Immaculate: Sin originalidad concebida.

Un convento más escalofriante que cualquier casa embrujada, sacerdotes malvados que lucen como el Emperador Palpatine, monjas del terror con mala actitud ¿Les suena? ¿Cuántas veces hemos visto lo mismo? Este año podemos contar dos películas con la misma temática: La Primera Profecía y la que nos ocupa, Inmaculada (Immaculate).

No es de extrañar que en estos tiempos de intensos polarización y activismo tengamos películas en las que todo el mal se genera dentro de la siempre efectiva villana Iglesia Católica, cuyas enseñanzas van en contra de determinadas causas sociales muy en boga en estos días. Y al final lo que sufre es la originalidad en las historias que se nos narran. Inmaculada, una buena producción a pesar de todo, no es la excepción.

¿De qué va?

Tras el cierre de su parroquia por falta de fieles, la novicia estadounidense Cecilia (Sydney Sweeney) viajará a un pintoresco convento en Italia para profesar sus votos perpetuos y unirse a la congregación. Por supuesto, el susodicho convento es un nido de ratas y serpientes donde se cometen las más sucias fechorías.

Doctrinalmente Fiel

Los paralelismos con La Primera Profecía son obvios, aunque aquí se recurre al misterio y a la intriga en lugar de lo sobrenatural. Los sustos están correctamente colocados y el gore hace una triunfal aparición hacía el lapso final de la cinta. La ambientación, la música y la imagineria cumplen a cabalidad y la caracterización de la increíblemente hermosa Sydney como la receptora de las más bíblicas maldiciones es notable. Se deja ver con fluidez y nos mantiene en vilo correctamente, pero…

Pan y vino con lo mismo.

Pues nada, lo de siempre: en los oscuros pasillos de un tétrico convento y las escalofriantes catacumbas debajo ocurren los más terribles sucesos en búsqueda de desatar catástrofes bíblicas. Sabemos que la Iglesia Católica es uno de los villanos más gustados, pero aquí todo resulta tan original e ingenioso como un negocio de tortas ahogadas en Guadalajara o de Alitas Boneless en Monterrey.

Pero ¿entretiene?

Vale el precio del boleto, pero nada más. Los fans de Sydney se deleitarán con una de sus mejores actuaciones, eso sí.  Quienes no la vean, no se perderán de mucho. Quienes sí, lo pasarán decentemente bien, pero no esperen demasiadas sorpresas. Para ir a cenar después.

ALERTA DE SPOILERS

Análisis religioso y científico de Inmaculada.

La película plantea que el supuesto ADN de Jesús De Nazaret, presente en uno de los clavos de la cruz recuperados por Santa Helena, madre de Constantino, es usado para experimentar y hacer que una mujer dé a luz al nuevo mesías. Más allá de las creencias religiosas, tal cosa es imposible: extraer ADN viable de un objeto de dos mil años de antigüedad no es factible, pues este se habrá deteriorado al punto de apenas poder identificarse como humano.

Ni qué decir de lograr combinarlo con el ADN de una mujer viva para dar lugar a un embrión humano capaz de alcanzar la madurez.

En cuando a lo religioso, el título interpreta equivocadamente el término “Inmaculada”. La Inmaculada Concepción no se refiere al nacimiento virginal de Jesús sino a que Su madre María fue concebida y nacida sin el Pecado Original, del cual nos libra el bautismo según la fe católica.

El filme muestra a una monja orando en el suelo, con el rostro en tierra, como una terrorífica anomalía. En la vida real, el orar en dicha posición y posteriormente ponerse de pie es parte del rito de los votos perpetuos de una monja al ingresar a la vida conventual, representando la “muerte” para el mundo y un renacer como “esposa de Cristo”. Por otra parte, las monjas no van de un lado a otro según su conveniencia para la toma de sus votos. Sus traslados dependen de la diócesis a la que pertenezcan y otros factores. Es difícil, por lo tanto, que una novicia gringa pase a una diócesis italiana así como así.

En síntesis, es un divertimento correcto en su función pero impreciso en su retrato de los hechos.

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Acerca del autor

Dr. Dark    

Médico de profesión y cinéfilo de corazón. Amante del buen cine y destructor del que no lo es.


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