Glass Onion: Una cebolla frágil y apestosa
Después del fracaso The Last Jedi, parecía que la carrera de Rian Johnson estaba por irse al precipicio, sin embargo, Knives Out llegó para volver a ponerlo como uno de los guionistas y directores más interesantes de Hollywood. Justo cuando su secuela podría haber confirmado este estatus, una vez más Rian demuestra inconsistencia, pues el mismo tipo que te puede dar un Looper, Knives Out, Brick, te puede traer un Last Jedi y también un Glass Onion.
Mucha crítica social y poco misterio.
La secuela es una historia completamente diferente a su antecesora, y nos guía por otra aventura de Benoit, dónde el personaje interpretado por Craig será invitado a una isla privada por un millonario, junto a un montón de personajes esnobs y ricos para un juego de “¿Quién es el asesino?”; conforme va pasando la trama, Benoit deducirá que en cualquier momento el juego se puede salir de control y traspasar a la realidad.
La primera mitad de la cinta no está para nada mal, de hecho, si lo comparamos con otras películas 2022, cuya premisa es criticar a la clase alta, Glass Onion es más redonda, simple y precisa en sus analogías.
Los personajes en conjunto forman una metáfora acerca de la dependencia que tienen los principales poderes en la sociedad por el capital, o de las empresas multimillonarias (Miles Bron); desde el del mediático (Duke Cody), el del entretenimiento (Birdie Jay), el político (Claire Debella) y el científico (Lionel Toussaint), todos estos forman un círculo donde Bron (o el dinero) es como dicen “la teta de la cual maman todos”, y por el cual el resto están obligados a seguirle la corriente en todo (no importando si incluso esto les afecta) con tal de no perder la subvención que les da, esto provoca que tengan poca independencia en su toma de decisiones. En esta analogía se introduce el personaje de “Andi”, que es la representación de las clases que están un escalón abajo, pues se da entender durante el transcurso que fue sacada del grupo siendo una figura de la exclusión de estás elites a otros niveles sociales.
En esta parte de la cinta se hace más relevante el desarrollo de personajes, pues una vez definidos los roles, la película comienza a explorar la relación de cada uno de los protagonistas con Bron, dando a entender de a poco que muchos no están cómodos con la relación “amo y esclavo” que se ha ejercido, y que probablemente el supuesto juego de ¿Quién es el asesino? podría terminar por no ser tan irreal, y ser una declaración de intenciones de los invitados.
Por ahí hay ciertas referencias a ciertos personajes mediáticos y a ciertas problemáticas sociales (cómo el control de hidrocarburos por parte de las empresas multimillonarias) que serán relevantes para la trama.
Hasta esta parte todo marcha bien e incluso la cinta tiene momentos cómicos bastante destacables, con un detective Benoit que está en modo “bacano” y que se la está pasando fregón mientras desenvuelve las relaciones complicadas de estos “esnobs”. El problema de la cinta viene con el siguiente giro que termina por arruinar toda la trama
Alerta de spoilers (¿Que mamada fue esta?)
La historia repite uno de los tropos más ridículos en el género de suspenso y que ha sido abusado hasta el cansancio por las telenovelas: “el de la hermana gemela”
Resulta que el personaje de Andi no es ella en realidad, sino su hermana gemela Helen, quien tras el “suicidio” de su consanguínea busca a Benoit con la convicción de que ella no se inmoló, sino que uno de los miembros del círculo de Miles la mató porque tenía un documento que confirmaba que la creación de que su empresa no fue idea de Bron, sino de Andi.
El giro (deux ex machina digno de una telenovela barata) no solamente termina por generar “plotholes” horribles en la trama (como el hecho de que ¿por qué Andi fue invitada si de todos modos la iban a matar?), sino que es causada por una estupidez; si Andi estaba en una batalla legal con Bron (un multimillonario con cualquier cantidad de recursos) ¿por qué avisó por correo electrónico a todos los miembros del clan y al mismo Miles que tenía el documento que probaba su autenticidad intelectual? ¿Por qué no mostró inmediatamente el documento en tribunales antes de darle una oportunidad de actuar a un hombre con demasiados recursos? La manera en que Rian intenta crear drama o suspenso falso en esta parte de la historia es patético.
Para colmo, la cinta con este giro comienza hacer un “recap” de todo lo acontecido en la primera mitad, recreando todas las escenas de Benoit pero ahora con el conocimiento de esta revelación (en un clásico “No mostramos que el sabía, pero sabía”) que se siente inconexo, improvisado, sacado del culo y pesado, porque se tarde casi más de 25 minutos, (si algún espectador quería apagar la televisión durante estás escenas no los culpo).
Y a partir de aquí la película comienza a caerse de una manera espantosa, de paso no solamente crea un “deus”, sino un personaje “Mary Sue” (Helen) que no tenía nada de experiencia en el arte de ser detective, pero eso sí, termina por ser más chingona que Benoit.
En su enredo, las conclusiones eran más que obvias con respecto a ¿quien es el asesino? (por lo que el misterio es aún más escueto); ya una vez resuelto, una vez más la estupidez de nuestros personajes termina por ser la llave que mueve este trama y todo se hace cenizas porque nuestros héroes no tienen la prudencia o capacidad de “no cantarle la victoria “ al antagonista en cara, con una resolución que quizás es muy decente, pues en una especie de catarsis que regresa a las metáforas sociales. Helen encuentra la manera “No de romper el sistema”, pero si de utilizar los egoísmos de los poderes facticos para que le den la espalda al capital (al final probablemente esta gente siga siendo igual de mierda y solo van a cambiar de teta) en una conclusión agridulce por todo el desmadre del nudo.
Adiós al estilismo de whodunit
Aunque a nivel fotografía, edición y dirección Rian mantiene el nivel decente que le conocemos, si hay un detalle que se le tiene que reclamar, y es que se ha olvidado por momentos de la atmósfera “whodunit”. A pesar de que cumple con algunos elementos (como desarrollar la historia en una isla), el decorado es tan superficial y tan bonito que pierde la parte claustrofóbica o de encierro, y por consecuente la tensión clásica que debe tener un thriller de este tipo. Para cuando se acuerda que esto es una película de misterio se le hizo tarde; quizás esa crítica social le quita mucho la esencia “Agatha Christie” de la primer película.
Daniel Craig es un espía y detective.
Mención especial para el papel de Daniel Craig, quien carga con gran parte de la película. En una suerte de selección de casting todos cumplen correctamente sus papeles.
Calificaciones
Guion: 1.7 – Plantea muy bien su analogía de critica social, pero el deus ex machina le cuesta a la historia
Dirección: 2.5 – Cumple con los elementos técnicos básicos, pero no es un trabajo perfecto, pues se olvida de su atmósfera claustrofóbica “whodubit”
Actuaciones: 1.5 – Daniel Craig es un crack
Extras: 0.5 – Pues si… todo se ve muy bonito
Una vez más Rian Johnson es Rian Johnson, siendo ese director inconsistente que un día puede meter 5 goles y al otro 4 autogoles.
En otro intento de Hollywood por hacer su propio Parasite (porque son muy flojos para leer subtítulos), se han cargado quizás uno de los mejores intentos por una simple razón: concretarse más en el mensaje que en la historia. Así que mientras sus realizadores se sienten más líderes de opinión que directores o guionistas, estarán más cerca de The Menu, Triangle of Sadness o Glass Onion que un Parasite, y sus directores estarán más cerca de ser Rian Johnson que un Bong Joon-Ho.