Falsedades del Cine Erótico (+18)

Se avecina el estreno de la versión cinematográfica de la novela Fifty Shades of Grey (E.L James, 2011), y con él la consabida avalancha de controversias.  ¿Será posible lo que allí describen?  ¿En verdad el sadomasoquismo es tan “sabroso”? ¿De verdad alguien puede tener sexo por horas diariamente sin fatigarse?

La serie de libros sobre las peripecias sexuales  de Christian Grey guardan una clara similitud con la Saga Crepúsculo (Stephenie Meyer, 2005-2008), y es que es bien sabido que estas novelas eróticas nacieron como una “fan fiction” que buscaba apartarse de la aburrida castidad de Bella Swan y su gélido y afeminado pseudovampiro (motivada por la crianza mormona de la autora). De allí que el millonario Grey parezca tener habiliades sexuales sobrehumanas, además de ojos multicolor y cabello alborotado, que siendo obscenamente millonario posa sus ojos en la simplona de Anastasia, ¿Les suena?

Sus detractores no solo cuestionan la capacidad inhumana de Grey para sostener relaciones sin detenerse, sino el cómo un sujeto con tan serios trastornos emocionales pueda convertise en una pareja ideal.

El inminente estreno de dicha película se acompañará, según se dice, de  profundas decepciones por parte de las mujeres al notar que sus parejas no tienen el mismo rendimiento sexual del tal Grey sino que además no les aplican amarres, no usan prendas de cuero negro y demás parafernalia extravagante  ¿Será? Y es que alguna vez escuché a alguien decir que el cine pornográfico debería ser tomado en cuenta por su “valor documental” al mostrar “sexo real”… Es un hecho, no obstante, que tanto el cine erótico como pornográfico son tan fantasiosos como cualquier otro género ficticio, así que daremos un repaso a las grandes mentiras que nos cuentan dichas películas pues es necesario aclarar que Christian Grey no existe.

¿Pero cómo?  ¿El católico de ultraderecha Dr. Dark abordando el cine pecaminoso?  Obviamente,  quien esté libre de pecado tire  la primera piedra, jejejeje.  Así pues, veamos algunas de las mentiras que el cine pornográfico nos cuenta con todo y sus muy reales…eh…actividades.

La idea no es, por supuesto, desacreditar o satanizar a este tipo de cine, sino enfatizar que es tan falso como cualquier otro género de ficción.

1.-  XXX dice : El Sexo Seguro no existe

Los desafortunados casos de SIDA ocurridos en la industria porno han obligado a las producciones en ciertos estados de EUA al uso de preservativo.  Sin embargo, es bien sabido que por desgracia el uso de condón resulta para muchos anti erótico y las películas pornográficas en que éste es utilizado por los actores son escasamente populares.  Diversos productores han decidido migrar a otros estados donde el condón no es obligatorio para que sus películas continúen siendo redituables.

Afortunadamente, casos así son cada vez menos frecuentes pero una cura para este mal aun está muy lejos.

Así pues, vemos personajes realizando toda clase de peripecias sexuales en pareja o en grupo y prescindiendo de preservativos.  Ya lo ven, la sensual mujer decide merendarse al repartidor de pizza en lugar de la pizza en sí, no importándoles a ambos las enfermedades que pudiesen sufrir.

Pero en la vida real…

El sexo casual (sobre el cual versa el 90% de la producción erótica y pornográfica) ha de acompañarse mandatoriamente del uso de preservativos, pues estos no solamente previenen embarazos no deseados sino efermedades de transmisión sexual, que son numerosas además del temido y terrible SIDA.

2.-  XXX dice:  Todas las mujeres son bisexuales

O por lo menos están dispuestas ha experimentar el sexo lésbico alguna vez si aquello satisface a su pareja.  Y es que el “Trío”, el “Threesome” o “Menage a Trois”, en que participan dos mujeres y un hombre es la fantasía sexual masculina por excelencia.  Placer sexual inmenso acompañado de la sensación de poder que brinda el complacer a más de una mujer de forma simultánea (una verdadera manipulación de la psique masculina).  Por supuesto, las chicas se darán cariño entre ellas también.

Créeme… las piyamadas de tu vecina son eso, pi-ya-ma-das.

Entonces nos topamos con la mujer que descubre a su marido en pleno trance erótico concupiscente con quien la chica consideraba su mejor amiga… Y en lugar de la confrontación esperada y la demanda de divorcio consiguiente, decide unirse a la “fiesta”.  El tipo infiel a su mujer y la amiga traidora reciben un premio en lugar de un castigo.

