Joyas Ocultas de la Animación: Mary and Max
God gives us our relatives, thank God we can choose our friends.
Ethel Mumford
En un mundo plagado de cosas imperfectas y sobretodo injustas, aquellos que buscan darle un orden y un sentido a toda esta locura que llamamos la Vida, son los que tildamos de locos e inadaptados al no rendirse en su búsqueda por lo que parece ser, una empresa inalcanzable. Pues bajo esta perspectiva es como se desarrolla la historia de la que les voy a hablar el día de hoy, la cual me fue recomendada por Bedub, Kim y hasta Mr Wolf, por lo que tuve la ligera sospecha de que la película quizás estuviera buena.
Mary and Max es una historia de dos personajes que viven lo más alejados que se puedan imaginar el uno del otro y no sólo de manera geográfica, sino que en el aspecto de la edad, ya que Max es un hombre de 44 años y Mary una pequeña niña de apenas 8 años de edad. Pese a las distancias y obstáculos en su relación, se percatan que poseen muchas cosas en común; y es que desde la introducción vemos que la infancia de la tierna protagonista ha sido todo menos sencilla con un padre que prefiere pasar tiempo disecando aves que encuentra atropelladas en la carretera y una madre que alcohólico y con depresión.
Pero un evento meramente fortuito lleva a Mary a decidir que va a escribirle al viejo solitario Max y de ahí en delante veremos el mundo a través de estos inadaptados que buscan futilmente encontrar ese mundo perfecto que los evade continuamente y una realidad plagada de humanos crueles que no pierden su tiempo para demostrarles su error.
Mary and Max es una historia cargada de mucho humor negro y temas bastante serios que se tratan de una perspectiva no tan seria, que es uno de los mayores logros de la cinta. Con una serie de sucesos que cuando pintan para ser rosas y bonitas, de alguna forma el guionista se las ingeniaba para tocerlo y teñirlo de una tonalidad menos brillante, pero que entretiene como pocas cintas y sea de paso hay que comentar que posee uno de los finales más entrañables y hermosos que se puede esperar. Si usted no derrama una lágrima en ese grand finale, le tengo noticias, no es un ser humano.
Escrita y dirigida por Adam Elliot (Harvie Krumpet) quien le imprime una estética muy propia y lograda que en momentos puede ser considerada grotesca pero que encaja a la perfección con la atmósfera del relato y lo que se busca transmitir, ya que no veremos cosas lindas ni ponys rosas o cacas de colores, sino una realidad que se podría considerar asfixiante, en este caso para nuestros protagonistas. En el apartado de las voces contamos con la actuación de Philip Seymour Hoffman como la voz de Max, de Mary como niña la voz es prestada por Bethany Whitmore, mientras que Toni Collete interpreta a la versión adulta de la protagonista. Erica Bana también nos acompaña como la voz del ineterés amoroso de Mary y la voz del narrador corre a cargo de Barry Humpries.
Más que una historia de romance, amor o amistad, la principal moraleja de esta historia (que no es para niños) es aprender a vivir con unos mismo, aceptarse y así poder aceptar a los demás. Altamente recomendable si le gusta la animación y buscan algo que no es para niños o que diga Disney o Dreamworks en los créditos.
¡Hasta la próxima!
5 Comments
Después de la paliza injusta que le diste al maestro taiwanés Hou Hsio- Hsien y su bella “El asesino”, das en el clavo al reconocer que esta cinta australiana es inteligente y sabia.
Te conmino a que en el futuro (o ahora) me rebatas la valía de “The Assassin”.
Saludos
Que bueno que a pesar de todo su mal gusto puede apreciar una cinta tan buena como esta! No se crea, sabe que estoy bromeando, pero con respecto a The Assassin solo le diré algo fuera de todo insulto y palabra rebuscada: Es aburrida a muerte.
Saludos!
Saludos, Arqui Cruz. ¿No será que Ud. no es crítico de verdad, sino un espía corporativo? Tranquilo, yo también bromeo.
