Going Varsity to Mariachi: Coming of Age al Son de la Negra
Un error común en la mayoría de las cintas “coming of age” es retratar la adolescencia de manera superficial, sin entender la importancia que tiene en el crecimiento del individuo. Es una etapa en la cual el desarrollo de la independencia y la formación de la identidad son necesarios para continuar por el camino hacia la adultez.
Desde esa óptica, la pareja de directores Alejandra Vázquez y Sam Osborn, a través del documental Going Varsity to Mariachi, cuenta la historia de una banda de mariachi de una escuela preparatoria en Texas y su profesor, quienes tienen como objetivo ganar el campeonato estatal en su disciplina. Enfrentan varios obstáculos, como la inclusión de nuevos miembros, la salida de otros debido a la graduación hacia la universidad y un sinfín de problemas personales.
Aunque Going Varsity to Mariachi sigue los caminos comunes de las historias escolares y deportivas, su distintivo es la humanidad con la que narra sus historias. Esto se refleja, por ejemplo, en el entrenador Manuel Acuña, de quien se retrata desde su pasado y su vida familiar, hasta su amor por la música mariachi. Aunque en momentos se le muestra como un modelo ideal de docencia, el filme no teme exponer su lado más vulnerable, dotándolo de claroscuros y haciéndolo más cercano al público. Bajo esta ejecución, el profesor se convierte en el hilo conductor de todas las historias escolares mostradas: desde los estudiantes apáticos, aquellos que se esfuerzan al máximo en busca de una beca, hasta quienes enfrentan problemas personales que afectan su desempeño. La figura del maestro es crucial, ya que será a través de su experiencia y amor por el mariachi que intentará encaminar a estos adolescentes en su búsqueda de identidad a través de la música.
Quizás el momento más importante de Going Varsity to Mariachi ocurre cuando Manuel, desesperado por hacer que su equipo reaccione, les pregunta: “¿Por qué escogieron tocar en un grupo de mariachi en la preparatoria?” Y aunque algunas respuestas, de manera honesta, reflejan un profundo desinterés, la mayoría ve en este programa una forma de conectar con sus raíces (hijos de segunda generación de migrantes). La música regional se convierte en el conector entre esa búsqueda de identidad y el camino hacia la adultez (universidad), siendo el faro que guía este viaje hacia la madurez personal de cada estudiante.
En ese sentido, Going Varsity to Mariachi no es solo un documental sobre mariachi, estudiantes y competencias, sino una lección de crecimiento, mostrada a través del amor al arte o a una disciplina, y del abrazo a los orígenes como una forma de madurar.
También la parte técnica de Going Varsity to Mariachi juega un papel importante, especialmente en el montaje y la edición. De manera dinámica se entrelaza todo el contexto en el que se encuentra esta preparatoria, desde la importancia del mariachi a nivel local hasta llevarnos a la intimidad de los rivales, las historias personales de algunos miembros de la banda, así como las secuencias de entrenamiento y las competencias. Esta ejecución permite al espectador sumergirse a detalle en la justa, convirtiéndose en parte de este viaje a nivel sensorial.
Mención especial merece el sonido directo y su montaje. De entrada, la captación, especialmente en las escenas de competencia, no debió haber sido sencilla, y mucho menos la mezcla de una gran variedad de sonidos. Sin embargo, lograron crear un balance sonoro que permite apreciar con nitidez todas las piezas de mariachi que tocan los estudiantes.
Calificación
Guion: 3.8
Dirección: 4.1
Extras: 0.5
Calificación total: 8.4
Going Varsity to Mariachi es un estupendo documental que, a pesar de recurrir a los lugares comunes de películas centradas en competencias deportivas, gracias a un increíble montaje a nivel visual y sonoro que abarca todas las perspectivas posibles, termina por convertirse en un excelente coming of age sobre la etapa media y tardía de la adolescencia. La transmisión del conocimiento a un novato desde la perspectiva del profesor veterano, utilizando el mariachi como pivote, es conmovedora. De paso, rinde homenaje a uno de los géneros musicales más bellos y representativos de la música mexicana. ¡Ay, Mariachi de Oro, no te rajes!