Hombre con H: Por atreverse a ser libre

El cine brasileño vive una nueva era dorada gracias a la exposición de Walter Salles y Fernanda Torres, logrando que muchos supieran que hay mucho cine carioca más allá de “Ciudad de Dios”. Esto también permite una mayor distribución de una de las principales fuentes cinematográficas de Latinoamérica a expandir mejor sus horizontes y competir mejor contra el exterior. Entonces, ¿qué pasa cuando toman el género de la biopic musical y lo moldean a su imagen y semejanza? Se obtiene “Hombre con H”, una obra con sabor propio y que otorga al mundo una mayor exposición a uno de los artistas latinos más importantes de la historia.

En esta ocasión, la historia deHombre con H cuenta la vida de Ney Matogrosso y su imparable búsqueda por obtener la libertad que, de una u otra manera, se le negó por mucho tiempo. Debo confesar que no sabía nada de él antes de ver esa película, pero no sólo ha cumplido con despejar las dudas, sino de presentarlo de la manera más clara posible. Como toda biopic musical, es inevitable que caiga en varios clichés y tópicos comunes que plagan este género (es ley que todo cantante debe tener “daddy issues” para alcanzar el éxito), pero a diferencia de lo que suele verse, Esmir Filho no busca glorificarlo ni victimizarlo, sino expresar su sensibilidad y actitud frente al mundo.

Si bien muestra bien las diferentes etapas de su vida, desde la infancia, la adolescencia y la adultez, también evade la narrativa típica (como enfatizar el ascenso y caída o los problemas con las drogas) porque prefiere centrarse en el vencimiento de las barreras a las que se enfrentó en vida, ya sea salir del clóset, su salida del grupo Secos e Molhados, la dictadura brasileña, la epidemia de SIDA o el punto donde yace la mayor carga emocional: la oposición y el nulo apoyo de su padre a su carrera artística y a la idea de volverse famoso. Esta tensión familiar añade más profundidad y muestra que los obstáculos internos pesan más que los externos, sobre todo los que vienen dentro del entorno familiar.

Un punto importante que aborda Hombre con H es la homosexualidad del cantante. Sin tapujos y de manera tan clara como honesta, la vuelve una ampliación de su personalidad y la complementa con una fotografía diseñada para hacer una inmersión en su psique, de manera que cada número musical es una forma de expresión de su espíritu. La mezcla de fantasía y memoria da pauta a muchas imágenes eróticas que, aunque llegan a excederse en el morbo de sus escenas sexuales al punto de incomodar, sirven como añadido a su símbolo de oposición al sistema. De hecho, la puesta en escena recuerda mucho al trabajo de Pedro Almodóvar, pero nunca cae en el tono telenovelero conocido del manchego, sino que se aproxima más a lo hecho en “Rocketman” y “Better Man”.

Jesuita Barbosa no actúa… él es Ney. Captura a la perfección y con intensidad la mirada, los gestos, la presencia escénica y la inquietud de un alma marginada por el dolor, que llegó a dónde está por siempre llevarle la contraria a la rectitud de su padre (un intenso y creíble Rômulo Braga como veterano de la Segunda Guerra Mundial), que tuvo que guardar silencio antes de poder cantar, quizás endurecer su piel para luego abrir su corazón. Todo consigue que, pese a la excentricidad que emana el artista, uno lo entienda en sus momentos más vulnerables y que el sentimiento de pérdida que aparece en el último acto sea inevitable.

Si bien al cine gay le cuesta mucho contar algo que implique salir de los temas comunes, Hombre con H hace una buena representación de su comunidad, y aunque no podrá gustar a todos (sobre todo por su ritmo lento), funciona como un homenaje poético, emotivo y necesario a la existencia de uno de los mejores cantantes de todos los tiempos. Y nos recuerda que hacer arte implica ser valiente ante el mundo sin miedo a lo que los demás digan. Obligatoria para los fans de Ney, y para quienes no lo son, es una gran introducción a su música.

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Acerca del autor

Uriel Salvador     twitter.com/UrielSalvadorGS

Escritor, analista, crítico, gamer, investigador, actor (especializado en doblaje), fotógrafo. Pero ante todo, soy un amante del cine.


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