Pero en la vida real…

Cierto es que en nuestra sociedad las mujeres suelen darse muestras de afecto que entre hombres heterosexuales no son consideradas correctas… pero eso no implica que todas las mujeres estén dispuestas a sostener relaciones lésbicas aunque sea de forma esporádica.  Créanme, que una chica diga a su mejor amiga “te quiero mucho” (algo que un varón heterosexual no diría a un amigo) no implica que esté dispuesta a acostarse con ella.

Un Threesome, por otra parte, difícilmente ocurre de forma espontánea ya que tiene diversas implicaciones psicológicas si dos de los participantes son pareja.  Por lo general se planifica, se discuten los límites de contacto que tendrán los participantes y, por supuesto, las medidas de seguridad e higiene se han de reforzar.

3.- XXX dice:  El tamaño sí importa

Eterna discusión y que, por lo visto, no ha de terminar nunca.  Ya vemos que en el cine pornográfico los actores suelen tener miembros viriles que superan por mucho al promedio y, en ocasiones, es descomunal, algo logrado mediante técnicas quirúrgicas.   Esto permite la recreación de posiciones sexuales que no serían posibles con un pene de tamaño, digamos promedio.   Y claro, las mujeres enloquecen de placer gracias a un miembro gigante.

No es tan fácil como parece, desde luego. Se trata de explotar las capacidades individuales y no tener falsas expectativas

Pero en la vida real…

El coito, como es bien sabido, puede resultar doloroso sin la correcta posición y lubricación.  Un pene demasiado grande, por otra parte, durante la penetración puede golpear la pared anterior del abdomen de la mujer, una sensación que en la inmensa mayoría de los casos es sumamente molesta.  Además, aun tratándose de un acto por completo biológico, el pene no deja de ser un extraño en el cuerpo femenino y no en pocas ocasiones existen desgarros y hemorragias si no se tiene el debido cuidado.

4.- XXX dice: Potencia inacabable

Por supuesto, el poderoso pornstar jamás se fatiga y su pene permanece firme como si hubiese sido galvanizado.  No se ha visto un filme erótico, softcore o hardcore en que la acción deba interrumpirse brevemente por una erección insuficiente o una mujer demasiado agotada.  Por supuesto, en el cine erótico no pornográfico, nadie parece cansarse… Igualito que en las interminables peleas del cine de artes marciales.  Aquí no escucharemos jamás el consabido “espérame tantito…”

Cuando salió al mercado, Prozac, un antidepresivo, fue llamado la “pastilla de la felicidad”… Creo que ha llegado un sustituto, jejejeje

Pero en la vida real…

Como en todo el cine, las escenas deben preparse, editarse o repertirse según lo mande el guión.  Y es bien sabido que los actores pornográficos consumen fármacos para potenciar sus erecciones aun siendo jóvenes y sanos, un hecho que, por supuesto, no se ve en la película.

Y todos lo sabemos.  El sexo es una actividad física y por lo tanto induce fatiga eventualmente. Claro que , como en el deporte, hay de resistencias a resistencias pero nadie es incansable.

5.- XXX dice:  Tacones benditos

El fetichismo es tan amplio como lo son los objetos creados por el hombre (Ya ven, aquellos documentales de famoso canal de ciencia en que nos hablan de tipos que “tienen sexo” con globos…) pero los zapatos de tacón alto femeninos son una constante.  Usarlos antes, durante y después del acto sexual es prácticamente un requisito.

Se intenta enfatizar, por lo visto, no solo el efecto positivo que los tacones altos tienen en la postura femenina (lo que los hace tan populares) sino aquello de estar tan “excitadas” que ni tiempo les da de quitárselos (aunque eso sí, se quitan toda la ropa…)

Fetiche por excelencia, pero terrible para la postura…

Pero en la vida real…

Hay de gustos a gustos y por supuesto que existen quienes gustan de usar estos zapatos u otros como parte del juego sexual.  No obstante, no son una mayoría y es que es bien sabido lo incómodos que resultan (son sexys, claro, pero son fatales para la columna vertebral) y si hay un momento en que la comodidad absoluta es necesaria es el sexo (el otro sería el dormir, jajajaja).

6.- XXX dice:  Háblale sucio o no le hables…

El cine erótico no pornográfico es dado a mostrar escenas sexuales en que los participantes guardan silencio salvo los consabidos gemidos y alaridos.  Rara vez existen frases completas. En lo que respecta al cine pornográfico, a los gritos se añaden frases supuestamente sensuales que son más bien descriptivas (“tócame aquí”, “tócame allá”, “¡qué grande es!”, “¡qué buen trasero!”).  Un “te amo” o al menos un “te quiero”, ni soñarlo.

