Ghostbusters: Frozen Empire – Abuso de nostalgia, exceso de basura
Ghostbusters: Frozen Empire es un amigable recordatorio de que una película no puede ni debe desarrollarse en base a puras secuencias que aluden a la nostalgia o al “fan service”; y es que no exagero cuando digo que en todas y cada una de las escenas, por más mínimo que sea el detalle, contiene al menos un elemento auditivo, actoral, visual y/o de diálogo que de manera terrible y forzada nos recuerda a las cintas ochenteras, o peor aún, a la más inmediata antecesora que, a pesar de ser sorpresivamente entretenida, no ha madurado lo suficiente como para andar masajeándole las pelotas.
Dejando la dirección en manos del inútil de Gil Kenan, Jason Reitman construye en base a reciclados un homenaje a su padre tan frío como burdo que carece del previo buen desarrollo a los personajes recientemente agregados y del factor sorpresa al ahora abusar de los “cameos” o participaciones especiales del elenco original. La unión de viejos y jóvenes no solo se siente caótica e inconexa (no hay ni siquiera interacción entre muchos de ellos), sino que el entorno narrativo empeora cuando todos se juntan en una sola escena, como si quisieras meter a trece cabrones en un sanitario público.
El montaje, insuficiente para abarcar a estos trece elementos, es ajeno a toda lógica interna, quedando solamente en una progresión de secuencias que te llevan de una manera artificialmente insoportable hacía un clímax carente de toda emoción y a la orden las decenas de “deus ex machina” que se van multiplicando a lo largo del metraje.
Por otra parte, uno pensaría que con el avance de la tecnología, pero sobre todo por la amenaza representada en los avances y el ejercicio previo con mucho mayor presencia de espíritus chocarreros (sin mencionar la mala traducción de su título al español), esta nueva entrega estaría repleta de presencias paranormales y secuencias de acción (dado que ser contratado para ser caza fantasmas ya es más fácil que ingresa a una chamba de telemarketing), pero no es así. “El apocalipsis fantasma” se reduce a dos fantasmillas, dejando que los muertos vivientes de Bill Murray, Dan Aykoryd, Ernie Hudson, Annie Potts y William Atherton sean los verdaderas amenazas a vencer, pues con sus insulsas apariciones solo se dedican a dar pena y quitar el tiempo “pretendido” para desarrollar una subtrama familiar – paternalista de lo más patética, sin mencionar también un mensaje romántico lésbico entre humano y fantasma que le daría escalofríos a la mismísima película de “Gasparín” (Casper, que parece una obra mayúscula de arte en comparación a esto).
Sin ninguna secuencia memorable a recordar, el espectador también puede olvidar que está ante una comedia, y es que el humor es tan infame como repetitivo, como si el alma de Ivan Reitman se haya ido esfumado hacía el más allá con todo el carisma, el sarcasmo y el humor negro que distinguía a esa saga (y que incluso “Afterlife” logró sostener), reduciéndolo a una cinta de “jardín de niños” con muchas referencias a sus padres ¿o hasta abuelos? para hacer la experiencia apenas soportable.
Si bien en la anterior entrega su servidor aplaudía como el arquetipo de Paul Rudd se adaptaba de manera ideal al tono “negro” de la cinta, y como la chiquilla McKenna Grace jugaba a ser la pieza esencial para el equilibrio juvenil y adulto de la misma, aquí Jason y Gil se encargan de eliminar el fator actoral gracias a ese guion plagado de personajes y salidas fáciles, dejando de lado sus dos mejores piezas con el afán de inundar de absurdeces todo momento de este rotundo fracaso narrativo y comercial.
Irónico que una cinta construida con la pura nostalgia, sea dicho elemento el peor enemigo de la misma. Ghostbusters: Frozen Empire no tiene ni siquiera una trama que seguir, es una progresión de malas ideas y personajes mal escritos a la orden de secuencias que aluden al “fan service” y a lo cameos innecesarios, y por lo tanto la peor de la saga (sin contar aquel esperpento de empoderamiento femenino que ya no se considera canon de la franquicia). Esperemos que ya dejen morir a este fantasma.
1 Comment
No te lo certifico. Sera que siempre quieres ver algo diferente y vaya que lo hay, pero creo que es la primera vez que me entretengo con una cinta que todos califican de mala. Es cierto, el final deja mucho que desear, pero Cazafantasmas es una comedia, no una cinta de accion, es cierto que tantos ingredientes pueden joder una sopa, pero mantiene ese gusto de cinta ochentera (y lo siento, la primera de los Cazafantasmas es una cinta superochentera…), ni hablar, se que hubo cosas buenas y malas en esa decada y uno de los grandes problemas de la franquicia es que ni el propio Reitman pudo igualar la genialidad de la primera, pero ya si la pones enfrente de las demas, es una cinta que cumple y que sabe manejar bien sus efectos visuales… como cinemero que soy la cinta divierte… como cinefilo si me deja con la sensacion de que pudieron hacer mas.