Flow: El sabio existir animal.

Hace un par de años, Guillermo del Toro declaraba en la ceremonia del BAFTA que la animación no es un género exclusivo para niños, sino un medio para el arte, para el cine. Consciente de que gracias a ella su película ‘Pinocchio’ adquirió dimensiones que de otra forma no se hubieran alcanzado y pudo ser apreciada por un nutrido y variopinto público, era imperativo recordarle a las productoras que limitar esta herramienta para sólo servir a las infancias es un error enorme y, desafortunadamente, constante.

Llega próximamente a cartelera la cinta titulada ‘Flow’ que justo se luce utilizando la animación para contar una suerte de fábula ambientalista, que roba los corazones de un sinfín de edades y nacionalidades. Tiene como protagonista a un sagaz gato negro, que se encuentra en aprietos debido a que su alrededor está inundándose de manera gradual, en lo que aparenta ser una catástrofe bíblica. En su búsqueda de una superficie que le ayude a permanecer alejado del agua se topará con una apacible capibara, un ansioso lémur, una impresionante ave secretaria y un labrador juguetón, quienes le acompañarán en dichas vicisitudes, en las que además comprenderá la importancia de hacer equipo y al fin superar sus miedos.

El director letón Gints Zibalodis es el astuto creador de un microcosmos de especímenes que no necesitan diálogo alguno para descifrar cómo, dentro de su pequeña y desvencijada embarcación, pueden mantenerse a salvo y continuar el incierto viaje. La ausencia de un guion hablado le permite proyectar al espectador las sensaciones y congojas de cada personaje con el tan valioso lenguaje cinematográfico: los gestos y movimientos expresan con naturalidad los menesteres y disposiciones del grupo, y el entorno contribuye a entender muchas de sus eventualidades. El cineasta tiene a bien emplear los sonidos reales de los animales (excepto en la capibara, con la que usó los de un camello bebé) para no pecar de caricaturizarlos, al mismo tiempo que respeta sus rasgos auténticos. La seriedad con la que los construye da pie a que la audiencia observe con equivalente actitud los peligros que enfrentan, empatizando con ellos desde el inicio.

Otra de las oportunas decisiones de ‘Flow’ tiene que ver con sus espacios, que no pasan de largo a pesar de la aventura primaria. Con una apariencia similar a la acuarela, que expone distintos climas y acontecimientos (abordando lo que se muestra como un suceso casi apocalíptico) transitamos entre escenarios atemporales en los que las luces juegan con puntos focales y son capaces de evocar calidez, amenaza y hasta alegría, con una paleta de colores que va acorde al propósito. Tampoco es menor lo logrado en su música (co compuesta por Zibalodis y Rihards Zalupe) y en su diseño de sonido (orquestado por Gurwal Coic-Gallas), ya que ambos añaden veracidad y dimensión a la trama sin desear exagerarla, cumpliendo con cautivar igualmente a través del oído.

Estrenada en la sección Un Certain Regard del Festival de Cine de Cannes 2024 y seleccionada para representar a Letonia en los ya cercanos premios Oscar, ‘Flow’ posee el carisma, la honestidad y el encanto de un conjunto de personalidades que presume valentía al enfrentar una migración espiritual y transformadora. De entre la vasta belleza de su hechura, quizá lo más enriquecedor sea la generosidad, esa que emana sin esfuerzos y se exhibe en gestos como recuperar el objeto imprescindible para un amigo, compartir los escasos alimentos o rescatar a desprotegidos. Una vez más, lecciones provenientes de otras especies, que tanta falta le hace al ser humano.

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Acerca del autor

Ale Vega    

Fan del cine, la lectura y el fútbol, y siempre a favor de las propuestas que incomoden y cuestionen. Fiel creyente de que el arte no debería calificarse con estrellitas ni medirse a través de la taquilla. Todo lo vivo como un tiro al travesaño.


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