Juror #2: 94 años de experiencia la avalan

Ya sabemos que, aunque asegure 20 veces que es “su última película”, solo hay una manera en la que Clint Eastwood deje de hacer cine, por lo que a sus 94 años y más lúcido mental, artística y narrativamente que Coppola, Scott y Cameron juntos, no solo lleva a cabo su 40° largometraje como director, sino que también “Juror #2” sea quizá su mejor película en el banquillo desde “Gran Torino” (2008). Uno pensaría que con la posición que goza Clint, Warner Brothers le daría el lugar que merece a esta nueva producción, pero nada más alejado de la realidad, pues mientras Eastwood le ha mantenido el changarro a estos malparidos durante décadas, los ejecutivos han decidido mandar a su nueva cinta a dormir, con muy poca distribución y prácticamente una nula promoción fuera de su país de origen.

Este contexto es necesario para definir la naturaleza e incluso la estructura narrativa de “Juror #2”, y es que pareciera que Clint, sabiendo a lo que se enfrentaría (discriminación por su edad y/o relegación por bodrios comerciales), lleva a cabo un thriller judicial – moral que brilla gracias a su magistral ritmo y peculiar progresión de hechos, no solo dando una cátedra en cuanto a la disección del caso a narrar, sino además promoviendo a este como un elemento distractor constante para el verdadero objetivo de la trama: juzgar al jurado

La historia de un individuo que, siendo parte del jurado que decidirá el destino de un acusado por asesinato, deberá forzar al sistema judicial para exonerarlo, pues él fue el verdadero culpable del crimen. No se preocupen, pues esto no es un spoiler, pero si el primer gran valor de “Juror #2”, pues un Eastwood de 94 años y sin ningún tiempo por perder, comienza confrontando a la audiencia con la verdad casi de manera inmediata, por lo que el relato no tratará sobre lo que fue o no real, sino sobre el juicio y dilema moral del protagonista, las causas y las consecuencias antes de provocar aquella muerte y por supuesto, la disección emocional progresiva en base a todos los factores externos que influirán en su decisión final.

De manera casi interactiva, Eastwood provoca a la audiencia para que esta se convierta a su vez en otro jurado ¿Qué es lo que harías en el lugar de aquel “Juror #2”? ¿Cuáles serán los sacrificios de cada decisión que tome este individuo y como afectará a su entorno familiar – social? No solo esto, y es que a pesar de que la verdad está revelada, Eastwood entreteje una subtrama de intriga y redención nacida de los abogados, el defensor y la fiscal, los cuáles abordarán también una crítica hacía el sistema judicial estadounidense, pero sobre todo hacía aquellos abogados más preocupados por la política que por buscar e impartir la “verdadera” justicia.

Pero recordemos que donde hay un jurado, hay otros 11, por lo que Eastwood, dándose incluso el tiempo de homenajear de manera sutil a Sidney Lumet y su “12 Angry Men”, hace de “Juror #2” también uno de los pocos retratos intimistas dentro de una sala de jurado, mostrando el proceso de votación y decisión de la “justicia”, pero también de como el sistema, en su variedad de personalidades, trasfondos, prejuicios, ideologías y clases sociales, no sea tan “justo” después de todo.

Es dentro de la intimidad de la sala de jurado donde desgraciadamente también se revelan ciertas mañas del guion en “Juror #2”, reflejados en una serie de coincidencias que se asemejan más a “deus ex machina” que a situaciones mejor estructuradas, como por ejemplo la presencia de no uno, sino dos “infiltrados” sociales que no deberían estar ahí, y en donde también la calidad actoral es muy dispar, dando los peores momentos histriónicos de la cinta y que, en su propósito por homenaje a Lumet, es también donde de manera irónica y en términos comparativos, palidece con mucha obviedad.

Estas fragilidades son solventadas por un hábil manejo de la tensión cuando Clint Eastwood prácticamente tense más la cuerda narrativa cada 15 minutos; ya sea con una nueva evidencia, una situación incriminatoria o un movimiento extra de cualquiera de los abogados fuera de la corte, tanto el ritmo como la decisión y el destino final del “Juror #2” parecen cambiar de minuto a minuto, nunca dejando algo establecido o predecible en su final, el cual por cierto, es uno de los mejores y más sofisticados dentro de la filmografía de Eastwood en los últimos años, y donde el cual hasta el último segundo antes de los créditos, no deja de haber esa elegante y apremiante sensación de tensión.

En cuanto al reparto de “Juror #2”, es de elogiar el crecimiento dramático de Nicholas Hoult, el cual es capaz de aguantarle el ritmo a un Eastwood que lo zarandea emocionalmente de escena a escena. Brillan por su naturalidad Toni Collette, Chris Messina y hasta J.K Simmons en un excelente, pero fugaz papel, pero también resaltar la excelente maniobra de Zoey Deutch como la esposa del protagonista, y en donde dicha química también explora un pasado en donde el alcohol, el duelo y la depresión puedan ser al final algunos elementos que cambien toda la narración. Un maestro Clint Eastwood, pero también un primer gran hit para el guionista debutante Jonathan A. Abrams (o será que estamos ante otro de los fantasmas rentados de Eastwood)

También en lo actoral – guion hay dos factores que necesitan corrección en “Juror #2”, con la incursión de ciertos personajes sin una real injerencia en el proceso, siendo Kiefer Sutherland el ejemplo más claro, y la deplorable actuación de Gabriel Basso, una decisión horrible del casting y que hace perder la credibilidad en un papel de mucha importancia para la trama.

En definitiva, “Juror #2” no solo es ahora el más reciente bastión de calidad narrativa de una leyenda viviente, sino un thriller judicial distinto, que explora nuevos límites y que propone una profundidad emocional – psicológica que solo pueden originar y encausar los grandes. Tensa de principio a fin, con un final tan genial como agridulce, y con una verdad revelada que se va transformando en un estudio – crítica sobre el sistema judicial estadounidense, vayamos poniendo a esta cinta dentro del top directivo del maestro Clint Eastwood.

Y tú, si tu Warner Brothers, vas a chingar a toda tu madre.

Etiquetas:  

Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*

*

*