Hamnet: El duelo detrás del ser o no ser
El misticismo detrás del origen de la obra más famosa de Shakespeare se revela a través de una desgarradora historia sobre la muerte y duelo, dos temas que la directora Chloe Zhao desarrolla de manera inclemente en “Hamnet”, pero que a gracias a los textos del propio Shakespeare y la gran actuación no de Buckely, sino de un niño que debería estar acaparando todas las nominaciones en la temporada de premios, alcanza un nivel de resiliencia casi poético.

Pero la resiliencia en Hamnet no es solo ante la pérdida, sino ante un primer acto que dentro de sus deficiencias logrará adaptarse al mejorar la narrativa de una manera avasallante. Esto no es para nada propositivo, pero irónicamente sirve a su directora para lograr un mensaje contundente sobre como una pareja atraviesa el duelo mediante el camino de la fortaleza y el arte.
Hamnet no empieza bien. Su lenta y contemplativa introducción relacional que dará como origen al fruto en cuestión, se ve no solo afectada por un romance fortuito y forzado, sino por un par de ideas semi desarrolladas sobre los dos personajes; por un lado, la estructura de aspecto surreal alrededor de “ella”, se da a manera de retazos poco cohesionados y que por consecuencia se sentirán como elementos que poco afectan hacía el desarrollo y clímax; por otra parte, la incapacidad dramática detrás de “el” afecta de manera grave la química entre actores y por ende resta credibilidad a lo falsamente pasional que se quiere estipular. En otras palabras, la moda y broma del momento llamada Paul Mescal, afecta de manera directa el funcionamiento de la interacción y por ende del relato, quedando este muy por debajo del registro de Jessie Buckley. Si a esto sumamos que el desarrollo detrás del trauma paternal, alcoholismo y llegada de William al teatro es un poco ignorado, tenemos como pronóstico algo que no podría terminar bien

La dirección de arte tampoco ayuda, pues los escenarios son pocos, cerrados y repetitivos, en algo que incluso se contrapone al estilo visualmente abierto de su directora, y que aquí se ve sacrificado por querer encontrar una visión más íntima y que cause ese acercamiento hacía con la pareja. Ahora bien, si algo pudiéramos rescatar de este primer acto, es la solemnidad con la que el guion trata el apellido “Shakespeare”, que nunca es mencionado y que como consecuencia logra esa mística sobre lo que estamos presenciado, un recurso inteligente que a diferencia de los otros si logra ejercer mayor injerencia en el porvenir del relato
Pero Hamnet se convertirá en uno de los relatos más humanos, bellos y trágicos precisamente con la llegada de Hamnet. Chloe Zhao y su relato encuentran el rumbo con el cautivante desarrollo fraternal y paternal visto desde la perspectiva de los tres hermanos (en especial de Hamnet, haciendo hincapié en su relación y sueños) hacía los retos familiares que deben afrontar: la ausencia del padre, que persigue su carrera en el teatro, la vida con una abuela recia, pesimista y que vive en constante duelo, la economía, las mudanzas, las creencias y supersticiones de la madre, y finalmente la peste, enfermedad que agobiará a la familia y que denotará el primer gran giro de la trama, el cual si bien pudiera deducirse a través del propio título de la cinta, es en su ejecución donde el impacto emocional no tendrá ninguna misericordia ni retorno para el espectador.

En este punto podríamos incluso situar a Hamnet como uno de los relatos que más cruda y solemnemente han retratado a “La Muerte”, incluso siendo esta materializada a través del miedo, el diálogo y los elementos surreales que rodean a la familia. La partida de Hamnet es en si un momento duro de presenciar, desde las causas, la elección accidentada del mismo joven y finalmente la agonía mostrada en los brazos de su madre, Chloe Zhao no guarda ninguna concesión hacía con el espectador, mostrándonos lo que quizá sea una de las muertes infantiles más veraces e impactantes que se hayan visto en el cine.
A partir de aquí el relato cambia, así como también lo hace las resquebrajadas almas de los padres y su dinámica familiar. Zhao es capaz de por fin no solo cohesionar el aspecto “surreal” en el tour de forcé de Buckley, sino también expandir una atmósfera de verdadero duelo dentro y fuera de la pantalla ¡Vaya! Que incluso y con todas las deficiencias de Mescal, logra sobrevivir a su inutilidad histriónica para poder hacer un nexo magistral entre el duelo y la obra porvenir: Hamlet

Incluso con un mayor dinamismo y siempre con el cuestionamiento del porqué ignorar el tratamiento en el duelo de la figura paterna en casi todo el metraje, la respuesta de Zhao hacía esto será contundente y se encuentra en la primera presentación de la obra, una de esas secuencias que quedarán enmarcadas como uno de los “momentos favoritos del cine”. Mientras la madre no encuentra la respuesta ni dentro ni fuera de su realidad al dolor de la pérdida de su hijo, culpando en mucha parte a él y a las decisiones conjuntas que se tomaron como pareja, será la presentación de Hamlet en el teatro de Londres no solo el hermoso catalizador emocional que dará sentido y concluirá el duelo de ambos, sino también el pasaje final de Hamnet entre aferrarse al mundo de los vivos a causa del sufrimiento de sus padres, y trascender finalmente al otro plano.
Por otra parte, Shakespeare encontrará la manera de comunicarse, de vivir su duelo y redención a través del arte, viendo materializada su alma, dolor y sentir a través de la trágica historia de aquel príncipe, del ser o no ser. Hay que decirlo, la secuencia es bella, avasallante, catártica y uno de los mejores momentos fílmicos del año, una conclusión y clímax que incluso sirven como anestesia a un relato que no empezó bien, pero que termina de la mejor manera posible

Hamnet quizá sea más impactante para los padres, incluso pudiera ser una cinta considerada de nicho, pero es innegable su progresiva mejora y humanismo hacía con un tema difícil de retratar, y que aquí se ve respetado y ensalzado por una buena dirección y un par de momentos fastuosos.
Pero el verdadero “ser o no ser” aquí es ¿Por qué Mescal y no el niño Jacobi Jupe como Hamnet está acaparando la atención, nominaciones y premios? Una de las mejores actuaciones infantiles que se hayan visto por sobre un actor que es en todo momento, la mas grande deficiencia de la película
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I think the movie does a fantastic job of conveying the emotional toll of grief, but I do agree with you that the chemistry between the leads feels a bit off. I wonder if the film’s pacing also contributes to this sense of emotional distance.