Mira, amigo, Ang Lee popularizó el género del “wu xia” para Occidente (y también lo banalizó) cuando El tigre y el dragón se convirtió en un éxito global. En este filme extraordinario del taiwanés, que resulta como encontrarse con la “novedad” de ver una obra maestra del género , ningún personaje vuela por los cielos y lo fantástico se apodera de la puesta en escena. Si hay música, es de la misma época en la que tiene lugar la historia (a veces las melodías de antaño están acompañadas por ritmos percusivos electrónicos propio de la música contemporáneas). Y hay que prestar atención, porque apenas se escucha. EL kitsch culto de la música clásica global se difumina. Yo-Yo Ma no toca ni una cuerda.
Antes de hablar sobre lo que pasa visualmente en la peli es adecuado insistir en el sonido. La repetición educa imperceptiblemente: en el cine, la audición es coja. Todo suena fuerte y fragmentado, y el silencio resulta una interdicción. Hay una escena magnífica en la que una mujer toca el “guqin” mientras cuenta una historia que denota el lugar simbólico de la protagonista. El espacio entre una nota y otra es notoriamente extenso, como los movimientos de sus manos. Ese intervalo opera como una reeducación de la escucha. El plano general es además hipnótico, porque los colores, el instrumento y la figura de la mujer constituyen una estampa de un siglo lejano que todavía hace más extraño esa forma de trabajar el sonido. En esa escena está desplegado todo un sistema poético que se despega de todo lo que vemos. Silencio y parsimonia adquieren otro significado. Es una criba, una desintoxicación perceptiva.
Habría que decir que El Asesino tiene lugar en la China del siglo IX, y si alguien nos contara que Hou viajó a través de una máquina del tiempo para rodar su película, podríamos creerle. Shu Qi (¡hermosa!, y ya han pasado años de “Millenium Mambo”) es una asesina entrenada en artes marciales por una monja misteriosa. Su misión pasa por liquidar a los hombres de poder. El dilema del personaje es que en cierto momento le tocará matar a alguien con quien está ligado. Una asesina debe suprimir cualquier indicio humanista, ese es el Leitmotiv dominante. Débil o sensible, los sentimientos se impondrán al oficio. Hou, no obstante, no circunscribe el drama a una cuestión íntima; su película enseña los vericuetos del poder. Ayer fue la dinastía Tang, hoy, quizás, se trate indirectamente de una nueva configuración del poder. Las dinastías de hoy son los “grupos empresariales”.
Desprovista de primeros planos, la distancia es aquí una regla de registro. Los detalles son esplendorosos. El mobiliario, los objetos, el desplazamiento de los actores en el espacio, el visionado lejano de las coreografías de las luchas. Se sabe que Hou nunca da a conocer a sus actores desde dónde estaba filmando la escena, lo que implica una sorpresa doble: los actores y los espectadores viven sorprendidos. A todo esto, hay que mencionar que el cineasta ha reinventado la luz, y en especial los matices del color rojo. Los interiores suelen estar alumbrados por velas. Es el siglo IX. Así, Hou ha conquistado dar con las graduaciones del rojo en su camino de transformación al amarillo, combinando vestuario, objetos y figuras humanas con el choque de la luz sobre éstos. Cuando en sus severos aforismos Bresson hablaba de “la fuerza eyaculatoria del ojo”, he aquí una prueba empírica. Visualmente, este film es un orgasmo perceptivo.
Dispense si me explayé, pero su evaluación la respeto, pero no la comparto e interprete esto como mi tardía réplica a su crítica. Y si para Ud. es aburrida, yo le veo las virtudes que acabo de describir.
Saludos mi desubicado amigo!
Primero, este es un post de animación, así que no me haga estas cosas por favor.
Segundo: Menos es más, presumir su conocimiento en estos lances no le sirve para alguien como yo.
Tercero: Todos sus reclamos tiene respuesta en el post que dediqué a esta soporífera película.
Cuarto: Sabe que lo quiero por eso le conteso XD
Gracias por tomarse el tiempo de comentar
Saludos, mi tampoco bien encaminado crítico
Primero y nada más: Yo también lo quiero y de ahí mi respuesta; no importa que simule enojo. Un abrazo.