Fue La Mano de Dios: De Maradona a Capuano
“¿Es posible que esta ciudad no te inspire nada? Entonces ¿tienes algo que decir? ¿O eres un imbécil como todos los demás? ¿Tienes una historia que contar? ¡Ten agallas! ¿Tienes una historia que contar o no? ¡Vamos tonto! ¿Tienes una historia que contar? ¡Saca el valor para contarla! ¡Vamos!”
Antonio Capuano (Fue la Mano de Dios)
Del sur de Italia para el mundo
Nos faltarían dedos de los manos para contar el número de películas personales que hemos visto a lo largo de estos últimos años provenientes de los directores más medianos hasta los que ya están consolidados como de “culto”, y sin embargo nos sobrarían para contar aquellos retratos que se sienten verdaderamente auténticos.
Capuano se lo dice a Filippo Scotti :
“No importa que estés solo, porque a mí me importa un carajo, lo importante es olvidarte del sufrimiento, divertirte y tener el valor de contar tu historia”.
Es ahí donde una trama personal adquiere más valor, cuando el director no se guarda nada y habla directo desde lo mas profundo de su psique y corazón (y no tiene un sabor artificial prefabricado), es por eso que “Fue la Mano de Dios” se siente tan auténtica por la honestidad con la que su creador ha plasmado una parte de su vida ubicada en la ciudad de Nápoles.
Del cielo al infierno
Sorrentino a través de su cinta narra sus vivencias en su etapa de la pubertad, pero no lo hace a través de los métodos convencionales. Primero te atrapa con un tono cómico a su propio estilo, con una mezcla de júbilo y nostalgia, como si estuviéramos en una fiesta elegante comiendo rissotos y bebiendo vino; esto lo hace presentando a su familia (un par de personajes peculiares), una fuerte institución dentro de la cultura italiana, y que en un contexto más global define muchas veces lo que somos y seremos dentro de este plano terrenal, dotando a estos personajes de bastante carisma, empatía, más no con una idealización extrema, sino en ese aspecto, no teme en mostrar ciertos lados controversiales dándole un tacto tan humano (especialmente cuando habla de sus progenitores), haciendo que se queden en nuestros corazones y nos encariñemos con ellos. Cuando ya ha terminado esta fiesta en la primera mitad, viene la tragedia y de un segundo bajamos de las risas a los llantos, del cielo al infierno, de la comedia al drama, esa capacidad de trasladar de ciertas emociones a otros pocos directores/escritores lo tiene y Sorrentino en este aspecto demuestra su tino.
Del Napoles a Fellini
Y es a través de esta comedia-trágica que Sorrentino plantea una premisa interesante acerca de la esencia humana, pues es solo a través de las tempestades es cuando nos sentamos a reflexionar ¿Quiénes somos?, ¿A dónde vamos? ¿Cuál es el futuro?, de la forma en como reaccionamos ante ciertos temas como lo son el sexo, la muerte, la amistad, la familia, y lo más importante, lo que nos mueve y nos apasiona a seguir adelante ante un futuro incierto.
No en balde, la cinta en el título y contenido hace alusión a las dos pasiones del director: el futbol y el cine, pues dentro de la vida del creador tuvieron bastante importancia y cada uno representa un significado que incluso se puede extrapolar a un simbolismo más universal.
El primero representaba la esperanza de Sorrentino, atribuyéndole una figura casi mística y cuasi religiosa a su pasión por el Napoli y específicamente por Maradona, la cual alimentaba una especie de ilusión que anhelaba un triunfo colectivo de un campeonato (en este lugar somos comunistas), que hasta antes de la llegada del ‘10’ parecía imposible (la creencia de que los milagros son posibles) y que estaba sustentada con solo ver jugar a esta figura talentosa que parecía tocada por lo dioses con su estilo que traspasaba incluso las barreras de lo social y que ese don se sentía como una especie de justicia o revancha divina producto de las arbitrariedades de los poderosos (la Mano de Dios) y que también representó una salvación de una tragedia que marcó su vida para siempre (¿suerte del destino o una predestinación?). Quizás en modo figurativo representa la mística del futbol, una especie de ritual que simboliza la esperanza, que recompensa la fe, con un espíritu de lucha, de alegría, tristeza y que en algunas ocasiones se define por un mero sentido de suerte.
