Fury: “El valor simbólico de un tanque” y lo que se debería de tomar enserio

Al igual que varios directores y guionistas de bodrios comerciales que deciden hacer un trabajo “serio” dentro de sus carreras, David Ayer nos muestra su potencial desperdiciado con una obra que muy probablemente pase desapercibida ante los galardones cinematográficos estadounidenses, pero que en varios aspectos pudiera ser incluso comparable a la mayoría de las favoritas entre estos organismos en cuanto a calidad se refiere…

Mediados de 1945, la segunda guerra mundial ya tiene como escenario principal Alemania y los nazis movilizan cada soldado para defenderla, un escuadrón reducido a cinco integrantes cuya única cosa en común es un tanque son enviados a diversas misiones en este campo, pero con recursos limitados y un novato entre ellos, su relación y perseverancia se pondrá a prueba constantemente.

Lo más cercano a un protagonista pareciera ser el novato, pero al nunca tomar un vehículo narrativo y delimitar su planteamiento a una situación menor dentro de un acontecimiento mayor, trata su premisa como si el espectador ya conociera previamente tanto a su contexto como a sus involucrados y lo tuviera que ver todo de una manera más generalizada. Al hacer esto, la película se debería de comprometer a dar una ambientación realista y cruda de la guerra sin que esta acabe mermando la actitud cuestionable de sus protagonistas, Ayer era consciente de esta necesidad en la película, razón por la cual desde la introducción el esfuerzo por dar un escenario crudo se vuelve más que obvio, y el cómo retrata la insensibilidad de los soldados estadounidenses justificando su perspectiva de la guerra se logra mantener.

shia-labeouf-furyEl trabajo actoral es digno de mención… Brad Pitt, Logan Lerman, Shia Labeouff, Michael Peña y Jon Bernthal se aprovechan de las delimitaciones muy marcadas en su guión para que cada uno ponga de su parte para el desarrollo de sus personajes; el nivel de transmisión actoral resulta envidiable cuando depende muchísimo de la expresión y los gestos sutiles (resaltando muchísimo el trabajo de Labeouff y Bernthal) que acompañado de un ya mencionado cuidado por la credibilidad de su planteamiento dan la que probablemente sea una de las mejores químicas del 2014.

Desgraciadamente, el ya mencionado cuidado en su ambientación se ve contrastado por momentos que parecieran comprometer al espectador hacia los personajes emocionalmente, y esta herramienta (con un profundo origen destinado a favorecer el “star system” hollywoodense) involucra al personaje de Logan Lerman en una historia romántica adolescente en medio de la guerra que se presenta y desenvuelve como algo interesante, pero con un manejo por demás desdichado del timing (que debería ser el aspecto más cuidado del film) se cierra de forma incluso ridícula.

La conclusión de esto es tan obvia que se sabe desde antes de ver la película

Los únicos conceptos universales de la película son sobre la presencia de la fe y la religión en el campo de batalla, si bien la conclusión refuerza estas ideas, las mismas acaban desprestigiándose ante escasos pero muy molestos conceptos vacíos a los que se les acaba incluso glorificando en las últimas secuencias, digno de mención el cómo estas representan uno de los manejos más aceptables de suspensión de credibilidad en el cine bélico, pero esa misma suspensión de credibilidad acaba traicionando todo el desarrollo llevado hasta el momento, ignorando la profundidad en el carácter de sus personajes, involuntariamente utilizando un batallón nazi como metáfora del cómo la película autodestruye todo su cuidado por la credibilidad y siendo el punto culminante de los fallos en el ritmo alrededor del metraje.

Al resultado final se le añade un manejo estético que podría ser el único aspecto redondo de la película, sin embargo incluso entonces la contemplación visual acaba inclinándose casi por completo a la iluminación y composición escénica pero nunca utiliza el manejo del tiempo para transmitir, lo cual desemboca en varios momentos que pudieron haber sido de reflexión o hubieran reforzado las ideas principales sucumbiendo ante un corte que no está en sintonía con las necesidades comunicativas de la película.

Quizás sea el hecho de que los matices de una obra bélica sean algunos de los más amplios dentro de la ficción, y en los últimos años películas como Zero Dark Thirty (2012) y Lone Survivor (2013) hayan alzado muchísimo los estándares en ambas perspectivas bajo las cuales se puedan abordar, si bien Fury no sea comparable a estas obras, si se mantiene por su cuenta a pesar y gracias a no hacer nada nuevo dentro de su temática, al menos cuando varias ideas no parecen estar en la misma sintonía y acaban pisoteándose las unas a las otras, los fallos de la película se elevan a la cuarta dimensión casi recuperando la erronea sensación de que en la guerra no todo se mide en escala de grises…

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3 Comments

  • Película mala, no vale ni para aprovechar esos días lluviosos y resguardarse en un cine. A mi me llamó la atención porque la película la estaban rodando con auténticos carros de combate sacados del Museo de carros de combate de Bovington, incluido el único Tiger I operativo que queda en el mundo, pero ni eso se salva.

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    • Dato curioso muy interesante mi estimado Tokoto, detalles como esos tambien se añaden a la idea de que su ambientación está muy cuidada hasta el detalle no cree?
      Aún así, le comprendo en su desagrado general de la película.
      Saludos.

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