Evil Dead Rise: Amplio catálogo de sangre y gore
Si existe algo que en la actualidad nos tiene saturados, es la sobreexposición del espectador a sagas, secuelas y franquicias. Los estudios difícilmente se atreven a apostar por ideas nuevas o directores nóveles. No obstante, cuando se anunció el estreno de “Evil Dead: El Despertar”, curiosamente lo que realmente despertó fue la curiosidad y las ganas de ver esta nueva entrega. ¿La razón? Muy simple: Evil Dead es considerada como la franquicia milagrosa, ya que no tiene una película mala. Sé que esto puede ser subjetivo, pero la crítica y el público coinciden en lo anterior (aunque en lo personal pueda ser debatible el tema de “Guerrero de las Sombras”).
Entonces, ¿está “Evil Dead: El Despertar” a la altura de lo esperado? ¿Cumple con las expectativas? La respuesta es sí: cumple con creces las expectativas de los fans de la saga y de los amantes del cine gore.
La trama gira alrededor de Beth y de Ellie, un par de hermanas quienes se han distanciado en los últimos años. La primera, trabaja como técnica responsable de los instrumentos para bandas de música (detesta que la consideren una groupie) y se enfrenta a la noticia de que está embarazada. Ellie, por su parte, vive en una torre de departamentos con sus tres hijos (dos adolescentes y una niña) y se enfrenta a haber sido abandonada por su esposo y al inminente desalojo debido a la próxima demolición del edificio en que habita. El reencuentro de las hermanas se ve afectado por un temblor y el descubrimiento de una bóveda en el sótano del edificio, en donde se encuentra un misterioso libro que, al ser encontrado por los hijos adolescentes, libera a los demonios que en él habitan y desencadena un mal ancestral, que obligará a la familia y al resto de los inquilinos del edificio a luchar por su supervivencia.
A pesar de algunos fallos o incoherencias en la trama y de pecar de recurrir a todos los clichés del cine de terror (amén de los reiterados scare jumps), la película funciona totalmente. Lee Cronin, quien dirige su segundo largometraje (“El Bosque Maldito”), recurre a una trama simple para enfocarse en el lado visual y desbordar la pantalla con una sucesión de escenas en las que la sangre abunda y el terror se apodera del espectador, teniendo una carnicería tras otra, sin dar un minuto de respiro. Esta película no te suelta, aquí abundan las decapitaciones, los desmembramientos, las posesiones, los disparos, las sierras eléctricas, los bichos, los momentos de claustrofobia, los traumas, las imágenes demoniacas, los ritos… ¿busca usted algo en específico al ver un gore? No importa lo que sea, esta lo tiene. Un plus resulta, por ejemplo, el guiño a un clásico del terror como “El Resplandor”.
Los fans de la saga quedarán satisfechos con esta nueva entrega. Aún cuando la locación cambia, pasando de la clásica cabaña en el bosque a una tétrica torre de apartamentos en Los Ángeles, los elementos clásicos se mantienen inmutables y el espíritu de la saga creada por Sam Raimi termina siendo fortalecida con esta entrega. Las buenas actuaciones del reparto y el buen manejo de los recursos sonoros y visuales generan una tensión permanente de la que es imposible escapar. Los fans del terror saciarán con creces su sed de sangre y vísceras, resaltando algunas secuencias como aquella de la mirilla de la puerta o la resolución final.
Sin embargo, si usted es de los que espera ver una película trascendental y bien construida, bien podría resultar decepcionado (a partir de aquí activamos el spoiler alert).
Las incoherencias y las obviedades son un problema casi generalizado del cine de terror. Lo primero, es la apertura de la película, ya que se nos presenta una secuencia a manera de prólogo, que resulta inconexa con el resto de la película y con la historia que se nos cuenta. Si bien al final de la película esta se une, resulta innecesaria en la narrativa. El segundo punto es justamente lo que desencadena la trama: un temblor de 5 grados que en apariencia es lo suficientemente fuerte como para abrir una grieta enorme en el suelo que deja al descubierto una bóveda ya que, se nos cuenta, el edificio habitacional anteriormente fue un banco… ¡¿qué?! Y no sólo eso, sino que en ese Banco alguien decidió guardar el Libro de los muertos, la investigación de un grupo de religiosos y hasta se dio el tiempo de rodearla de crucifijos y San Benitos, lo que no inhibe al hijo adolescente para tomar el libro y abrirlo a pesar de las advertencias de su hermana. El tercer punto es que se termina por desaprovechar el tema del embarazo de Beth, ya que esta subtrama podría haber resultado más interesante para ahondar en el los mother issues que se proponen, incluso en este tema, poco se habla del pasado de las hermanas, habiendo tenido la oportunidad de dotar a la trama de un aspecto psicológico más interesante.
Y aunque a nivel técnico la película resulta adecuada, la fotografía es el lado débil, cambiando de lentes y pasando indiscriminadamente de dollys a tomas con cámara en mano sin una justificación en la narrativa, lo mismo aplica para el uso de diversos ángulos de cámara que no se entienden y que pueden resultar desconcertantes. Sin embargo, hay que reconocer que muchos de estos defectos bien pueden ser justificables, únicamente tomando como base que es justo la saga de Evil Dead la que propuso esta caricaturización del terror, por lo que para muchos pueden resultar no solamente justificables, sino incluso deseables. En resumen, “Evil Dead: El Despertar” brinda al espectador aquello por lo que ha pagado y que busca ver.