Por otra parte, vemos a los actores cambiar de posición de manera mecánica, siguiendo obviamente un guión establecido u órdenes del director.  Nunca vemos a los “amantes” dialogar, comunicarse…

El orden, insisto, es mecánico: Oral-vaginal-anal, siempre en ese orden con mínimas variantes (un 69 o un “tit-job”, quizás). El “misionero”, el “perrito” y el “montado” son prácticamente obligados, en orden variable, aquí sí.

Shannon Whirry (1964), ícono del cine softcore de principios de los 90s (su época de mayor auge). Escenas sexuales musicalizadas y sin diálogos eran la constante, jamás hubo un “más despacito…” XD

Pero en la vida real…

La comunicación es, como todos sabemos, imperativa para que las relaciones perduren y el sexo no es la excepción.   Seguro hemos leído aquél chiste de “¿Cómo satisfacer a una mujer?” y visto que, en la larga lista, se incluye fomentar un ambiente sentimental adecuado.  Pocas mujeres aceptan que su “macho” les diga “ponte de perrito” así como así.

7.- XXX dice:  Toda fantasía debe realizarse.

Hablando de posiciones, es claro que el cine erótico y el cine pornográfico están ahí para recrear escenas y posiciones sexuales que muy pocos habrán de experimentar en la vida real.  Mientras que el cine erótico basa su éxito en el drama actoral asociado y en escenas sexuales no explícitas que estimulen la imaginación del espectador, el cine pornográfico consiste justamente en lo contrario y que es mostrar cada parte anatómica y las posiciones que el cuerpo humano pueda lograr. A eso hay que sumar el sexo en lugares y momentos, digamos, inapropiados, como parte de la emoción.

Clásica fantasía: Hacerlo en lugares prohibidos. El Sexting también se ha hecho de un lugar en el imaginario erótico, pero no es necesariamente seguro (si no, pregúntenle a Jennifer Lawrence)

Pero en la vida real…

Sí, el sexo no debe ser monónoto si es que la pareja desea el éxito a largo plazo.  Pero no a todas o  a todos les gusta hacerlo en todas las posiciones (algunas, por cierto, podrían resultar imposibles para ciertas personas por cuestiones anatómicas) y aquí no existe un guión establecido. Las parejas se hablan y preguntan sus deseos antes de “proceder”, digo.  Y el sexo en lugares “peligrosos” es precisamente eso, “peligroso”…

8.-  XXX dice:  Por “Detroit” es siempre más rico.

Pecaminoso Tabú o Santo Grial del sexo, según se le mire.  El sexo anal, rara vez abordado en el cine no pornográfico, en éste último es prácticamente la triunfante culminación de una seducción bien llevada a cabo.

Así, el varón alterna el sitio del coito sin más ni más, sin preguntar o al menos avisar.  Y claro, la mujer lo goza más que ninguna de las piruetas sexuales realizadas previamente.  Sospechosamente, la zona disfruta de una lubricación e higiene óptimas.

Otro tabú sexual por excelencia. La famosa “escena de la mantequilla” de El Último Tango en París (Bernardo Bertolucci, 1972) es un ícono del cine erótico, pero la actriz Maria Shneider padeció severas secuelas psicológicas por rodar esta secuencia.

Pero en la vida real…

El coito anal exige preparación previa y medidas estrictas de higiene, claro está.  Se trata de una cavidad corporal hecha para expulsar, no para recibir, y por lo tanto no es tan fácil como lo vemos en el cine porno.

Cualquier posición es correcta, siempre y cuando la pareja esté de acuerdo.  Pero como en todo, no a todos les agrada y ciertamente puede resultar doloroso, amén de las enfermedades que por éste se pueden transmitir a ambos miembros de la pareja.  De nuevo, el diálogo es fundamental.

Conclusión:

Sabemos que las peripecias de los grandes héroes de acción no pueden ser reproducidas en la vida real.  En el cine erótico y pornográfico pasa lo mismo, pues su función es recrear fantasias sexuales, y como fantasías que son no se espera que se vuelvan reales.

Lo sentimos, señoritas… Christian Grey es tan real como el vampi-hada en quien se basó.

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Acerca del autor

Dr. Dark    

Médico de profesión y cinéfilo de corazón. Amante del buen cine y destructor del que no lo es.