Hunger: Ser “Master Chef” es tener hambre de superación
Preparar una receta gourmet es una alta exigencia para la imaginación y el conocimiento del erudito en el tema. El mundo gastronómico está repleto de técnicas para encontrar los sabores adecuados en comidas refinadas, que además requieren una impactante presentación para que al momento de observarlos te derritan el paladar y te despierten ese instinto de voracidad para degustar ese plato único.
Toda esa noción de preparar suculentos platos lo entiende acertadamente esta película tailandesa que es una de las más vistas en Netflix. “Hunger” es dirigida Sitisiri Mongkolsiri, quien comprende correctamente cómo funciona la dinámica de trabajo y de mercado de la gastronomía, no omite detalles significativos de este arte culinario y aprovecha para plantear una crítica social a varios temas sociales. De ninguna manera merece ser comparada con la pésima película The Menu, que divaga en sus tramas. Hunger es una sorpresiva y entretenida cinta que sobresale por su adecuada propuesta.
La parte estética del film presenta una cinematografía elegante con un acertado uso de la iluminación y colores para cada escena y secuencia, específicamente cuando exhiben y preparan los platos en cada evento culinario. La escenografía está bien cuidada, especialmente cuando se presentan los increíbles shows de cocina.
Este film inicia impecable con la presentación coordinada al estilo militar de cada uno de los asistentes del chef y demuestran con un gran profesionalismo el plateo de un plato con langostinos en salsa de caviar, que lo clientes los disfrutarán hasta chuparse los dedos, mientras que en el otro lado de la ciudad una tranquila cocinera prepara unos tallarines salteados, que sus comensales saborean con gran placer. Y así inicia esta interesante trama presentándote los dos puntos vista de la cocina. La historia narra que el prestigioso restaurante Hunger está reclutando nuevos asistentes e invitan a la tímida cocinera para que se presente en la audición. Ella busca sacar a su familia adelante, pero también quiere superarse en la profesión que ama y es invitada por uno de los miembros del equipo del restaurante, ella posteriormente conocerá a uno de los chefs más importantes de su país, quien será su mentor para bien y para mal.
Esta producción propone algo muy interesante; la tridimensionalidad narrativa de sus personajes principales los coloca sobre la mesa magníficamente bien desarrollados, sin desviarse en ningún momento del tema central. Uno de los personajes es la joven cocinera Aoy (Chutimon Chuengcharoensukying) quien se presenta como una mujer delicada y callada, pero con un gran temperamento para tomar decisiones bajo presión y su determinación para aprender y mejorar sus técnicas de cocina; es un personaje que aprende de sus errores y va evolucionando correctamente de acuerdo con la dinámica de la historia, uno de los personajes femeninos mejores escritos desde la película Pearl.
El otro es uno de los mejores antagonistas del año y su nombre es el Chef Paul, interpretado y bien estudiado por al actor Nopachai Chaiyanam, quien le imprime una buena dosis de realismo, equilibrando los objetivos y el extremo profesionalismo de su personaje, que se ciega en su perfeccionismo y egocentrismos, un tipo que dice lo que tiene que decir sin filtros, en ocasiones con arranques iracundos, sabemos cómo nacieron sus complejos sociales y adonde se dirige con su empresa gastronómica. Ente estos dos personajes sobresale les complementa un secundario, el asistente número 2 del chef Paul llamado Tone (Gunn Svasti), quien divaga entre lo correcto e incorrecto, es la buena persona que no se sabe a favor de quien estar, mediante su hipocresía; trata de manipular situaciones a su favor. Este trípode otorga el equilibrio narrativo para profundizar temas sociales principalmente como el consumismo y las clases sociales, tres personajes que salieron de la pobreza, pero con diferentes metas y actitudes.
Hay una escena muy importante con respecto a un detalle sobre cocina, la alergia a la comida y el profesionalismo del Chef Paul para solucionar algo crítico en cuestión de segundos (situaciones reales). Uno de los asistentes se ha olvidado que uno de sus consumidores es alérgico a los camarones, el chef Paul se percata unos instantes antes de servir el plato y lo soluciona de una manera lógica y eficiente. Una escena que nos deja varias enseñanzas e interpretaciones, posteriormente esa situación aportaría a aumentar los conflictos y dilemas en el desenvolvimiento de la trama.
Otro punto alto la edición en el sonido, se usa adecuamente la música con toques de jazz, pero queda en silencio en las escenas justas para escuchar los sonidos de cómo se enciende la estufa, el sonido del fuego cuando roza con la paila al freír, del corte de las carnes y del sonido cuando mastican cada alimento.
Y justamente la crítica social en la película se origina cuando se prepara los platos de acuerdo con los diferentes grupos que conforma una sociedad, porque la comida sabe diferenciarlos con facilidad: los políticos, la gente de escasos recursos, la clase media y la clase alta. Hasta los influencers reciben su crítica, dando la impresión de que es una nueva clase social. Así mismo, se desarrolla como funciona el mundo del negocio gastronómico y su desbalanceada competencia, lo fácil que es quebrar si no eres constante. ¿Es necesario la ambición? ¿Hasta qué punto es necesario el éxito? Todas interrogantes nacen directamente con el título de la película “Hambre”, los humanos queremos devorar todo. Me he olvidado de los diálogos, que magníficamente bien planteados, ninguno es de relleno. Y Hay una frase que el gran chef Paul “El hambre despierta los instintos primarios”, nos recalca que no olvidemos que los humanos pertenecemos al reino animal, la comida despierta nuestros bajos instintos.
Realmente esta película da para analizar bastantes puntos y es ¿recomendable? Si súper. ¿Hay algún punto en contra? Hay detalles durante el tercer, pero necesito spoilear para analizar. Así que, les dejo para que ustedes lo descubran.