Fast X: Le Grand Finale

Amigos, la espera ha terminado, y una de las franquicias más exitosas de los últimos tiempos llega con su última entrega para cerrar con “un grand finale” esta novela con carros llamada “Rápidos y Furiosos” (y todas las variantes que puedan salir de eso).

Desde su lanzamiento en 2001, la franquicia de Fast and Furious ha sido una de las más prolíferas, con ganancias en taquilla mundial de 6 billones de dólares. Sin contar la rara Tokio Drift (que lo único bueno que nos dejó fue a Han), la saga dejó un precedente al combinar dramas familiares, grandes escenas de acción y un desafío absurdo a la gravedad.

Una disculpa de antemano al pronóstico palomero y al estimado “Fett”… PEEEEERO qué bien la pasé durante dos horas y veinte que ni sentí:

10X MÁS RÁPIDO

10X MÁS FURIOSO

10X MÁS MAMADAS

Y 10X MÁS DIVERSIÓN

Uno no va al cine a ver estas películas con el fin de ver una obra maestra, una compleja historia, ni congruencia (aunque hay un punto que es criticable, pero sobre eso más adelante), uno va para ver chingazos, escenas de acción, carros modo turbo y en esta ocasión un buen taco de ojo con el cast (y para todos los gustos y géneros).

Para los que no saben de qué va:

Una película absurda (y que desde la 4 sabemos que el número es directamente proporcional al desafío de la gravedad, aunque por lo menos, en esta ocasión no hay autos en el espacio), lo que ha sostenido a la saga durante 10 entregas es la química entre los actores, bastión en el que se sostiene este divertimento sin pretensiones y que como simple pretexto tiene “una historia” qué contar. Como en todo, hay personajes que caen mejor que otros, pero la buena interacción entre “LA FAMILIA” sigue ahí.

Lo mejor de la película es sin duda Jason Momoa, quien se la lleva por completo. No esperen tener una construcción impecable de personaje, pero qué divertido es (hasta te cae bien, a excepción de que es un psicópata). Es innegable que los actores están solo ahí para divertirse, para jugar a ser malos, y que no pase nada. Por los demás, más de la misma fórmula (destacando las interacciones de John Cena con el morrito).

Y si bien es una película de naturaleza incongruente y que no respeta ninguna ley de la física, hay un solo punto que  da mucho conflicto, y eso es meter con calzador a personajes, en especial a Mía Toretto (¡Pero cómo! Si es la hermana, papel fundamental… blah blah blah). No tiene sentido (como nada en esta película), pero si somos justos en su análisis, hay pocos elementos en esta saga que son constantes, y uno de esos es la dinámica y el concepto de la famosa FAMILIA. Pero aún en este absurdo mundo, no tiene sentido un personaje que solo está ahí para estorbar (o para que le pongan una madriza). Si de lo poco que esta saga ha hecho bien es cerrar con astucia el arco de ciertos personajes, incluyendo al difunto Paul Walker (no olvidemos la obra de arte que es “See you again” en el final de F7), entonces ¿para qué meter con calzador personajes y arcos referentes a este? En fin la hipotenusa.

El final ya está aquí, así que les dejo una serie de consejos para pasarla increíble:

  1. Contrabandearse un licor, y cada cada vez que digan “familia”, “auto”, fe” u “honor” se echen un shot.
  2. No olviden que si no hay cuerpo, todo puede pasar.
  3. Es de sabios cambiar de opinión, sobre todo con dinero en la mesa para un ganar-ganar.

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