Evaluación cinematográfica del 2010. Última parte.
En México se refleja una solución
No obstante el cine mexicano no solamente es el mejor ejemplo para clarificar la problemática del cine actual, sino también la mejor demostración de una posible solución.
Al principio de este especial citamos un supuesto con dos producciones de manufactura mexicana: “Abel” y “Año Bisiesto”, las cuales se han convertido en estandarte de un remedio no sólo para el cine mexicano (dejando de ser un “supuesto”), sino que también ejemplifica lo que las producciones internacionales que sobresalieron este año han logrado causar dentro del séptimo arte. Una real solución.
“Año bisiesto” de Michale Rowe, primer ganadora mexicana en la sección Horizontes dentro del festival de Cannes fue terriblemente castigada en su promoción y distribución por México (De 10 a 6 copias en dos semanas). Sin embargo, fue víctima de una ironía muy peculiar: fue de 50 películas en cartelera, la que obtuvo el mejor promedio de taquilla por pantalla durante dos semanas consecutivas, con $43,961 pesos por sala. Lo triste del caso es que tras su primera semana de proyección pasó de 10 a 6 copias. A pesar de ello y en sólo esa media docena de pantallas recaudó más que “El atentado”, “Brijes 3D”, “Seres: Génesis” e “Hidalgo, la historia jamás contada”, las cuales suman 52 salas. “En dos semanas, Año bisiesto rebasó los $0.7 millones de pesos”. (Fuente: Boxofficemojo.com).
Increíble, inaudito y motivo de una triste insatisfacción, ya que “Año Bisiesto” a base de un marketing, recomendación directa y por sobre todo, una obra de verdadera calidad y valor artístico, ha demostrado que con sólo dos semanas se puede obtener la exigencia del espectador por un cine con contenido, que edifique el cine nacional, que honre y trascienda el séptimo arte.
“Abel” de Diego Luna. Ese pequeño cuento de ficción tan bien logrado (la conclusión del filme queda a deber) y que cautivó no sólo a los mexicanos sino a la crítica internacional logró que con 65 copias el cine de este país viera la luz de nuevo. Tras 4 semanas en cartelera y después de romper el récord en taquilla en cuanto a estrenos mexicanos con el mejor arranque en un fin de semana (3 millones), el filme de Luna logro su permanencia 2 semanas más, recaudando 30.6 millones. Un logro que bien recuerdo haber presenciado con una sala abarrotada en su tercera semana de proyección.
Con la siguiente cinta se presenta un caso ya no “raro”, pero si digno de análisis: “Biutiful” de Alejandro González Iñarritu. El filme se presenta en México con mas de 250 copias, recaudando 8 millones en su fin de semana de estreno (un promedio bajo tomando en cuenta las 65 copias de Abel) ¿Por qué? El filme del consagrado “Negro” es una oda al sufrimiento humano, una exploración de toda emoción que resulta en una verdadera catarsis para cualquier espectador. Una obra de innegable calidad que demuestras que Iñarritu puede soportar más que el manoseado y ya nada confiable recurso de las historias entrelazadas, que lo posiciona como un cineasta maduro y calculador, por fin librado de un cáncer llamado “Arriaga”. Es ese dramatismo que causa en la sociedad escoger en veces cintas que le ofrezcan una sonrisa, producto que Iñarritu no ofrece al menos durante la proyección de su cinta, sino después de haberla presenciado, pues se sabe que hemos estado frente a una veraz prueba de que el cine no ha muerto.
Otro de los factores del por qué “Biutiful” no obtuvo en cartelera mexicana lo pronosticado, es debido a que después de ser elogiada de pie por varios minutos en Cannes y recibir el galardón en dicho festival a Mejor Actor para Javier Bardem, la cinta concibió un renombre a través del personaje mediático que resulta el señor Iñarritu en México, factor por el cual a 6 meses de su estreno en el país, la piratería dio de que hablar. La cinta ya rondaba en varios portales de la red.
En el mes de diciembre “Somos lo que hay” de Jorge Michel Grau, película de ficción y con una trama que envuelve a una familia caníbal, llega a carteleras de México después de haber recibido buena crítica en el festival SITGES. El filme de Grau muestra otra perspectiva de la sociedad mexicana que no se había abordado en tiempos actuales y que recae en esa ficción tan necesitada por la industria fílmica del país.
La solución sale a relucir y el llamado “supuesto” se desmorona.
El llamado “supuesto” deja de serlo y producciones como las de Rowe, Iñarritu y Luna lo demuestran. Los espectadores se interesaron, asistieron e intercambiaron comentarios después de asistir a una portentosa sala cinematográfica; pese a todos los obstáculos con los que la industria cuenta actualmente, reiterando el precio, la poca distribución y promoción, factores que de seguir bajo estas mismas practicas serán finalmente vencidos por la figura más importante en todo este contexto: el cinéfilo amante del séptimo arte.
El 2010 fue un año sacrificado, mutilado y mediocre, que rindió cuentas con chispazos de genialidad, la incursión de las leyendas en el rubro y escasos productos que revolucionaron el mundo del cine.
Sin embargo también el 2010 fue lo mismo a aquella expresión famosa “Hemos tocado fondo” en la que cuando pasamos por un terrible momento, nos damos cuenta que no puede haber algo peor y en esos instantes debemos de salir del hoyo a base de esfuerzo, entusiasmo y positivismo.
El espectador debe exigir cine. Así como fueron abarrotadas las funciones de “Buried”, “Abel”, “Shutter Island”, “Inception”, “Año Bisiesto” y “Biutiful” sean superproducciones o cine independiente y/o de arte, la practica de la asistencia a sus salas no debe morir. Debemos interesarnos por nuestro cine mexicano y por las producciones de arte; si persistimos en acudir a ellas y dejamos de lado las prácticas profanas, la próxima película de Michale Rowe, Diego Luna, Cartlos Reygadas, Francisco Vargas Quevedo, Jorge Michel Grau, Fernando Eimbcke y demás cineastas mexicanos que han mostrado pericia y verdadero arte en sus obras, no contarán con 10 ó 60 copias, sino con 250 y 500.
Si persistimos y la oferta aumenta, existe la posibilidad de que el precio del boleto por ende disminuya y que todo espectador amante del cine tenga la oportunidad de apreciar ese hermoso arte, teniendo una gama de elecciones ricas en contenido, dignas de ese intercambio cultural entre la pantalla y el espectador, figura que al final decide si el filme es olvidado o se queda con él, dentro de su mente, de su gusto y de su cultura por toda la vida.
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