Extiendan la alfombra, abran paso y que se riegue la champaña ¡Pulp Fiction is in Cannes, bad motherfuckers!
El 10 parece ser el número perfecto para que Cannes reviente, nos arroje sus últimas cartas y luego, ya entrada la noche, se vista con su ropa más cómoda (no por ello menos glamurosa) y nos regale emociones al por mayor.
La luz se extingue y las pasiones se exaltan en el cierre del 67° Festival de Cannes. En su recta final, se presentan Leviathan del ruso Andrey Zvyaginstev y Clouds of Sils Maria, del francés Oliver Assayas, quienes apuestan con sus respectivos trabajos y se suman a la expectativa de quién podrá salir con la gran palma de oro en sus manos ¿usted lo sabe? Porque por acá no hay nada claro y nadie se aventura a decantarse por una favorita. Al margen de la competición, los flashes, gritos y ovaciones, se las llevó Quentin Tarantino, quien acompañado por el mítico Vicent Vega John Travolta y una despampanante Mia Wallace, Uma Thurman celebraron por todo lo alto los primeros 20 años de Pulp Fiction. Pero antes de hablar de tremendo pachangón, le cuento lo que pasó con las dos últimas cintas competidoras que se presentaron para cerrar el festival.
Empezamos pues con la película del ruso de nombre impronunciable para cualquier hispanoparlante que se precie de serlo, quien a pesar de sus enormes esfuerzos y buenas intenciones con su película Leviathan, logró un “notable” sin llegar al “sobresaliente”, pero, como en Cannes todo puede suceder, parece ser que esta historia que narra la trágica destrucción de una familia entre amantes, vodka, conferencias bíblicas y políticos corruptos (basada en un relato que el director leyó sobre un hombre que vivió todo esto en Colorado).
En conferencia, el también creador de El regreso y Elena, habló sobre las dificultades que tuvo para poder realizar esta película con la ayuda económica del ministerio de cultura de su natal Rusia, porque al parecer, luego del resultado, parece ser que por aquellos lares no les gustó eso de que se ande presumiendo el buen aguante que los cosacos tienen para echarse sus buenos alcoholes, situación que inevitablemente llevó al cuestionamiento sobre la libertad de expresión en ese país. Sin duda, un filme muy canalla y con harto sabor que esperamos podamos ver de este lado del charco. Protagonizan los actores Vladimir Vdovichenkov, Roman Madyanov, Elena Lyadova y Alexey Serebryakov.
Con un paisaje suizo como inspiración base para su historia Clouds of Sils Maria, la actriz Juliette Binoche es la encargada de dar vida al personaje de una actriz cuyas circunstancias le juegan la mala pasada de tener que volver a interpretar un papel que a sus 20 primaveras, le diera su mayor éxito en su carrera de la mano de su inseparable agente interpretada por Kristen Stewart… lo que nos lleva a pensar nuevamente en un tema que se ha venido a convertir en una especie de sagrado mandamiento sobre el que muchas de las cintas presentadas en el festival han girado, la decadencia del mundo actoral (ya sea en teatro o cine) y las fatales derivaciones que estos personajes pueden llegar a tener en un ambiente lleno de excesos, éxitos pasajeros y fracasos constantes.
Quizá, y sin temor a equivocarme, la clave de historia que la pudiera hacer diferente a los otros melodramas que se han presentado, es la gran belleza de sus escenarios naturales; esas montañas suizas en donde las nubes también juegan un papel importante y fundamental para que por momentos, pareciera que los hechos ocurren al margen del tiempo y el espacio. Sin duda, una carta fuerte que se mete entre las favoritas para la palma de oro.
Y luego de las presentaciones de las dos últimas participantes, la algarabía y el jolgorio llegaron de la mano del cinema de la plage para ser el escenario perfecto de la celebración de cumpleaños de Pulp Fiction, la cinta de Tarantino que en ese ya lejano 1994, sorprendiera a propios y extraños y llegara para quedarse.
Uma Thurman y John Travolta acompañaron a su director quien además de la proyección, habló en conferencia sobre la importante influencia de los espaguetis westerns, el nuevo formato digital en el cine y su participación para la clausura del festival con la proyección de “Por un puñado de dólares” en el que rendirá tributo a Sergio Leone. Quentin, habló relajadamente por su fascinación por los malos, su gusto innegable por el cine italiano y la música que sin duda, ha marcado un sello característico en toda su filmografía. Tarantino reconoció que la palma de oro que ganó en 1994 es el trofeo que ocupa el lugar más importante en su casa de los muchos acumulados a lo largo de su carrera. Y aclaró por qué nunca emplea una banda sonora original para sus películas: “Necesitaría fichar a un compositor que sea capaz de darle un alma al filme… y no confío en nadie hasta ese punto”– concluyó visiblemente emocionado al sentir la atención de todos los medios y el eterno reconocimiento a su obra.
Y con esto mis queridos, me despido, pues no me quiero perder la oportunidad de pedirle al Maestro Travolta que me conceda algunas piezas musicales para bailar y verlo menearse como al galán Vicent Vega y yo, por una vez en la vida, sentirme una chica Tarantino.
Bye, bye…
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