eso, elige utilizar una ave migratoria (Jabirú Mycteria, para ser exactos) como metáfora que nos acerque a la espiritualidad, la transición o el existencialismo, dejando la elección libre al espectador: Alzar el vuelo, cambiar el rumbo o transformarse siempre serán maneras idóneas de fortalecer el alma.