Frankenstein: Del Toro y Marilyn Menson (el de Derbez en Cuando)

El gordito más querido del cine en México vuelve con su propia versión del clásico de Mary Shelley, Frankenstein, uno de los grandes sueños del director. Y, aunque regresa con unos niveles decentes (considerando la inentendible Nightmare Alley y la sobrevalorada The Shape of water, cualquiera), Frankenstein no se asoma ni de cerca a las mejores épocas de Del Toro.

No necesitamos contarles de qué va Frankenstein ¿verdad? Si respondió que sí, vuelva a recursar Secundaria. En esta adaptación, el propio Guillermo escribe un guión que tira hacia el lado más ‘humano’ del monstruo y de cómo éste puede ser un reflejo de la condición humana. La película está dividida en 2 partes, la primera se centra en contar la historia de Victor Frankenstein, mostrando un poco los traumas con los que creció, explicando su psique creativa / curiosa. Y la segunda, completamente en los andares del Monstruo / Criatura, sus deseos de ‘amar’ y ser amado y el disgusto de la sociedad hacia él.

Narrativamente nos muestra una ambición de Del Toro de entregar algo grande, estructurado, que refleje la seriedad con la que recrea el mito de Frankenstein. Dividir la historia en dos puede parecer una buena idea para entender mejor este enfoque, sin embargo, las partes no son iguales, me refiero a manufactura y narrativa.

La primera parte brilla por un Oscar Isaac fastuoso, en punto en su representación del ser traumado que era Frankenstein. La dirección y el diseño de producción son 100% Del Toro, no hacia el terror, pero sí en el territorio que domina el tapatío, fantástico, visual, oscuro… Si bien es cierto que el ritmo a momentos decae, haciendo que esa primera parte se sienta un poco larga, también veremos que comparada con la segunda, es un acierto total.

Y es que la segunda parte se cae en picada por varios motivos, el principal y tal vez más personal para el que aquí escribe, es el maquillaje y peinado de Jacob Elordi. No diremos nada de su carita toda preciosa como la de una llama peruana sonriendo (aunque es una de las razones por las que no funciona el personaje), porque el señor le echa todas las ganas, hace lo que puede con lo que tiene. Pero desde el primer momento en que le vea su pelito largo se va a acordar de la parodia de Derbez a Marilyn Manson. Lo siento, sí, no volverá a ver a Jacob de la misma manera.

Bromas aparte, la verdad es que no sólo Elordi es un miscast en Frankenstein, sino que la parte narrativa empieza a dar vueltas en círculos, sólo alargando las cosas y agregando un drama tal vez innecesario, que había disfrazado muy bien durante la 1a parte. Al no tener el histrionismo necesario, Jacob nunca está al nivel de Oscar Isaac, haciendo que sus interacciones se resientan un poco y parezcan muy armadas.

Hay que mencionar que, si bien el diseño de producción y la cinematografía brillan, los efectos especiales fallan en varias escenas, dando un sentido de falsedad que distrae demasiado.

Como en casi todas las películas de Del Toro, la dirección actoral es muy buena. Ya mencionamos que Oscar Isaac brinda una de sus mejores actuaciones y seguramente lo veremos con nominaciones en la temporada de premios. Ya no le vamos a tundir más al pobre Elordi, porque la culpa no es suya, es de Andrew Garfield que se bajó del proyecto y que seguramente lo hubiera bordado mejor. Lo de Mia Goth y Christoph Waltz es una canallada, porque sus personajes pueden ser claves para la historia, pero están ninguneados y por ende se sienten desperdiciados, tristemente si no existieran, la película sería la misma.

Frankenstein no es una película mala, tiene grandes momentos y la actuación de Oscar Isaac, pero el miscast de Elordi y lo redundante de algunas cosas hacen que tambalee. Del Toro cumple su sueño de Frankenstein, pero su criatura no termina de cobrar vida. Seguramente será una fan favorite y estará nominadísima en la temporada de premios, que últimamente parece ser a lo que aspira el tapatío rechonchito.

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Acerca del autor

Leo Idair    

MOCATRIZ (Modelo, Cantante y Actriz) en Instagram pero humanista en la vida real. Creo en las utopías pero sin dejar la realidad fuera. Dame una buena telenovela y estoy a bordo. Mi mamá me hizo cinéfago desde chiquito.


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