Knives Out tiene todo para ser la película del año
Primero que nada: Rian Johnson es un genio. Su visión única y su forma de subvertir las expectativas lo vuelve uno de los directores estadounidenses contemporáneos más intrigantes, con una visión clara y precisa de exactamente qué historia quiere contar un corto y cómo, presente en su trayectoria fílmica (Brick, Brothers Bloom, Looper, Star Wars: The Last Jedi) y televisiva (Breaking Bad) que respalda cualquier clase de hype que tenga ligado a su nombre.
Segundo: su nueva película, Knives Out (‘Entre Navajas y Secretos’, nada mal), retoma el subgénero policíaco popularizado en la literatura de Agatha Christie, conocido popularmente como whodunit, en el que se presenta una muerte ocurrida en circunstancias misteriosas y la investigación que busca resolver quién lo hizo y por qué. Precisamente por eso, es mejor no saber nada sobre la historia antes de verlas (o leerlas). Lo único que necesitan saber sobre Knives Out, si de verdad necesitan alguna pista antes de entrar a la sala, es esto: un astuto detective, Benoit Blanc, investiga la muerte de un poderoso autor de novelas de misterio, patriarca millonario de una familia excéntrica.
Antes de continuar, recomiendo, de verdad, pausen la lectura hasta después de haber visto la película. Si decidiste continuar leyendo este texto a pesar de eso, no me hago responsable.
El guion de Johnson es una elaborada historia con múltiples giros que hacen que sea única en su tipo. Aunque los personajes son clásicos del subgénero (cada uno definido por profesión y vestuario), los problemas que expone son característicos de los estadounidenses blancos de clase alta, y los desmenuza con agudas conversaciones entre ellos mismos. El desarrollo de la historia y los personajes expone una fina y precisa crítica a esta sociedad, razonando que el dinero inhibe la capacidad de sentir empatía por los demás (incluso por otros de su misma clase) y que muchos de los discursos sociopolíticos gringos se afilan o suavizan dependiendo de cuál sea su objetivo y a quién se dirigen. La ágil edición de Bob Ducsay nos mantiene al borde del asiento, y el genial tino cómico, tanto del guion como del reparto, alivia y genera suspenso por igual.
El tesoro central de esta película es el reparto: incluye a Daniel Craig, Chris Evans, Christopher Plummer, Jaime Lee Curtis, Michael Shannon, LaKeith Stanfield, Toni Collette, Don Johnson, Katherine Langford, y Ana de Armas. De Armas es, sin duda, genial: le da una fuerza y profundidad increíble a su personaje, clave dentro de la historia, y sostiene la película entera. La actriz cubana, quien tuvo un prominente inicio en Knock Knock y tuvo un papel relevante en Blade Runner 2049, demuestra a las grandes audiencias que tiene la capacidad para hacer maravillas. Por otro lado, es refrescante ver a Craig en un papel muy lejano a su personaje recurrente, y Evans tiene un prometedor retorno al cine ajeno al de superhéroes.
Ingeniosa, intrigante y con una estética brillante, Knives Out es una película de las que creí ya no veríamos de nuevo en cines: es apta para todas las audiencias, se arriesga tanto en forma como en fondo, y es de las mejores películas del año. Así de sencillo.