Pero cuando la tragedia alcanzó el destino de Sorrentino, esa esperanza que le daba el futbol no era suficiente, necesitaba algo más, un lugar donde pudiera expresar su sentir, donde el dolor y las ironía pudieran coexistir, ahí descubrió su amor por el cine, un sitio donde puede alejarse de la realidad, porque comprendió que al igual que Fellini la realidad comenzaba a ser tan absurda que el séptimo arte se volvió un escape y quizás esa sea la razón de esta disciplina una especie de vehículo catártico que sirve para en un proceso de conexión con nuestras emociones más profundas y quizás la pista de un mapa para seguir hacia el futuro.
No es casualidad que prácticamente esa tonalidad se note en la cinta; una primera parte llena de comicidad acompañado por la positividad, la alegría y la esperanza y que el elemento principal sea el futbol; y la segunda parte acompañada de tristeza, melancolía el eje es la carta de amor al cine.
Como el mismo Diego
Y no solamente es lo que no esta contando Sorrentino, sino la forma en como lo está ejecutando, con una maestría excelsa, como si estuvieras viendo jugar al mismo Maradona, con un manejo de cámara increíble que van desde planos fijos con una paleta de colores e iluminación de otro mundo, hasta panorámicas de 360° que nos adentran aún más en las ambientaciones. Con un manejo del sonido que te envuelve en esta recreación de Nápoles y que incluso forma parte de la narrativa de la cinta utilizando pequeños sutilizas para el progreso de la historia.
Otro detalle es el toque; donde muchos otros han fracasado en intentos de relatar una parte de su vida en un estilo “coming of age” o retratos personales con estilo un poco más minimalista (sin quizás un foco central), gracias a un ritmo cuidadoso Sorrentino consigue contar una historia que nunca decae, que sabe hilvanar completamente todas sus premisas y mensajes, y que esboza de manera milimétrica cada genero sintiéndose una mezcla bastante balanceada en cuanto a estilismo y tonalidad.
Y como todo cineasta de autor, de vez en cuando Sorrentino cae en uno que otro exceso, propio de su estilo, queriendo mostrar a través de sus planos lo bien que maneja la cámara; como futbolista gambeteando rumbo al área chica, pero la diferencia es que mientras otros fallan al momento de estar frente a la portería, Sorrentino con esa maestría y toque define de manera espectacular metiendo un golazo casi como la segunda anotación de Maradona en la Final del 86 frente a los ingleses.
Calificaciones
Guion: 3.4 – Escritura sencilla pero meticulosa, bien cuidada y desarrollada
Dirección: 3.4 – Sorrentino es un crack digno de portar un 10 en cualquier equipo
Actuaciones: 1.8 – Un elenco que cumple con creces lo que le pide su técnico
Extras: 0.5 – Diseño de producción de primer nivel
Calificación 9.1 – Obra Maestra
Y quizás hablando de modo subjetivo también comparto esa visión con Sorrentino, pues a lo largo de mi vida el deporte (futboly futbol americano) ha sido ese lugar de enseñanza y de esperanza donde hasta que el árbitro no decrete que el encuentro ha finalizado; donde he aprendido que uno luchará sin bajar los brazos, sin darse por vencido con todas sus fuerzas, por cada base, yarda, pase que se le presente, porque en eso consiste la vida en pelear hasta que el destino decrete el final de tu biografía motivado por la esperanza de conseguir el triunfo (y de vez en cuando la fe).
Y por otro lado ante la tragedia, el dolor y las emociones más fuertes siempre existirá el arte como vehículo de expresión, apreciación y en ocasiones como escape ante una realidad que por momentos se vuelve turbia y absurda, y es ahí donde la mayoría encontramos nuestro amor a cierta expresión artística (en el caso de este servidor al cine).
Si Sorrentino, me has llegado al corazón. GRACIAS.
2 Comments
No se entiende al final cuando el equipo consigue el titulo y su hermana sale del baño llorando, elndirector pone una cancion de argentina del mundial de rusia que nombra a messi. Rarisimo.
Ademas la relacion con el contrabandista muy liviana sin nungun contenido y falta en la trama la relacion con la hermana que parece que va a existir u ni aparece solo cuando baña a su hermano sin ton no son.
Mi película favorita del año. Esa escena donde expresa la historia que quiere contar, una tragedia que cambió su vida para siempre. Merece mejor película extranjera.